Los beneficios de la Cruz | Predicas Cristianas
Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Juan 3:16
Tema Central: Los Beneficios Transformadores del Sacrificio de Cristo
¡Amén! Con gozo y alegría, preparémonos para recibir la poderosa palabra del Señor y reflexionar sobre los invaluables beneficios que el sacrificio de Cristo ha traído a nuestras vidas. El Señor está en este lugar, y su presencia es el fundamento de toda bendición.
Introducción
Queridos hermanos y amigos, llevo unos días con esto en mi corazón y me gustaría compartirlo con ustedes. La cruz de Cristo no es solo un símbolo; es el epicentro de la mayor demostración de amor que la humanidad jamás ha conocido. Si hay alguien que se ha alejado, si hay alguien que no conoce a Dios, o si alguien está necesitado, este mensaje es para recordarte que hay un Dios que vino a la tierra y se dio por ti.
Para comprender la magnitud de este sacrificio, recurrimos a uno de los versículos más famosos y poderosos, que resume toda la Biblia: Juan 3:16. Dice así: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” ¡Precioso! Este amor es la base de todo lo que experimentaremos a través de Su sacrificio.
Pero, ¿qué es lo que realmente ha aportado el sacrificio de Cristo? ¿Cuál ha sido su beneficio y su efecto en nosotros? Acompáñenme a explorar estas bendiciones transformadoras:
Puntos Principales: Los Seis Beneficios del Sacrificio de Cristo
I. Sustitución: Cristo en Nuestro Lugar
Para entender la sustitución, debemos retroceder al principio, a la historia de Adán y Eva. Su acto de desobediencia al comer del fruto prohibido introdujo el pecado original. Este pecado nos ha heredado a todos una naturaleza pecaminosa al nacer. La herencia de Adán y Eva es el pecado, y el pecado nos ha prohibido el acceso directo a Dios.
Con el pecado, apareció la muerte: la muerte física y la muerte espiritual, que es la interrupción de la comunicación directa con Dios. Incluso, para aquellos que mueren sin conocer al Señor, les espera la segunda muerte: el infierno.
Pero tengo buenas noticias: ¡la puerta de la gracia está abierta!
El sacrificio de Cristo fue una sustitución, un sacrificio vicario. La palabra “vicario” significa “alguien que muere o paga un precio en favor de otro”. Podemos ver una primera señal de esto en la historia de Abraham, cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac y Dios proveyó un carnero en su lugar. Ese carnero era un símbolo de Cristo, el “perfecto cordero inmolado”, el Cordero preparado que se dio en nuestro lugar.
La sustitución significa sencillamente que “lo que tú merecías, él se lo llevó en la cruz”. En griego, la palabra “sustitución” tiene dos matices:
“Anti” (ἀντί) : “En lugar de ti”. Nosotros merecíamos la ira de Dios, la condenación y el infierno por nuestro pecado. Pero Cristo se dio en tu lugar. Imaginen un juicio donde estás condenado, pero el Juez mismo, que es tu amigo, se quita su toga, paga el precio con su sangre, y te declara libre. Eso es lo que Cristo ha hecho contigo: Él dio el precio de su sangre por tus pecados. Estábamos condenados, pero Él se llevó lo que merecíamos.
“Hyper” (ὑπέρ) : “En tu favor”. Él se dio voluntariamente en la cruz en nuestro favor, no porque lo mereciéramos o porque Él estuviera obligado. Gracias a Él, ahora tenemos acceso a la salvación.
Por lo tanto, la sustitución es la base de nuestra liberación: lo que tú merecías se lo llevó Él en la cruz.
II. Redención: Nuestra Liberación de la Esclavitud
Otro beneficio que encontramos en la cruz es la redención. Recordamos que la redención es cuando alguien paga por un esclavo para dejarlo libre. Nosotros estábamos atados por las cadenas del pecado, éramos esclavos, y no podíamos declararnos libres por nosotros mismos. Solo hubo Alguien que, en la cruz, con Su sangre, nos liberó.
Cristo nos ha liberado:
- Del pecado.
- De la esclavitud del mundo.
- De Satanás, que nos tenía atados.
Su sangre nos ha dado libertad. Nos ha declarado libres en el nombre de Jesús, y el enemigo ya no tiene acceso a nosotros. ¡Somos libres en el nombre de Jesús!
III. Reconciliación: Restaurando Nuestra Relación con el Padre
¿Qué más ha hecho la cruz de Cristo? Ha sido una reconciliación con el Padre. 2 de Corintios 5:19 dice: “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados”. Y nos encargó a la iglesia la palabra de reconciliación.
Cuando el hombre pecó (como Adán), la comunicación directa con Dios se había cortado. El pecado cortaba esa comunión. Pero gracias a Cristo y a Su sacrificio, hoy tenemos reconciliación con el Padre. Esto significa que ¡tenemos acceso al Padre! Algo que ni siquiera los ángeles o Satanás en su esplendor tenían. Tú lo tienes con tu oración.
