La serpiente levantada

Julio Ruiz

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La serpiente levantada.. Estudios Biblicos

La serpiente levantada

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Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Estudio de Hoy: La serpiente levantada

Texto Bíblico: Números 21:4-9, Juan 3:14-15

INTRODUCCIÓN:

¿Cómo explicar la recomendación bíblica que al mirar una serpiente de bronce levantada en un lanza la persona podía quedar sana de la mordedura de la serpiente misma?

Bueno, estas son las cosas que solo Dios puede hacer con motivos de una sanidad temporal, pero sobre todo con una visión profética en lo que sería uno de los más extraordinarios tipos que aparezcan en la Biblia y que se cumple de una manera tan perfecta en la persona de Jesús.

Será el mismo Cristo que se encargará de hacer la aplicación que Dios hizo muchos años atrás en su propia persona, cuando dijo: “…Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado…” (Juan 3:14).

Si alguna historia conocía Jesús era esta. A ella iría una y otra vez porque se cumpliría en su vida, sobre todo cuando sería levantado en una horrible cruz para que todo aquel que lo mirara también pudiera ser sanado de la mordedura de la serpiente antigua representado por el pecado. Al momento cuando Jesús fue levantado en la cruz muchos ser burlaron, lo ofendieron y regresaron a sus casas habiendo visto una ejecución más de la que ya estaban familiarizados.

Sin embargo, otros que vieron a Jesús allí levantado, tuvieron que decir: “Verdaderamente este era Hijo de Dios”. La historia se ha divido en dos partes después que Jesús fue levantado. A partir de allí lo hombres que miran la cruz y la rechazan, y los que miran la cruz con fe y salen sanados.

La presente historia del pueblo de Israel mordido por las serpientes venenosas con la serpiente de bronce levantada, nos ofrece uno de los escenarios más significativos para ver el amor de Dios a un pueblo rebelde.

Consideremos cómo aquella serpiente de bronce llega a ser un tipo de Cristo cuando este también fue levantado. Veamos el real significado de la serpiente de bronce levantada.

I. QUE EL PECADO MUERDE CON UN VENENO MORTAL

a. Serpientes en el campamento vers. 6.

El pecado siempre ha sido el resultado de nuestra rebelión. La sentencia del Edén sigue vigente. Dios asocia el pecado con la naturaleza rebelde que yace en el corazón del hombre. Israel había provocado la ira de Dios. Llamar al pan de Dios como fastidio y liviano era una afrenta contra el Padre de la provisión. El Señor tiene niveles de tolerancia, pero cuando se trata de la rebelión contra él, su justicia se pone de manifiesto.

Cuando Saúl se rebeló contra él, Samuel definió aquel pecado como de adivinación y como iniquidad e idolatría (1 Samuel 15:23). Observe esto, Dios envió su pan del cielo para satisfacer el hambre de su pueblo, pero también envió serpientes ardientes para castigar a su pueblo. ¡Qué cosa tan terrible es ser mordido por una serpiente! Usted tiene que imaginarse que la serpiente morderá para inyectar su veneno mortal. Hoy día existen los llamamos “sueros antiofídicos” para contrarrestar ese veneno, pero el pueblo que fue atacado por estas serpientes, morían en el acto. De esta manera lo único que podía salvarles era mirar a la serpiente de bronce. Cristo murió para detener el veneno del pecado.

b. El pecado es una mordedura dolorosa (Romanos 6:23).

Tenemos que reconocer que el pecado vino por causa de una serpiente, la llamada “serpiente antigua”. Paradójicamente aquella no era tan aterradora como las de ahora. Era una serpiente que hablaba, pues Eva se detuvo para escuchar la conversación que ella le planteó con la que despertó los deseos de codicia de la primera pareja. Ahora vea esto, después que la serpiente hiso su trabajo, Dios la maldijo sentenciándola a arrastrarse y a comer polvo, lo que le quitó su belleza y encanto.

Luego la profecía que surgió de allí diría que la simiente le heriría en la cabeza y tú le herirás en el calcañar, siendo este el primer texto mesiánico que mostraba a Jesucristo levantado y muriendo por nuestros pecados (Génesis 3:15).

