LA CRISTOLOGÍA – CONCLUSIÓN
Jesucristo es el verdadero Dios. Dada la revelación en Cristo la divinidad misma nunca se separa de la humanidad verdadera; las naturalezas divina y humana nunca se separaron entre sí ni la una neutralizó a la otra.
Vemos en Cristo la plenitud de la Deidad enmarcada en el cuadro de la humanidad; siendo no los atributos de lo divino en su infinitud ilimitada sino los atributos divinos tomando cuerpo en los atributos de la naturaleza humana.
En lugar de la omnipresencia, tenemos la presencia bendita, respecto a la cual testifica el Dios-hombre, “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9); en lugar de la omnisciencia viene la sabiduría divinamente humana que revela a los chiquitos y a los que maman los misterios del reino de los cielos.
En lugar de la omnipotencia creadora de un universo, viene el poder que completa, restaura y rehace el mundo, el poder infinito y plenitud de amor y de santidad en virtud de cuyo poder el Dios-hombre pudo testificar diciendo: “Toda potestad me es dada en los cielos y en la tierra” (Mateo 28:18).
Por eso es que todos los poderes terrenales y celestes, todas las fuerzas de la naturaleza y de la historia encuentran en Él el centro de la libertad, sirviendo a aquel Reino a cuya cabeza se encuentra en Cristo.
© Angel Alonso Irigoyen Rivera. Todos los derechos reservados.
Muy buen estudio me ha ido bien y he aprendido más de mi Señor. Gracias por estos estudios