La grandeza según la visión de Jesús

Julio Ruiz

La grandeza según la visión de Jesús

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La grandeza según la visión de Jesús | Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Versículos Bíblicos: Lucas 9:46-56

Serie: Certidumbres en Tiempos de Incertidumbre | Libro de Lucas

INTRODUCCIÓN

La grandeza de acuerdo con la visión de Jesús fue lo opuesto a las pretensiones de los discípulos, para quienes la humildad no era la virtud del momento. El desafío de Jesús para ellos era cambiar el concepto de la grandeza que era creciente por la humildad ofrecida por Jesús. Y es que, a pesar de estar en la compañía de Jesús, los discípulos no habían logrado despojarse del deseo de grandeza que habían internalizado. Para ellos, seguir a Jesús era sinónimo de pertenecer a un grupo selecto e importante, más que una invitación al servicio.

Resulta intrigante que, en este tema de la grandeza buscada por los discípulos, Juan y su hermano Jacobo fueran los principales protagonistas. Aunque no se mencionan sus nombres en la primera pregunta, seguramente fueron ellos quienes la formularon. Pero, ¿de dónde provenía este comportamiento en estos dos hermanos?

La respuesta es sorprendente: ¡de su propia madre! La esposa de Zebedeo, el padre de estos discípulos, se acercó un día a Jesús con una petición inusual y directa: “Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda” (Mateo 20:20).

Al parecer, este tema era objeto de discusión entre los padres de estos hijos. Padres, lo que los hijos oyen en la casa, eso repiten. La posibilidad de ver a sus dos hijos reinando con Cristo era una ambición muy tentadora, ya que, en la cultura judía de la época, ocupar esas posiciones era considerado un alto honor y prestigio.

Sin embargo, Jesús reveló que la naturaleza del reino de Dios es radicalmente diferente. Él vino a ser “el rey-servidor”, no el “rey-gobernador”. Esta pretensión nos lleva a uno de los textos más significativos de la Biblia, según Mateo 20:26-28, que nos muestra el concepto de grandeza según el modelo de Jesús. ¿Cuál es el concepto de grandeza según Jesús?

I. QUE EL MÁS GRANDE ENTRE ELLOS DEBERÍA SER EL MENOR

a. Una discusión de altura (vers. 46)

Al leer sobre la discusión entre los discípulos acerca de quién sería el mayor, surge una pregunta inevitable: ¿qué dio origen a semejante actitud entre ellos? ¿Fue porque Jesús solo se llevó a Pedro, Santiago y Juan con Él a la cima del Monte de la Transfiguración, y los demás se sintieron excluidos o celosos? ¿O tal vez porque los nueve discípulos que se quedaron abajo no pudieron expulsar al demonio y reaccionaron con frustración ante su incapacidad?

Mientras Jesús les enseñaba sobre la importancia de la humildad y el sacrificio, hablándoles de dar su vida en la cruz, ellos se disputaban posiciones de superioridad. Resulta intrigante que los discípulos se enfocaran en quién sería el mayor, mientras Jesús les enseñaba sobre la importancia de la humildad y el servicio.

La pregunta “¿Quién es el mayor?” revela una mentalidad que busca la superioridad y el reconocimiento, en lugar de la humildad y el servicio. La psicología destaca la importancia de la autoestima para formar individuos exitosos. Sin embargo, esta búsqueda de grandeza y reconocimiento puede llevar a una mentalidad que se enfoca en la superioridad sobre los demás, en lugar de en el servicio y la humildad entre ellos.

b. Jesús conoce esos malos pensamientos (vers. 47)

Este texto nos revela la capacidad de Jesús para conocer y comprender los pensamientos y sentimientos más profundos de las personas. A menudo nos engañamos pensando que nuestros pensamientos se quedan solo para nosotros, pero la Palabra de Dios nos dice lo contrario. El salmista ya había expresado que Dios conoce nuestras palabras antes de que lleguen a nuestra boca (Salmos 139:4).

En ese momento, los discípulos tenían pensamientos muy mundanos y negativos. Es posible imaginar a Pedro, Santiago y Juan cuestionando la incapacidad de los otros nueve discípulos para expulsar al demonio, y quizás incluso se consideraban superiores por haber visto la gloria de Jesús en la Transfiguración. Mientras tanto, los otros nueve discípulos podrían haber sentido resentimiento y frustración por no haber podido realizar el milagro.

