Bosquejos Biblicos
Bosquejos Bíblicos Predica de Hoy: El amor al mundo
Bosquejo Bíblico Lectura Bíblica: “…No ames al mundo ni las cosas del mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del padre no está en él…” 1 Juan 2:15-17
No ames al mundo:
Aunque Juan repite la importancia del amor y que Dios es amor (4:7-8), también revela que Dios aborrece cierto tipo de amor: El amor al mundo (Juan 15:18-20). En este texto Juan expresa una variación particular de la cuarta prueba, que es la prueba del amor.
En sentido positivo, el cristiano ama a Dios y a los demás cristianos, mientras que en sentido negativo una ausencia de amor al mundo debe ser la característica habitual de los que en verdad han nacido de nuevo.
“AMOR” significa aquí afecto y devoción es Dios y no el mundo quien debe ocupar el primer lugar en la vida del cristiano (Mt. 10:37-39; Fil. 3:20).
El mundo este no es una referencia al mundo físico y material, sino al mundo espiritual invisible y lleno de maldad gobernado por el mismo Satanás (2 Cor. 10:3-5) y todo lo que él ofrece en oposición a Dios a su Palabra y a su pueblo.
No tenemos que confundir el amor que Dios nos pide que sea más fuerte. Vivimos en un mundo lindo creado por Dios para que el hombre los goce, pero el hombre lo ha destruido; Juan se refiere al mundo de pecado que vive dentro del hombre no al mundo físico y natural. (Gálatas 5:19-22)
El apóstol Pablo nos revela los frutos del mundo de pecado que están en el hombre, pero también nos muestra los frutos que deberían de funcionar en el hombre de Dios y vivimos cada día luchando con los deseos de la carne y el ojo. El mundo pasa es por esta razón que el hombre no debe amar las cosas del mundo más que a Dios tu debes desear una casa, una buena familia, una buena profesión, un muy buen auto, etc. etc.
Pero eso no debe ser más fuerte que estar en la presencia del Señor, el mundo es temporal pero Dios es eterno y en la eternidad siempre es Dios, el que ama a Dios siempre hace la voluntad de Dios a diferencia del mundo temporal.
La voluntad de Dios es permanente e inmutable; los que siguen la voluntad de Dios son parte de su pueblo para siempre.
Mientras Dios ofrece vida eterna a sus hijos, los que aman las cosas del mundo están condenados a perdición porque todo lo que anhelan es efímero y no duradero (1 Juan 2:17).
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