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Job, un hombre recto

Bosquejos Bíblicos

Predica de Hoy: Job, un hombre recto

Bosquejos para Predicar Texto Bíblico: Job 1:1-10

Introducción

Job era perfecto, no en el sentido de ser sin pecado, sino en el sentido de estar dedicado a Dios y a la rectitud. Era transparentemente recto, según su conocimiento y capacidad. Andaba en la luz, y fue honrado por Dios.

El libro de Job, que se cree que fue escrito por Moisés, es considerado por muchos como el más antiguo del mundo. Su objeto es exponer la prueba de un «hombre recto».

Los eruditos afirman que la vida de Job fue probablemente contemporánea a la de Abraham, por cuanto en el libro no se hace mención alguna a Israel, ni al Tabernáculo, ni al Templo ni a la Ley.

Este libro es de gran valor como revelación de las fuerzas en acción contra la vida de los justos. Todos los caracteres son representativos: Job, el siervo de Dios; Satanás, el adversario; los tres Amigos, la sabiduría del mundo; Elihu, la sabiduría de Dios; Dios, el Juez de todos.

Como la enseñanza se centra en la persona de Job, veamos algunos aspectos importantes en la vida de Job:

1) Job era perfecto.

«Era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y apartado del mal» (versículo 1). «No hay otro como él en la tierra» (verso 8).

Como hombre, era todo lo que un hombre en aquellos tiempos pudiera ser en santidad de carácter. El hecho de que no hubiera «otro como él en la tierra» no es su propio testimonio, sino la declaración de Aquel que conoce lo que hay en el hombre. «Jehová… conoce a los que en Él confían» (Nahúm 1:7).

Como hombre honrado que era, Job andaba rectamente, en lo moral, delante de Dios y de los hombres.

2) Job era rico.

«Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes», etc., «y era aquel varón el más grande entre todos los hombres orientales (verso 3).

Los hombres buenos no son siempre ricos; pero Dios había ciertamente recompensado la bondad y fidelidad de Dios, permitiéndole llegar a ser el hombre más rico del país.

El hombre perfecto será recto, temerá a Dios y aborrecerá el mal, aunque deba sacrificar todas sus posesiones terrenales a este fin. Si aumentan sus riquezas, incluso sus riquezas espirituales, él no pone su corazón en ellas.

3) Job era sabio.

«Se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos sus hijos.

Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos y habrán maldecido a Dios en sus corazones. De esta manera hacía cada vez» (verso 5). Estas reuniones familiares, para disfrute social, eran en sí mismas un buen testimonio de su padre, recto y sacerdotal.

Aquellos siete hijos deben haber recibido una buena crianza, siendo que buscaban la comunión entre sí, y que no dejaban de convidar sobre todo a las tres hermanas a sus fiestas. Job no prohibió estas fiestas, pero conocía demasiado bien la naturaleza humana para suponer que no hubiera ningún riesgo moral involucrado en estas ocasiones. «Quizá habrán pecado mis hijos».

Cuando se trata de la búsqueda de los placeres es muy fácil olvidar a Dios, y por algún descuido o acto deshonrar su santo nombre. Así que Job, el sacerdote de su propia familia, ofrece un sacrificio por cada uno de sus hijos. Como sabio padre, está profundamente interesado en que sus hijos sean rectos para con Dios.

No es suficiente para un «varón perfecto» que su familia sea sana y feliz y próspera en este mundo; anhela intensamente, y no escatima sacrificio alguno, para que llegue cada uno de ellos a vivir y caminar en el temor y favor de Dios. El pecado contra Dios es aquello que su alma aborrece.

4) Job estaba protegido.

«¿No le has rodeado de una valla de protección a él y a su casa y a todo lo que tiene?» (verso 10).

Su persona, su familia y sus propiedades estaban cubiertas por el cuidado especial de Dios. A su alrededor se levantaban círculos defensivos. Él y los suyos eran como la vid del Señor (Isaías 5:1-2).

Amado sepa que el Dios de ayer es el mismo Dios hoy. No podemos ver al «ángel de Jehová que acampa alrededor de los que le temen», pero el diablo sí las ve.

Lo que dice Satanás con respecto a la seguridad de los hijos de Dios es de enorme valor. Sin el permiso de Dios su poder es totalmente impotente contra el hombre que se refugia en los brazos de su Dios. «Dios es nuestro amparo y fortaleza, … Por tanto, no temeremos.»

5) Job estaba señalado.

«Y dijo Jehová a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job…? Respondió Satanás a Jehová: ¿Acaso teme Job a Jehová de balde?» (versos 8-9).

Job, siendo un varón perfecto y recto, era una reseña a considerar por parte del Señor y de Satanás. Era hombre marcado para el favor de Dios, y para la envidia de Satanás. Tanto Dios como el Diablo señalan al hombre perfecto (Salmos 37:37).

La consideración divina es toda para nuestra seguridad y utilidad, mientras que la consideración satánica es cómo lograr perturbarnos y destruirnos. ¿No es cierto en un sentido que todo «hombre perfecto en Cristo Jesús» llega a ser objetivo de las tinieblas? Cuando Josué, el sumo sacerdote, fue visto «de pie delante del ángel de Jehová», Satanás fue visto «a su mano derecha para acusarle» (Zacarías 3:1).

Aquellos por los que Satanás y sus huestes no se preocupan deben estar haciendo bien poco por la causa de Dios. El cielo y el infierno señalan al hombre piadoso. ¿Estás en medio de una prueba? Siéntete privilegiado, eso es muestra que Satanás te ve como una amenaza para él.

Revestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las artimañas del diablo”. (Efesios 6:11)

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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