Lo que sí sabemos es que aquel escenario evidenció la falta de humildad y la presencia del orgullo y la arrogancia entre los discípulos. Se consideraban más importantes que los demás, lo que revela una mentalidad que busca la superioridad y el reconocimiento. Pero Jesús corrige esa manera de pensar con el ejemplo del niño, enseñándoles que la verdadera grandeza se encuentra en la humildad y la simplicidad.

c. El más pequeño es el más grande (verss. 47b-48)

¿Por qué Jesús eligió a un niño como ejemplo de grandeza? Algunos podrían pensar que se trata de una analogía infantil, pero en realidad, la aplicación es mucho más profunda. En la época de Jesús, un niño no era considerado una persona de honor. De hecho, se les consideraba marginados y sin importancia. En el Talmud judío, un rabino reflexiona sobre cuatro cosas que “destruyen a un hombre”, y entre ellas se encuentra charlar con niños, lo que se consideraba una pérdida de tiempo.

De manera similar, en la cultura romana, los niños no eran considerados dignos de honor o hospitalidad, ya que solo se ofrecía hospitalidad a alguien que fuera igual o superior a uno. Sin embargo, Jesús les da un valor especial a los niños y los considera un símbolo de humildad. Al hablar del niño, Jesús contrasta con el pensamiento de los discípulos acerca de la grandeza y la humildad.

Les pregunta: “¿Quieres saber qué es ser grande?” Y les responde que la grandeza se encuentra en servir a los más humildes. Según la costumbre, el que estaba cerca del anfitrión era considerado el más grande. ¿Y a quién puso Jesús cerca de Él? La verdadera grandeza se encuentra en la humildad y el servicio a los demás.

Aplicación: Los discípulos no están debatiendo quién de ellos es grande porque ya han llegado a la conclusión de que todos lo son, sino quién iba a ser el “más grande”.

II. QUE SUS SEGUIDORES ACEPTEN EL TRABAJO DE LOS OTROS

a. Otros que también echan fuera demonios en tu nombre (vers. 49ª)

La reacción de Juan es irónica. Después de que los discípulos no pudieron expulsar un demonio de un niño (versículo 40), Juan ve a alguien que triunfa en algo en lo que ellos habían fracasado. En lugar de celebrar su éxito, le prohibieron que lo volviera a hacer. ¿No nos parece familiar esta historia? Esta actitud nos recuerda que a menudo pensamos que “nuestro camino” es el “único camino”. Sin embargo, la actitud de Pablo nos ayuda a reflexionar sobre esto.

Aunque algunos predicaban a Cristo por envidia y ambición egoísta (Filipenses 1:15-16), Pablo se regocijaba de que Cristo fuera predicado (Filipenses 1:18). Esta es la actitud de una persona humilde. Este texto también nos habla de la envidia ministerial, que surge cuando vemos a otros triunfar y no nosotros. El celo puede ser un obstáculo para el crecimiento.

A veces pensamos que somos dueños de la verdad y no aceptamos que otros también hablan de esta verdad. Sin embargo, la verdadera grandeza se encuentra en la humildad y la capacidad de celebrar los logros de los demás, “gozarnos con el que se goza”. ¿Estamos dispuestos a dejar de lado nuestra envidia y a regocijarnos con los triunfos de otros?

b. No prohíban a quienes hacen mi trabajo (vers. 49b)

El asunto interesante de este texto es que la persona a quien Juan y los demás vieron echando fuera demonios lo hacía en el nombre del Señor. Esto significa que aquel hombre era un hermano en la fe, un creyente que estaba haciendo la obra del Señor para la gloria y el nombre de Dios. Estaba teniendo éxito en liberar a los oprimidos y había recibido el poder delegado del Señor para hacer este trabajo.

Sin embargo, la preocupación del grupo de Juan era que este hombre no formaba parte de su círculo. No estaba “matriculado” entre ellos, no llevaba su “uniforme”. Por lo tanto, se preguntaban por qué Dios le permitiría unirse a la batalla. Pero Jesús detuvo esta actitud exclusivista y les dijo: “No se lo prohibáis…”. Warren Wiersbe comenta sobre este pasaje: “Los creyentes que piensan que su grupo es el único que Dios bendice y usa se llevarán una sorpresa cuando lleguen al Cielo”.

¿Cómo reaccionamos cuando no somos los primeros? ¿Cómo me siento cuando son otros los que reciben los reconocimientos? La respuesta de Jesús nos enseña que la verdadera grandeza se encuentra en la humildad y la inclusión. Debemos aprender a celebrar los logros de los demás y ver cómo Dios usa la diversidad.

c. “…el que no es contra nosotros, por nosotros es” (vers. 50)

Con estas palabras, Jesús instruye amorosamente a Juan y a los demás, enseñándoles que el hecho de que alguien no sea parte de “nuestro grupo” no significa que deban oponerse a él y detener las buenas obras que está haciendo. ¡Dios está obrando en el mundo de maneras que van más allá de “nuestro grupo”! La opinión de Jesús siempre marcó la diferencia al mostrar cuál es la actitud correcta cuando se trata de grandeza y humildad.

