Constructores sabios y necios

Franklin Riera

Constructores sabios y necios

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Constructores sabios y necios | Predicas Cristianas

INTRODUCCIÓN

Queridos hermanos, hoy nos reunimos para reflexionar sobre una de las enseñanzas más impactantes de Jesús en el Sermón del Monte, que nos invita a autoevaluarnos y a considerar qué tipo de constructores somos en la vida.

Imaginemos dos hombres, constructores que desean crear un hogar. Uno construye sobre la roca y el otro sobre la arena. Esta metáfora no solo describe el lugar de construcción, sino cómo edificamos nuestras vidas. La vida es una construcción; cada decisión y valor que seguimos son los ladrillos que determinan si nuestro hogar resistirá las tormentas o se desmoronará.

En Mateo 7:24-27 y Lucas 6:47-49, Jesús nos enseña que quien escucha y pone en práctica Sus palabras es como un hombre sabio que construye sobre la roca, mientras que el que ignora estas enseñanzas es un necio. Reflexionemos:

  • ¿Estamos aplicando las enseñanzas de Cristo en nuestra vida diaria?
  • ¿O simplemente escuchamos y confiamos en nuestra propia razón?

Cada día es una oportunidad para construir, y ser un constructor sabio implica decidir hoy edificar sobre la roca que es Cristo. Este mensaje es tanto una advertencia como una invitación a vivir con propósito y fe.

¡Adentrémonos juntos en esta enseñanza esencial de Jesús! ¡Que el Espíritu Santo nos guíe!

I. LA ELECCIÓN DEL FUNDAMENTO (MATEO 7:24-25)

1. La sabiduría del constructor prudente.

Hermanos, en Mateo 7:24-25 encontramos la figura del “constructor sabio”, que no solo escucha las palabras de Jesús, sino que también actúa. La Escritura dice: “Todo el que oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca”.

Al hablar de “escuchar”, Jesús se refiere a una escucha activa que transforma, donde las enseñanzas se internalizan y aplican en la vida. La roca es un símbolo de Cristo y Su Palabra, un fundamento inquebrantable. La vida cristiana requiere más que fe; necesita obras. Santiago 2:14-26 nos recuerda que la fe sin obras está muerta. Un verdadero constructor sabio tiene una fe activa que se manifiesta en acciones.

Hoy, preguntémonos:

  • ¿Estamos construyendo sobre la sólida roca de Cristo?
  • ¿Nuestras decisiones reflejan Su sabiduría?
  • ¿O nos dejamos llevar por la cultura y la prisa del mundo?

¡Construir sobre la roca significa estar firmes en medio de la tormenta!

2. La necedad del constructor imprudente.

Contrastemos esto con el “constructor necio”. Jesús dice en el versículo 26: “El que oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena”. El necio también escucha, pero ignora lo que ha oído.

Construir sobre arena es imprudente; aunque puede parecer cómodo y fácil, es inestable. Ignorar las enseñanzas de Cristo lleva a enfrentar crisis sin un fundamento resistente. Hoy, muchos toman decisiones basadas en superficialidades, buscando éxito y paz sin seguir a Dios, siendo bombardeados por la cultura contemporánea.

Reflexionemos: ¿cómo se ven estas decisiones en nuestra vida? Tal vez hemos hecho compromisos con el pecado o seguimos la corriente de la cultura en lugar de aferrarnos a la verdad de la Palabra. Construir sobre arena es vivir en vulnerabilidad, creando una autoimagen que colapsa ante la menor presión.

Dios nos llama a construir con propósito y fe sobre un firme fundamento. Mientras enfrentamos el desafío de ser constructores sabios o necios, recordemos que la elección del fundamento es vital para nuestro futuro. ¿Qué cimientos estamos eligiendo hoy? Comprometámonos a ser obreros y no solo oyentes. ¡Amén!.

II. LA PRUEBA DEL TIEMPO (LUCAS 6:48-49)

Hermanos, continuamos profundizando en las enseñanzas de Jesús y encontramos un momento crucial: la prueba del tiempo. En Lucas 6:48-49, Jesús nos dice que el que escucha y pone en práctica Sus palabras es como un hombre que construye su casa sobre la roca. Cuando viene una inundación, su casa permanece firme. Por otro lado, el que escucha pero no actúa es como un hombre que edifica sin fundamento, y su casa cae.

1. Las tormentas en la vida.

¡Atención! La primera verdad es que las tormentas en la vida son inevitables. Igual que los dos constructores enfrentan la misma inundación, nosotros también enfrentamos desafíos. Juan 16:33 nos recuerda que en este mundo tendremos tribulaciones. No se trata de si tendremos problemas, sino de cuándo y cómo los enfrentaremos.

Las pruebas son parte de la vida. Jesús no promete inmunidad ante las tormentas, sino que garantiza que si edificamos sobre la roca, podremos resistir. La pregunta es: ¿estamos preparados espiritualmente para las adversidades?

La preparación espiritual no surge en el momento de la crisis; es un proceso diario. Si fundamentamos nuestra vida en la Palabra de Dios, la oración y la comunión con otros creyentes, estaremos listos para cualquier tempestad.

