Él es el ÚNICO capaz de amarnos de verdad y de perdonar nuestros pecados de los cuales nunca mas se acordará de ellos.
En el preciso momento cuando al Señor Jesús lo crucificaban no mencionó ni una sola palabra. Y lo hiso de esta manera para que entendiéramos hoy que ennudeció para no reprochar, para no recriminar que lo hacía por amor a nosotros, este amor es único y verdadero.
AMIGO Y HERMANO QUE LA FE QUE EN ESTA VAMOS A PEDIR AL SEÑOR JESÚS NO SEA LA FE DE MILAGROS, SINO LA FE PARA PODER AMAR DE VERDAD SU OBRA EN NUESTRAS VIDAS.
Debemos comprender que el hacer el bien a quienes nos hacen el bien realmente NO es hacer el bien (Lucas 6:33). Esto sería devolver un favor; debemos practicar la misericordia, y la verdadera misericordia es aquella que practicamos y vivimos con quienes nos ofenden, con quienes nos hacen daño. El aprender a perdonar de corazón, así como lo hizo el Señor Jesús con nosotros.
En Cristo Jesús vale la pena vivir
Cada mañana al despertar sin darnos cuenta, estamos estrenando misericordia y es porque esta obra del Señor Jesús vale la pena. Vale la pena seguir a Jesucristo. Y lo realmente hermoso es que la mayor obra del Señor Jesús eres tú, es tu familia, son tus amigos.
Pues el Señor Jesús es claro cuando nos dice que la obra que él inicio él mismo la terminará el día que él levante esta hermosa iglesia sin pecado, sin mancha y sin arruga.
ESFUÉRZATE Y SE VALIENTE. En ocasiones nos cuesta aprender a perdonar porque en la sociedad nos inculcan la siguiente frase “yo perdono, pero no olvido”. Pero debemos entender que NO somos del mundo y nunca olvidar que nuestra ciudadanía es celestial.
Una de las palabras más hermosas que debemos enmarcar en nuestra mente y en nuestro corazón es la siguiente que nos ha dejado el Señor Jesús: “NO VIVO YO, MÁS CRISTO VIVE EN MÍ” (Gálatas 2:20).
Si desglosamos esta frase tan maravillosa llena de amor es el poder mirar que Jesucristo anhela que lo recibamos en nuestro corazón para vivir de la misma manera que él vivió. El Señor Jesús en sus años de ministerio nos enseño el perdón, el amor al prójimo sin hacer acepción de personas.
Conclusión
Hemos aprendido a la luz de la palabra del Señor Jesús que, aunque no sea fácil perdonar, debemos menguar para que el Señor Jesús crezca en cada uno de nosotros.
No luchemos por comprender como hacerlo, mejor bajemos a los pies de Jesucristo para que él nos levante en victoria y podamos ver y vivir en luz. Seamos obedientes a Él y Su palabra.
Y todo esto para lograr vivir con una FE GENUINA y agradando en todo al Rey de reyes y Señor de señores.
Redactado por Jorge Pinzón para el uso exclusivo de Central de Sermones.
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