Jesús no alaba ni critica al hombre que sigue un camino independiente, simplemente les dice que lo dejen quieto. Quienes hacen el trabajo del Señor y enfrentan la batalla contra el diablo deben ser considerados aliados, no enemigos. No es nuestra tarea determinar el juicio sobre aquellos que trabajan para el Señor en otro bando.

Cuando nos despojamos del espíritu sectario y exclusivo, descubrimos la belleza de la diversidad denominacional. Sin embargo, esto no significa que debamos comprometer las doctrinas cardinales de nuestra fe. Debemos aprender a trabajar juntos y a apoyarnos mutuamente, incluso cuando no estamos en el mismo equipo o grupo. Dios es más grande que nuestras diferencias y juntos podemos lograr avanzar el reino de Dios.

III. QUE EXAMINEN QUÉ CLASE DE ESPÍRITU LOS GUÍA

a. “Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba…” (vers. 51)

El calendario de Jesús se cumplió hasta el final. Lucas presenta la historia de manera que Jesús se dirige a Jerusalén para ser crucificado, pero su muerte es solo el primer paso para ser levantado y “ser recibido arriba”. A pesar de que Jesús ha anunciado su muerte, los discípulos no han entendido lo que viene después. Por eso, siguen mostrando actitudes de grandeza sin ninguna muestra de humildad.

Cuando los samaritanos rechazaron el pedido de Jesús de encontrar hospedaje entre ellos, los discípulos reaccionaron con la siguiente pregunta: “¿Quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?” Esta pregunta se basa en la historia de la Biblia de 2 Reyes 1, y muestra un verdadero celo por defender el honor de Cristo.

La propuesta de Santiago y Juan fue errónea y desconsiderada, aunque su intención era buena. Jesús les enseñó a amar a sus enemigos, no a destruirlos. Esta enseñanza es fundamental para entender la actitud correcta hacia aquellos que nos rechazan o nos tratan mal. La reacción de los discípulos muestra que aún no habían comprendido la verdadera naturaleza del ministerio de Jesús y la forma en que Él quería que ellos lo siguieran. La búsqueda de la grandeza lleva a un espíritu equivocado.

Aplicación: No recibir a Jesús y sus discípulos porque eran judíos, fue una bofetada. ¿Cómo reaccionaría usted? ¡Santiago y Juan sabían qué hacer! ¡Eran los hijos del trueno!

b. “Vosotros no sabéis de qué espíritu sois” (vers. 55)

En efecto, los discípulos mostraron un espíritu totalmente anticristiano al hacerle a Jesús la pregunta anterior. Con estas palabras, Jesús estaba reprimiendo la actitud vengativa y poco misericordiosa de sus discípulos, Santiago y Juan. El fruto del Espíritu es todo lo contrario a lo que ellos presentaron ante los samaritanos. Jesús amó a esa gente, aunque en ese momento lo estaban rechazando.

El comentarista Poole ha dicho: “Cristo no aprobaba la adoración de los samaritanos, pero no pensaba que la forma de hacerles cambiar de opinión era hacer descender fuego del cielo sobre ellos”. No es la voluntad de Dios que aprobemos un culto corrupto, pero tampoco es su voluntad que lo suprimamos o saquemos de él a los hombres por medio del fuego o de la espada.

El carácter violento de los “hijos del trueno” nos muestra claramente cómo la dignidad herida puede convertir a los hombres en malos razonadores, borrando de sus memorias la buena enseñanza adquirida.

Juan y Jacobo pronto olvidaron la enseñanza del sermón del monte de amar a vuestros enemigos y hacer el bien a quien nos haga mal. Esta contradicción entre su comportamiento y la enseñanza de Jesús es un recordatorio de que debemos esforzarnos por seguir el ejemplo de amor y misericordia de Cristo.

Aplicación: “… porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas”. He aquí la visión de la grandeza que los discípulos deberían aprender.

CONCLUSIÓN

Mientras los discípulos se preguntaban quién de ellos era el más grande, Jesús les presentó a un niño como ejemplo de humildad. Mientras los discípulos prohibían a otros usar el nombre de Jesús porque no eran parte de su grupo, Jesús les dijo que los dejaran, porque lo más importante no era su identidad, sino la obra que estaban haciendo en nombre del Señor.

Mientras los discípulos pedían fuego para los samaritanos que los rechazaban, Jesús los reprendió porque no era el Espíritu del Señor el que los guiaba, sino un espíritu prejuiciado y carnal. En lugar de mostrar una actitud prepotente y de superioridad, Jesús les mostró su ejemplo de humildad al lavarles los pies a cada uno. Sigamos el ejemplo de Jesús, quien demostró la verdadera humildad al entregar su vida por ellos en la cruz (vers. 56).

No sigamos el ejemplo de los discípulos, que buscaban la grandeza y la superioridad. En su lugar, busquemos seguir el ejemplo de Jesús, quien nos enseñó a amar, a servir y con humildad ante los demás.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax Station, VA.

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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