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No dejemos que el mundo nos moldee

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: No dejemos que el mundo nos moldee

Introducción

¿A quiénes nos gustan los deportes? Más, si en algún equipo; tenemos personas que nos agrade o conocidos, nos volvemos apasionados y seguidores de ellos. Nos adentramos tanto que al parecer tenemos una conexión con cada uno ello, y sentimos lo que ellos pueden sentir, a veces sufrimos, a veces lloramos, y también nos alegramos.

Imaginemos un juego por un campeonato, el cual es importante para el equipo, pero; el cual, no ha demostrado un buen juego durante el encuentro y va perdiendo, nos sentimos tristes y a la vez impotentes, sin embargo; luego de muchos esfuerzos y cambios en la formación, el equipo empieza a reaccionar y antes de terminar el tiempo logra empatar el partido. A

l momento de jugar el tiempo extra, más de uno estamos atento a lo que sucede, inclusive los que no somos partidarios de los juegos demostramos cierta atracción por la hazaña hasta el momento conseguida. Lo monumental sucede, que el equipo que ya se veía perdedor, sin esperanzas y derrotado; alcanzó la victoria y el campeonato de la liga.

Tal vez muchos preguntemos, hemos hablado de deporte, de un juego y de los sentimientos. Pero, mi enfoque va más allá, de lo que solo podemos notar en el exterior. La similitud de este equipo, con nuestras vidas cristianas, es que en nuestros testimonios pasáremos y pasamos dificultades y tribulaciones, al punto que ya parece que todo está consumado y no hay una solución para ello.

Como hijos del Dios viviente, deseamos obtener las bendiciones de las manos de nuestro Padre; sin embargo, para obtener ello debemos ser como este equipo, esforzarnos al máximo y entregarnos completamente en las manos de Dios. ¿Como podemos lograr esto? Pasemos ahora a la Palabra de Dios:

1 Pedro 1:13-16Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

Detengamos un momento a meditar en lo siguiente: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado…”, analicemos un momento el término “ceñid”, la misma que tiene procedencia griega “ἀναζώννυμι” (pronunciación: anat-zono-me), su significado también puede interpretarse como “estar preparados”. Podríamos interpretarlo de la siguiente manera, para vencer todo obstáculo en nuestras vidas; debemos estar preparados para saber cómo enfrentar la adversidad.

Hermanos la vida de un cristiano es el de vivir en constante preparación, tanto de mente como de espíritu; debemos estar siempre vigilantes a todo aquello que sucede en nuestro alrededor, para que no nos llegue a sorprender y causar daño. La ligera posibilidad de perder la visión, es un hecho de que nuestras mentes no están sometidas a Dios, a su verdad y a su sabiduría.

Esto sucede porque en nuestras mentes dejamos saturarlas con ideas propias (por lo general egoístas, incorrectas y perversas) y por nuestro “sano juicio”; por algo la Palabra de Dios es muy clara y nos exhorta a que andemos bajo su luz, ya que aquellos que andan bajo su propia luz, caerá…

Cuan dañina es andar bajo nuestra propia concupiscencia, el andar de esa manera también provoca que Dios no decida actuar en su tiempo, y obviamente las bendiciones tampoco llegan a nosotros. El solo hecho de andar carnalmente, conlleva a un sinnúmero de errores más como el tener pensamientos negativos que Dios nos abandonó, o que no existe perdón para nuestros acciones, y empezamos a creer las mentiras del diablo causándonos depresión, tristeza, frustración que nos conllevaría a tomar decisiones que no van sujetas a la palabra de Dios.

Es por ello queridos hermanos que, nuestras mentes siempre deben estar con las ideas de Dios, para ratificar esto leamos un momento en su Santa Palabra, el Evangelio de Juan 14.16, el cual nos enseña y nos dice: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre…”, con esta premisa tan maravillosa podemos estar seguros y confiados que Nuestro Padre Celestial nunca nos abandonara.

Satanás, el archienemigo número uno de la iglesia y de Dios, siempre buscará distanciarnos de nuestro Pueblo, de nuestra Congregación para hacernos caer más rápidamente en la inmoralidad y la depravación; recordemos que Satanás anda como león rugiente, tratando de devorarnos, es por ello que debemos tener los instrumentos necesarias para nuestra defensa.

Hermanos es preciso estar en comunión con Dios, estudiar su Palabra y estar continuamente en adoración tanto de cuerpo, mente y espíritu y ver las grandes hazañas que lograremos al usar sus propias fuerzas y continuar la carrera que cada uno tenemos día a día.

Interpretemos un poco más el mensaje Dado por Nuestro Señor: “…sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado…”, muy bien podemos prepararnos físicamente, pero; ¿es posible prepararnos mentalmente?

Para contestar esta interrogante usaremos el término “sobrios”, nuestras interpretaciones pueden darse principalmente al uso de bebidas alcohólicas; pero, este término es mucho más amplio y más profundo, que simplemente en dar una descripción. Su terminología proviene del vocablo griego “νήφω” (pronunciación: ney-fó), que significa: “ser tranquilo y serenos en el espíritu.

Ser serenos, desapasionados y prudentes”. Así que sobriedad no solo implica analizar una condición mental equilibrada, sino; también una condición espiritual; en otras palabras, podemos decir; que podemos estar embriagados sin haber ingerido ningún tipo de bebida o sustancia psicotrópica.