Es de imaginarse que Adán después que salió del Paraíso se volvería a encontrar con alguna serpiente, pero no sería la misma que estuvo en el árbol, sino una que se arrastraba por el suelo con su veneno mortal. La Biblia va representar al pecado como una mordedura de serpiente. Y es que al igual que aquellas mordeduras en el desierto el pecado produce muerte, pues “la paga del pecado es muerte”.

II. QUE LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO SON MUY GRAVES

a. “…y murió mucho pueblo de Israel…” (Números 21:6).

Es cierto que el hombre ha progresado en inventar ciertas medicinas para curar las mordeduras de serpientes en este tiempo. Pero cuando estudiamos las serpientes que Dios envió a Israel se nos dice que eran “serpientes ardientes”. Según los estudiosos de estas serpientes, el tipo de veneno con el cual inyectaban a sus víctimas simplemente era mortal, no había posibilidad de sobrevivir con algún remedio casero.

En todo el campamento nadie tenía un remedio para este veneno. La mortandad iba en aumento y nada podía detenerla sino una serpiente de bronce. Eso es, el remedio que Dios mismo había provisto. Ahora veamos el remedio provisto por Dios. Se trataba de una serpiente muerta, atravesada por la cabeza, sin veneno. ¿Qué significa esto?

Jesús fue levantado, sin pecado (simbolizado por el veneno), atravesado su cabeza, entregado todo su cuerpo “para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna”. Y así como Dios trajo el castigo, también llegó el remedio. En esto consiste la fe, que creamos en lo que Dios nos ha dejado para nuestra sanidad espiritual. Cristo es el antitipo de aquella serpiente.

b. “…hemos pecado por haber hablado contra Jehová…” vers. 7.

El pecado es una afrenta contra Dios. Es verdad que el pueblo se quejó contra Moisés, pero al final la queja estaba dirigida contra Dios. Note esto, las serpientes vinieron para castigar el pecado de la queja y la murmuración. Dios no pasa por alto el pecado contra él.

El pecado como veneno ha inflamado las mentes de las personas. Cuando Israel dijo que habían pecado contra Dios estaban revelando los efectos que esto trae al cuerpo, la mente y el alma de la persona. Ese “veneno no nos deja estar tranquilos sino llenos de temor y de angustia.

Las mordeduras de aquellas serpientes eran aterradoras. Bien puede uno imaginarse los gritos de angustia en cada hogar hebreo porque venían algún familiar muerto o alguien en extremo dolor. Y esto es lo que produce el pecado.

El veneno del pecado en el alma también produce terror cuando dejamos que él nos invada y nos controle. La desesperación llega a ser uno de los resultados, sobre todo cuando sabemos que nuestro pecado ha ofendido el amor y los cuidados divinos. Tan terribles son las consecuencias del pecado que Dios proveyó su el remedio.

III. QUE EL HOMBRE TIENE QUE MIRAR PARA SER SANADO

a. “…y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá…” vers. 8.

¿Cómo explicar este método de sanidad de parte de Dios? ¿Se da cuenta la manera cómo Dios hace las cosas? Sin embargo, cuando vemos que esa serpiente levantada por Moisés escondía el más grande asunto profético respecto a la salvación de la humanidad, simplemente tenemos que decir que todo lo que Dios hace tiene sentido y será siempre para nuestra bendición. La condición para ser sanado era mirar la serpiente.

Dios pudo haber enviado desde el cielo una medicina como lo hizo con el maná y las codornices para que al recogerlo y ponerlo en la herida se sanaran, pero no fue así. Él ordenó que Moisés hiciera una serpiente de bronce, no para ser adorada (aunque después lo fue), sino para ser sanados. El remedio a la mordedura de la serpiente del pecado es “una mirada de fe”. ¿Cuál es el significado de esto?

Cuando alguien mira a Cristo en la cruz allí verá que el pecado es herido de muerte y colgado como una serpiente muerta. La buena noticia es que Cristo quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad. La muerte por la mordedura de la serpiente del pecado ya no reina más.

b. “… y cuando alguna serpiente mordía… miraba…” vers. 9.

No había muchos remedios en los campamentos de Israel sobre la mortandad que producían las serpientes ardientes. Sólo una serpiente de bronce levantada en una asta. Dios nunca pone dos opciones cuando se trata de salvar al hombre. Los médicos hoy tendrían varias opciones para sanar al mordido de serpientes.