La reconciliación significa “efectuar un cambio” en nosotros. El verdadero cristiano es aquel que ya no hace lo que hacía. Vivimos reconciliados con Jesús y con el Padre, porque por medio de Su sangre ¡ahora tenemos acceso directo al Padre!
IV. Justificación: Declarados Sin Culpa Ante Dios
Además de la sustitución, redención y reconciliación, el sacrificio de Cristo nos ha provisto justificación. La justificación es un término de juicio. Cuando estábamos condenados, Él en la cruz nos ha justificado.
2 de Corintios 5:21 (como se refiere en el texto, aunque se cita como 5:19) nos dice: “Al que no conoció pecado por nosotros, lo hizo pecado, para que la iglesia fuese hecha justicia de Dios en Cristo.” ¡Aleluya! En Cristo, somos justificados.
Esto significa que, a través de Cristo, somos justificados ante el Padre. No importa lo que el enemigo te diga – “no vales para nada,” “vas mal,” “estás en pecado,” “vas al infierno” – hoy te digo: ¡El Señor te ha justificado! Eres justificado ante el Padre. ¿Qué quiere decir? Que ya no tienes culpa. ¿Por qué? “Porque su sangre te ha limpiado”. Nos ha justificado y nos ha hecho ¡aceptos al Padre!
V. Adopción: Hijos de Dios con Plenos Privilegios
Y algo que me encanta, que el sacrificio de Cristo ha provisto, es la adopción. A través de Su sacrificio y nuestra justificación, ¡Él nos ha adoptado!
¿Qué es la adopción? Es cuando una persona toma a un niño que no es de su familia biológica y lo introduce en su propia familia, considerándolo como un verdadero hijo con todos sus privilegios.
En el momento en que aceptaste a Jesús, cuando confesaste que Su sacrificio es perfecto y lo recibiste en tu corazón como tu Salvador personal, ¡te has convertido en hijo adoptado de Dios!¡Eres hijo de Dios! Aunque el mundo o Satanás (¡que el Señor lo reprenda!) te digan lo contrario, quiero decirte: ¡Eres hijo e hija de Dios!
Y si eres hijo o hija de Dios, automáticamente te conviertes en miembro de Su familia con todos sus privilegios. ¿Sabes qué sucede? ¡Eres heredero del cielo! Eres heredero de Su riqueza. ¡Qué alegría que somos hijos de Dios! El que creó el universo, las estrellas, el cielo, los mares, la tierra, todo lo que vemos, ¡es tu Padre! Gracias a Dios por ese sacrificio que nos ha hecho hijos.
VI. Santificación: Un Proceso de Transformación hacia la Santidad
Hemos visto el proceso de la salvación: Él se dio en la cruz para que fuéramos justificados, redimidos y adoptados. Y ahora, viene la santificación.
En el momento en que aceptaste al Señor, pasamos a ser santos. Somos santificados en Su presencia. ¿Qué significa “santidad” en la palabra de Dios? Significa “apartado”. ¡Apartados para Dios!
Hay tres posiciones de santidad cuando aceptamos a Dios:
Santidad Posicional: En el momento en que aceptas a Jesús en tu corazón, automáticamente pasas a un estado de santidad posicional. Dios te mueve a un lugar apartado; ¡eres santo en posición!
Santidad Progresiva: Aquí viene el desarrollo del cristiano. Cuando aceptaste a Jesús, no te conviertes en alguien sin errores o perfecto de la noche a la mañana. No, ahora pasas a una santidad progresiva. Esto significa que “poco a poco tenemos que mejorar”. Poco a poco vas a ir mejorando, apartándote de cosas, no de golpe. Esta es la santidad que anhelamos seguir desarrollando día a día, buscando ser cada día mejor en el nombre de Jesús.
Santidad de Glorificación (Santidad Plena): Esta es la santidad final, que alcanzaremos allá arriba en el cielo. Es una santidad plena, impresionante. ¿Y sabes por qué llegarás hasta ahí? Porque habrás seguido en esa santidad progresiva poco a poco, a pesar de las dificultades, a pesar de que el enemigo haya intentado acabar contigo y te haya dicho que no vales.
Habrás seguido adelante para llegar al cielo. Por eso, Iglesia del Señor, ¡sigue adelante! Sigue glorificando a Dios, sigue en santidad progresiva, y poco a poco, por medio de Cristo y de Su Espíritu, ¡alcanzaremos el cielo en el nombre de Jesús!
Conclusión y Llamado a la Gracia
¡Aplaudamos a Cristo! Su muerte ha significado la salvación de la humanidad.
Amigos, hoy te digo, si hay alguien que lleva tiempo apartado, si hay alguien que no conoce al Señor, o si alguien lleva tiempo esperando para aceptar al Señor, ¡hoy es tiempo aceptable! ¡Hoy puede ser el día de salvación!
© Jonathan Montoya Gabarres. Todos los derechos reservados.