Visualicemos al constructor sabio, firme porque ha invertido esfuerzo en su fundamento, mientras que el constructor necio, que construyó a la ligera, ahora enfrenta el colapso de su hogar.

2. El resultado de las pruebas.

Ahora abordamos el resultado de las pruebas. La Escritura revela que el constructor sabio resistirá la tormenta, mientras que el necio caerá con estruendo. Jesús nos advierte que “cayó, y fue grande la ruina de aquella casa”. Esta caída no solo es física, sino también espiritual. El necio, al ignorar las enseñanzas de Cristo, carece de los recursos espirituales para levantarse tras la caída, y su ruina es devastadora.

Romanos 5:3-5 se encuentra aquí, resaltando que “la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”. Amados, las pruebas son oportunidades para crecer y desarrollar un carácter que refleje a Cristo. Nuestra respuesta a la adversidad es un testimonio de fe.

Las tormentas probarán nuestros cimientos y la autenticidad de nuestra fe. ¿Cómo queremos ser recordados? Como constructores sabios, firmes en la roca, o como necios que se desvanecen ante la dificultad. ¡Celebremos que tenemos a Cristo, nuestra Roca eterna! ¡Amén!

III. EL LLAMADO A LA ACCIÓN (MATEO 7:26-27)

Hermanos, hemos llegado al punto crucial de nuestra reflexión: la llamada a la acción. En Mateo 7:26-27, Jesús nos desafía: “El que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será como un necio que edificó su casa sobre la arena. Cuando vino la lluvia y los vientos, su casa cayó, y fue grande la ruina”.

1. La invitación a ser hacedores de la palabra

La invitación de Jesús es clara: no se trata solo de oír, sino de ser hacedores de la palabra. Santiago 1:22 nos recuerda que no debemos engañarnos solo escuchando, sino poniendo en práctica lo que dice la Palabra. Hoy les pregunto: ¿cómo estamos viviendo lo que hemos aprendido? La verdad de Dios no debería ser solo conocimiento teórico; debemos aplicarla en nuestras vidas diarias.

Consideremos ejemplos de cómo practicar los principios del Reino de Dios:

  • En nuestras familias: ¿Estamos siendo luz en nuestros hogares a través del amor y el perdón?
  • En el trabajo: ¿Actuamos con integridad y responsabilidad, o cedemos a la tentación de hacer las cosas a nuestra manera?
  • En nuestras comunidades: ¿Buscamos oportunidades para ayudar y compartir el amor de Cristo con los demás?

Hoy es el día de actuar. No permitamos que las palabras de Cristo se queden en un eco vacío.

2. El desafío de construir sobre la roca.

Ahora, el segundo desafío que les presento es una evaluación profunda: ¿estamos construyendo sobre la roca o sobre la arena? La vida es un terreno de construcción donde cada decisión que tomamos es un ladrillo que se suma a nuestra edificación. Si estamos inestables en nuestra fe y en nuestras elecciones, es momento de revisar nuestros cimientos.

Preguntémonos:

  • ¿En qué basamos nuestras decisiones? ¿En la cultura, en lo que se siente bien, o en la Palabra de Dios?
  • ¿En qué basamos nuestras decisiones? ¿En la cultura, en lo que se siente bien, o en la Palabra de Dios?
  • ¿Estamos dedicando tiempo a nuestra vida espiritual, o nos estamos dejando llevar por la rutina sin un propósito claro?

Para fortalecer nuestro fundamento espiritual, aquí hay algunos pasos prácticos que podemos seguir:

  1. Oración constante: Hacer de la oración un hábito diario, un diálogo sincero con nuestro Creador. No solo pedir, sino también escuchar Su voz.
  2. Estudio de la Palabra: Leer la Biblia no solo como un deber, sino como un alimento que nutre nuestro ser. Permitir que la Palabra de Dios inunde nuestra mente y nuestras acciones.
  3. Comunidad: Rodearse de otros creyentes. La Iglesia no es solo un lugar de reunión, sino un espacio donde nos animamos mutuamente a caminar en la fe. La unidad es fundamental para estar firmes en la roca.

Así que, hoy, aceptemos este reto. Edifiquemos juntos sobre la roca, y vivamos como verdaderos discípulos de Cristo. ¡Amén!

CONCLUSIÓN:

Queridos hermanos, hoy hemos explorado la profunda enseñanza de Jesús sobre ser constructores sabios o necios.

  • La realidad es clara: las tormentas llegarán a nuestras vidas; pero solo aquellos que edifican sobre la roca de Su Palabra permanecerán firmes.
  • No seamos meros oyentes; la invitación es a actuar y aplicar Sus enseñanzas en cada rincón de nuestras vidas.
  • Evaluemos nuestros fundamentos: ¿estamos construyendo sobre la roca o sobre la arena?

© Franklin Riera. Todos los derechos reservados.

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Autor

Franklin Riera

Magister en Teología y Estudios Bíblicos, Lic. en Teología Pastoral y Estudios Transculturales. Pastor en Ecuador por 20 años.

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