¿A qué se refiere la Biblia con esto? Cada vez que sentimos duda, temor, incertidumbre sobre nuestra fe, debemos estar fortalecidos en el Señor para que esto no afecte nuestra vida como creyentes. Y nuestra fe debe ser ejercitada cuando meditamos la Palabra del Señor, recordando su obra en nuestras vidas y agradeciendo lo que ha hecho por nosotros.
V. Armadura Espiritual – El yelmo de la salvación
Un yelmo es un casco, algo sumamente importante en la vestimenta de los soldados. En el ámbito espiritual, se refiere a cuidar nuestra mente. Recordemos siempre que somos salvos por gracia de Dios, esto es algo que el creyente debe mantener en su corazón (2 Timoteo 1:9).
Aunque sí, el escudo y la coraza espirituales nos protegen también de las dudas que pueda sembrar el diablo en nosotros. Es necesario que tengamos presente la certeza de nuestra salvación y así podremos evadir los ataques de nuestro oponente espiritual.
VI. Armadura Espiritual – La espada del Espíritu
Por último, un soldado bien cubierto y protegido no puede salir a la guerra sin su arma. Para nosotros, nuestra espada sería la Palabra de Dios. Es la que nos guía (Salmos 119: 105). Su palabra nos da sabiduría (Proverbios 2: 6).
La palabra de Dios nos da aliento, nos instruye (2 Timoteo 3: 16-17) y allí podemos ver todas las promesas que el Señor nos ha dado. ¿Cómo la podemos usar a nuestro favor? Leyéndola con frecuencia y abriendo nuestro corazón a las enseñanzas que encontramos allí.
Conclusión
Recordemos siempre que, aunque se ha hecho la comparación a la armadura del creyente con la de un soldado de guerra, nuestra pelea no es terrenal, sino espiritual (Zacarías 4:6).
Estemos siempre preparados y listos para dar pelea. Tener la victoria sólo es posible cuando nos fortalecemos en el Señor y atendemos Su voz.
Conocer nuestras armas y nuestra armadura nos permitirá evadir todo ataque del diablo contra nuestras vidas. De igual forma, podremos estar confiados en que Dios irá con nosotros en la batalla.
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.
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