Misma crisis, diferentes perspectivas

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Misma crisis, diferentes perspectivas | Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: “Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. 34 Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama. Y enseguida se levantó. 35 Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, quienes se convirtieron al Señor.” (Hechos 9:33-34)

“Y allí había un hombre que hacía 38 años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado y supo que ya llevaba mucho tiempo así, le dijo, ¿quieres ser sano?” (Juan 5:5)

Introducción 

La vida, como todos sabemos, no siempre es un camino plano y soleado. Tarde o temprano, todos enfrentamos momentos difíciles, lo que llamamos crisis personales. Pueden ser enfermedades, problemas financieros, rupturas, pérdidas, momentos de estancamiento o simplemente esa sensación abrumadora de no poder más. La pregunta clave no es si vendrán las crisis, sino cómo las enfrentamos. Y en ese “cómo”, nuestra perspectiva individual*juega un papel absolutamente fundamental. 

Hoy, vamos a explorar juntos cómo la forma en que vemos nuestra situación puede ser la clave para superarla, basándonos en ejemplos y principios poderosos que encontramos en las escrituras y que se comparten en los fuentes.

 I. La Misma Tormenta, Dos Barcos Diferentes (Las Perspectivas de los Paralíticos)

La misma crisis puede enfrentarse desde diferentes perspectivas. Para ilustrar esto, se comparan dos hombres que padecían exactamente la misma “carencia” o “problema”: ambos eran paralíticos, una condición que podemos ver como una metáfora del estancamiento o la imposibilidad de avanzar en medio de una crisis.

a. Enéas: La Perspectiva del Estancamiento y la Visión Nefasta.

Este hombre llevaba  8 años  postrado en una cama, paralítico.  Es una “visión nefasta”*y una perspectiva negativa. Él no quería avanzar, no quería mejorar, y no tenía una visión de futuro. Se quedó simplemente “tirado en cama diciendo, ‘Aquí no puedo aquí, no voy a avanzar'”.

Lo interesante aquí, como señalan los fuentes, es que él “no buscó la solución”; la solución le llegó a través de Pedro. Su caso se usa para ilustrar a esas personas, incluso dentro del cristianismo, que se encuentran estancadas por una crisis, sin visión de futuro y sintiendo que “aquí no me levanto, aquí no puedo avanzar”. La desgracia en su vida le hizo estar paralítico, estancado por el problema, la circunstancia o el pecado, sin poder avanzar. 

b. El Paralítico de Betesda: La Perspectiva de la Esperanza Activa.

Este otro hombre llevaba mucho más tiempo enfermo y paralítico: 38 años. ¡Una crisis mucho más prolongada! Sin embargo, su actitud era diferente. A pesar del sufrimiento y el tiempo, él “estaba en un estanque esperando la sanidad”. Estaba “esperando el futuro”, “esperando mejorar”, “esperando andar, esperando caminar”. Su perspectiva, a diferencia de Enéas, incluía una esperanza activa*y una expectativa de un futuro mejor y de recuperación.

El contraste es claro: uno, estancado sin visión; el otro, esperando activamente un futuro. Esto nos enseña algo vital: no debemos quedarnos “parados” o “estancados” por el problema. No te rindas ante la circunstancia; que solo veas el futuro. Y hay mucho futuro en Cristo, un futuro de gloria y para avanzar. Aunque la crisis sea larga, como la de 38 años, la perspectiva de esperar sanidad y futuro es crucial.

II. ¿De Dónde Viene tu Esperanza? La Importancia de la Dependencia Correcta

Si bien la perspectiva de esperar el futuro es vital, en qué ponemos nuestra dependencia. El paralítico de Betesda esperaba la sanidad al ser el primero en meterse al estanque cuando creían que un ángel agitaba el agua. Los fuentes señalan que esta parte de la historia sobre el ángel fue probablemente un añadido posterior y que, según los comentaristas, nadie era sanado realmente de esa manera.

Esta creencia en la agitación del agua como fuente de sanidad nos sirve de advertencia. Los fuentes enfatizan la necesidad de no depender de “movimientos” externos. ¿Qué significa esto? Significa no poner nuestra esperanza principal en:

  • Los movimientos del pastor.
  • Que venga un gran predicador.
  • Profecías o sueños de otros.

Se comparte una experiencia personal de esperar por años una palabra o visión sobre el ministerio, viendo a otros recibir profecías, y sentir que con uno no pasaba nada. La revelación llegó al entender que las promesas que Dios tiene para nosotros en las escrituras son más que las visiones*que alguien te puede dar.

La clave, hermanos, es depender de la palabra, depender de las escrituras, depender de las promesas que Dios tiene para ti. Depende de Cristo. Cuando estás en crisis, la dependencia debe estar en las promesas que están en Cristo. No te quedes esperando una visión o un movimiento. Espera en Dios, espera en Cristo. Porque, aunque te sientas postrado, sin avanzar, cuando Cristo aparece en nuestras vidas, vas a andar, vas a seguir avanzando, vas a seguir adelantando.