Podremos preguntar, esto puede suceder dentro de la iglesia, la preguntaría seria ¿Por qué? Todos y cada uno de nosotros tenemos ideas y pensamientos propios, esto implica que prima siempre nuestro deseo de cómo hacer las cosas; lo importante de esto, es saber; que todo aquello sucede en el tiempo de Dios y, no en nuestro tiempo; lo malo de esto, es que no sabemos esperar; y forzamos a que las cosas sucedan. Esto significaría que, no esperamos la Gracia de Dios y es justamente por ello, que es el paso primordial para ser ganadores y triunfadores, el que dispongamos nuestra mente a este cambio.

Como toda actividad física, nosotros debemos prepararnos de una manera, en la que nuestra mente acepte todo lo positivo y lo bueno proveniente de la Palabra de Dios y su enseñanza, sin dejar un lugar sin llenar para que no sea ocupado por ideas erróneas que no permitan, hacer lo correcto. Dejemos que Dios nos conduzca en todo instante y permita, que el Espíritu Santo hago el cambio necesario.

Siguiendo con nuestro estudio, revisemos lo siguiente: “…como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia…” Queridos hermanos, para poder ser vencedores, es necesario también; preparar, otra parte muy importante dentro de nuestro cuerpo, la cual es nuestro corazón.

Alguno de vosotros, amados se podría imaginar que la palabra “corazón” aparece unas 876 veces escrito en la Palabra de Dios, y con ello, llegar a preguntarnos ¿si, es una coincidencia que dicho término apareciera tantas veces?, el termino corazón al igual que muchos otros términos ya estudiados, no solo se basa; a su condición como órgano principal y motor del cuerpo humano… espiritualmente, el termino corazón habla sobre nuestros sentimientos o ánimo.

Hermanos es muy importante concebir como ideología, que nuestro ánimo o sentimiento no debe ser afectado por Satanás, no debemos permitir que la Palabra de Dios se vaya opacando lentamente en nuestras vidas y a su vez comience a apoderarse sentimientos turbios y tenebrosos que comiencen a generar dudas, temores, fracaso.

Sin embargo, es muy difícil que por nuestra propia interacción y por nuestras propias fuerzas, podamos combatir a Satanás, lo que debemos hacer en estos casos, es permitir que en nuestras vidas el Espíritu Santo de Dios, nos guie a cada paso que damos.

Que se el quien nos conduzca en todo momento, permitamos que nuestro cuerpo se adapte a él, permitamos que su voz nos diga lo que debemos y cómo debemos hacerlo, es la manera más eficiente y eficaz de alcanzar este anhelo de victoria para nuestras vidas.

Si somos Hijos del Altísimo, debemos vernos y andar, como el anduvo aquí en la tierra, no debemos dejarnos bloquear por ideas descabelladas e insulsas, ni dejarnos dominar de impulsos y deseos carnales, ya que esto no es agradable a la Santa presencia de Dios, afirmemos estas palabras con la maravillosa y bendita Palabra de Dios, que nos enseña una vez lo que debemos hacer, por favor leamos un momento Gálatas 5.24-25: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu…”, es importante reconocer que nuestro andar debe verse y sentirse, el Apóstol Pablo nos exhorta a que andemos en el Espíritu.

Queridos hermanos, todo aquello que hacemos tiene un propósito en nuestras vidas, nada de lo que hacemos para Dios no tiene recompensa y es vano, recordemos que gracias a su amor y misericordia podemos disfrutar de vida eterna, que regalo más maravilloso.

Igualmente el propósito que Dios tiene en nuestras vidas, es que primero aceptemos que él es Nuestro Dios y que vive en cada uno de nosotros, y que ha dejado a su consolador para regirnos, para mostrarnos los errores que cometemos , para enseñarnos los pecados del mundo, para darnos fortaleza, para darnos ánimos en momentos de dificultad, para cuidarnos, y así un sinnúmero de bendiciones agradables a nuestras vidas, pero; para alcanzarlas debemos preparar el terreno en el cual se pueda sembrar la buena semilla.

La Biblia es un manantial de sabiduría, y es un instrumento poderoso si lo sabemos utilizar, una vez más recurrimos a sus precioso pasajes y leemos en el libro de Santiago 4.8 lo siguiente: “…Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones…”, no hay secreto en ello, porque Dios; nos deja muy claro sus ideas en su Palabra, acerquémonos más a Él.

Terminando nuestro estudio, leamos un último pasaje: “…sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo…”, hemos visto que debemos preparar nuestras mentes y fortalecerlas, y también hemos visto, como preparar nuestro corazón; para que no sea engañado. Ahora tenemos, todo lo que necesitamos para andar como Jesús anduvo en la tierra, entonces, las preparaciones pasadas son un salto para lo que ahora vamos a demostrar, como debemos presentarnos ante su presencia.

Cuando leemos: “…sed santos, porque yo soy santo…” nos referimos a un Dios que vive sin transgresiones, sin tabúes, sin engaños; y cuando nosotros adoptamos esta vida y mostramos nuestro andar, el Señor en su misericordia y amor, nos revela nuestras deficiencias para ir puliendo todo aquello que aún esta en nosotros.

Hermanos debemos perseverar en santidad, y ello, lo logramos no repitiendo acciones pecaminosas. Las cosas que nos han revelado para cambiar, lo lograremos mediante el perdón y el arrepentimiento ante nuestro Dios y no volverlos a cometer; una y otra, y otra vez.

Conclusión:

Para ser vencedores queridos hermanos, debemos realmente buscar agradar a nuestro Padre celestial, con todo lo que hagamos para Él y por Él. Es necesario aplicar todo lo que hemos visto y estudiado, para alcanzar un proceso de santificación y de aceptación ante el Dios santo, que nos espera con los brazos abiertos, a cada uno de nosotros.

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