Esto parece un simple detalle, pero tiene una explicación teológica respecto a lo que Dios ha provisto como medicina para sanarse de la mordedura de la serpiente que representa el pecado. Así decimos que hay un sólo salvador. Después la palabra dirá que no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos.

La profecía nos dice que Cristo iba a ser herido en el calcañar por la serpiente antigua, pero fue él quien hirió la cabeza de la serpiente (Génesis 3:15). Así, pues, lo único que tiene que hacer el hombre para salvarse es mirar a Cristo levantado.

En este sentido decimos que sólo hay una serpiente salvadora que es resplandeciente y lustrosa. Observe este detalle, Dios pudo mandar hacer la serpiente con otro material, pero lo hizo de bronce, recién creado y pulido. El bronce brilla con el sol y así es nuestro Cristo. Él ha sido levantado como el remedio para el pecado.

IV. QUE EL REMEDIO DEBE SER APLICADO PARA SER EFECTIVO

a. Había que salir y buscar la serpiente.

Cuando Naamán fue al profeta Eliseo para ser sanado, él pensó que con una sola orden del profeta podía ser sanado de su lepra, pero no fue así; Eliseo lo mandó a ir al Jordán y zambullirse allí siete veces (2 Reyes 5:1-18). Esto no le pareció bien al capitán asirio, pero al ser motivado por uno de sus siervos terminó yendo y después fue sanado.

Mis hermanos, Dios ha provisto una sola manera para ser sanados del pecado y hay que salir donde estamos y buscarla. Hay que salir del “campamento” de nuestras vidas e ir a buscar la serpiente levantada. Jesús dijo que así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre debe ser levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Véalo de esta manera.

Dios podía haber ordenado que la serpiente de bronce fuera llevada de casa en casa y pasarla por la herida, pero la orden era salir y mirar la serpiente. Eso es lo que llamamos el remedio aplicado. Mucha gente quiere ser sanada pero que le lleven la “serpiente de bronce” a la casa. Hay que salir y buscar a Cristo para ser sanado. Sin fe es imposible agradar a Dios.

b. En ningún otro hay salvación (Hechos 4:12).

La intención de Dios al levantar la serpiente de bronce es para que todos supieran que no había otra forma para ser sanado. Nadie tenía ni la capacidad ni el poder para sanar al enfermo. Aun si Israel hubiera practicado la brujería entre ellos, ningún brujo podía hacer milagros. Aun si ellos hubieran usado los medios naturales de hiervas de sus ancestros, nada de eso servía para sanarles.

Ningún esfuerzo humano era válido frente aquel dolor de la mordedura, sólo la mirada a la serpiente podía salvar. Decimos de igual manera, “solo de Jesús la sangre”. Bien pudiera invitarse a alguien para que orara por el enfermo, para que le pusieran un crucifijo en la herida, para que hicieran algún conjuro alrededor del enfermo, pero si no pone su fe en la serpiente de bronce no podrá ser salvo.

Dios dejó claro y afirmó su único plan de salvación a través de lo que sucedió en el desierto con la mordedura de las serpientes. No hay otro plan para la salvación sino por medio de Cristo. La única condición para la salvación de la mordedura del pecado es mirar al único medio que Dios dejó porque no hay otro nombre debajo del cielo para ser salvo.

CONCLUSIÓN:

Un hombre llamado Nicodemo, “un principal entre los judíos”, vino de noche a Jesús y se refirió a él como “maestro bueno” por haber venido de parte de Dios. Nicodemo reconoció las obras que Jesús hacía lo calificaba como un enviado del cielo.

Jesús aprovechó la ocasión para hablar del nuevo nacimiento, la gran doctrina de la salvación. Y todo este escenario sirvió para dejar uno de los versículos más importantes de las Escrituras como lo son Juan 3:14-16.

Nicodemo conocía muy bien la historia de Israel en el desierto, su rebelión, la mordedura de las serpientes ardientes y fue a este hombre a quien Jesús le revela que la serpiente de bronce levantada para la sanidad del enfermo, tenía que ver con él.

Jesús fue levantado como la serpiente muerta, atravesado por todas partes para que todo aquel que lo mirara fuera salvo. Todos debemos mirar a Cristo para ser salvos.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Ambiente de Gracia, Fairfax, VA.

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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