III. En la Cueva de la Desesperación, Permite que el Rey te Trate (David en Adulán)

A veces, la crisis nos lleva a lo que podemos llamar una “cueva de desesperación”. Recordamos la historia de David, que huyó de su suegro Saúl y se escondió en las cuevas de Adulán. Este lugar se convirtió en un refugio para aquellos que estaban endeudados, oprimidos y en amargura de espíritu. Era un lugar donde la gente sentía que no tenía futuro, un lugar de soledad y oscuridad.

En esa “cueva”, además de la opresión interna (depresión, desolación, ansiedades), había peligros externos, representados por murciélagos y escorpiones. Los murciélagos simbolizan al enemigo que busca provocar rabia en medio de la crisis: rabia contra la iglesia, contra Dios, contra la propia incapacidad de avanzar. Los escorpiones simbolizan la inyección de veneno, el intento del enemigo de destruir tu cristianismo, lo que Dios te ha dado, tu futuro, buscando que te hundas más en el mundo.

Sin embargo, la historia de estos hombres en Adulán tiene un final glorioso. ¿Cómo superaron su situación? Los fuertes nos dan la clave: “se dejaron tratar por David”. Se permitieron ser guiados, formados y transformados por “el rey”. Y como resultado, esos hombres oprimidos se convirtieron en “los valientes de David”, conquistadores.

La lección para nosotros es clara: en medio de tu crisis, cuando te sientas en la cueva de la desesperación, oprimido, sin futuro, enfrentando ataques internos y externos que buscan robarte la paz y la fe, déjate tratar por el Rey. Permite que Dios, que Cristo, guíe tu proceso, que transforme tu amargura, que te fortalezca. Esta perspectiva de sumisión a la guía divina, incluso en la oscuridad, es lo que te permitirá caminar en justicia, caminar en bendición, caminar en conquista.

IV. Quitando lo que Daña para Volver a Florecer (El Árbol Enfermo)

Finalmente,  una historia simple pero profunda: la de un árbol enfermo. Este árbol, por dentro, estaba lleno de insectos que lo estaban matando, y se le consideraba que “no tiene futuro”. Estaba dañado internamente, y por fuera parecía sin esperanza. 

Aunque la primera idea fue cortarlo, se le dio una oportunidad. ¿Qué se hizo? Se “le quitó aquello que no servía”, aquello que estaba mal, lo que lo estaba destruyendo por dentro. Y el resultado fue asombroso: el árbol reverdeció, se fortaleció, creció*y se volvió frondoso. 

Esta es otra perspectiva fundamental para superar una crisis. A veces, la crisis expone lo que nos está dañando por dentro: viejas heridas, resentimientos, miedos, patrones de pensamiento negativos, pecados ocultos. Tener la perspectiva de la recuperación implica la disposición a identificar y eliminar aquello que está impidiendo nuestro crecimiento y salud espiritual y emocional. Quitarnos “aquello que no servía” nos permite fortalecernos y volver a florecer. 

Quizás te sientes como ese árbol, sin futuro, desolado, triste, pensando que nadie da un duro por ti. Pero la verdad es que, cuando te abres a la intervención divina y estás dispuesto a dejar que Dios quite lo que te daña, Él es quien te da la fuerza, Él te da futuro, Él te sigue dando fuerzas para seguir adelante. 

Conclusión:

Tu Perspectiva Transforma tu Crisis

Hermanos, la superación de una crisis personal no depende únicamente de que la circunstancia cambie, sino, en gran medida, de cómo la enfrentas tú. Tu perspectiva individual*es un motor poderoso. 

No te quedes estancado en la perspectiva negativa de Eneas, sin visión. Elige tener la perspectiva de esperanza y expectativa de futuro del paralítico de Betesda.

No pongas tu esperanza en movimientos externos inciertos. Pon tu dependencia firme en la Palabra, las Escrituras y las promesas de Dios en Cristo.

Aunque te encuentres en la “cueva” más oscura, ten la perspectiva de dejarte tratar por el Rey, sabiendo que Él te transformará y te hará caminar en victoria.

Sé valiente para tener la perspectiva de identificar y quitar lo que te daña internamente, permitiendo que Dios te fortalezca y te haga florecer de nuevo. 

Puede que te hayas rendido alguna vez, sintiéndote hundido y sin futuro. Pero hoy la palabra te dice: Adelante. Fuerza. Tranquilo, que Dios te va a hacer bendición. Dios va a hacer levantar en el nombre de Jesús. Él es quien da las fuerzas. 

Cuando Cristo interviene en tu vida, incluso si te has sentido postrado y sin futuro por mucho tiempo, Él te da la fuerza y el futuro para levantarte y avanzar. 

Que el Señor te bendiga al reflexionar sobre tu perspectiva en medio de tu crisis. ¡Amén! 

© Jonathan Montoya Gabarres. Todos los derechos reservados.

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Jonathan Montoya Gabarres
Autor

Jonathan Montoya Gabarres

Soy pastor de la denominación Filadelfia, España. obrero de la iglesia evangélica Filadelfia de Avilés, Asturias

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