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Debilidades el alma.. La Culpa.. 1ra Parte

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DEBILIDADES DEL ALMA – LA CULPA.

¿QUÉ SIGNIFICA CULPA?

El diccionario define la palabra culpa como “un sentimiento de responsabilidad o remordimiento por alguna ofensa, crimen o equivocación, ya sea éste real o imaginario”. La culpa es esa parte de la conciencia humana que nos confronta y nos condena por acciones y pensamientos. Es una falta más o menos grave, delito o pecado que se comete voluntariamente a sabiendas. Es una experiencia dolorosa que deriva de la sensación más o menos consciente de haber transgredido las normas éticas personales o sociales.

Culpa es el término jurídico que, supone la “voluntaria omisión de diligencia en calcular las consecuencias posibles y previsibles del propio hecho”.

En nuestra lengua, la noción de culpa tiene una doble significación; por un lado se habla de ‘culpabilidad jurídica’ cuando ha quedado probado que un sujeto ha incumplido las leyes vigentes en un país; por otro lado, hablamos de ‘culpa moral’ o de ‘sentimiento de culpabilidad’ cuando hemos actuado en contra de las normas morales que nos dicta nuestra propia conciencia.

Esas normas morales se han incorporado en nuestra mente desde la más temprana infancia. En la relación con los padres, u otros adultos significativos; el niño va aprendiendo que hay conductas que reciben aprobación y premios y otras que producen enojo, rechazo o castigo. De manera que percibe, dentro de ésta familia, qué cosas son aceptadas y “buenas” y qué cosas son rechazadas o “malas”. Indudablemente que estas normas también están conformadas por la cultura a la cual se pertenece. Hay normas de convivencia que determinan las relaciones interpersonales en la sociedad. Se reciben normas mediante el aprendizaje, la tradición, la religión, las relaciones con otros, los medios de comunicación, etc.

Primero las normas son externas, le llegan desde el exterior, pero, a medida que crece, el niño las va incorporando como propias. Posteriormente las ha internalizado. Se constituye su “conciencia moral” que será la que aprueba o desaprueba sus pensamientos, sentimientos y acciones. Aparece un “Yo ideal”: cómo hay que actuar, pensar y sentir. Éste queda conformado en los cinco primeros años de vida, y luego, no será fácilmente modificable.

Cuando los padres enseñan con amor, con seguridad, lo hacen a la medida de la comprensión del niño; de igual modo la disciplina se adecua tanto a la falta como a la edad del niño. No se lo degrada ni avergüenza, no se le amenaza con quitarle el amor y la aceptación. La culpa aparece, también el castigo, pero juntamente aparece la posibilidad de reparación. Aprende que un arrepentimiento genuino acarrea el perdón y que puede reparar el daño (aunque haya roto un valioso jarrón que no puede arreglarse, su arrepentimiento y pedido de perdón, hacen que todo esté otra vez en orden).

Pero cuando se actúa en forma opuesta: con agresividad, amenazas, insultos, con castigos excesivos a la falta y edad del niño que no logra comprender lo que ocurre, cuando se lo avergüenza y se le hace sentir incapaz, indigno, cuando se le obliga a tomar responsabilidades que lo sobrepasan (debe cuidar a su hermanito menor aunque él tenga 5 años), dentro del pequeño se va creando una autoimagen desvalorizada, insegura, cargada de una culpa que infectará toda su vida. Siente que aunque lo castiguen una y otra vez nunca alcanzará el perdón, que nunca podrá reparar sus faltas. Es culpable. Culpable por enojar a sus padres, por la pelea de éstos, por su divorcio, por la enfermedad de un hermanos, por……….
Entonces, en ambos tipos de familias hay culpa y castigo, pero las consecuencias son diferentes. Una culpa será saludable, la otra enferma. Así podemos acercarnos a una primera diferenciación: una culpa útil, justificada, necesaria, que nos da la posibilidad de corregir nuestros errores, que se relaciona con la salud psíquica y otra patológica, que afecta la salud integral de la persona y se encuentra en la base de muchísimos conflictos psíquicos.

TIPOS DE CULPA.

Si bien no hay una clasificación aceptada por todos podemos tratar de hacer un bosquejo que nos aclare un poco el tema:

La culpa puede ser

  1.  Civil o Legal
  2.  Teológica o espiritual
  3.  Psicológica. Está dividida en:
    1. Consciente o Inconsciente, siempre justificada
    2. Consciente justificada
    3. Consciente injustificada
    4. Inconsciente justificada
    5. Inconsciente injustificada
    6. Inexistente

1. Culpa civil o legal

Surge cuando se quebranta una ley humana. Se la sienta o no, es totalmente objetiva, hay algo que no se debía hacer o algo que se debía hacer. Es concreta. Por ejemplo: pasar un semáforo en rojo; no pasar la cuota alimentaria a los hijos; alterar el medidor de la luz; adulterar un sello bancario, avalar una ley anticonstitucional, etc. etc. etc.

2. Culpa Teológica o Espiritual

Es la que produce en nosotros el Espíritu Santo. El es quien nos “redarguye de pecado”. Su objetivo es llevarnos al arrepentimiento. Hay confesión y cambio de actitud.

El pecado siempre produce una culpa totalmente justificada, tengamos conciencia o no de que lo cometimos. La palabra dice: “¿Quién podrá entender sus propios errores?. Líbrame de los que me son ocultos.” (Salmo 19:12)

Creo que es claro el pecado consciente que crea culpa consciente.

Ocurre que determinadas situaciones o vivencias producidas en cualquier etapa de nuestra vida (aunque muchas se dan en la infancia), originan pensamientos o sentimientos vivenciados como inadecuados, malos, y los “encerramos” en nuestro inconsciente, como si desde allí pudieran desaparecer.

Confinados en ese lugar de nuestra psiquis hay contenidos relacionados con odios, rencores, pensamientos y sentimientos destructivos, sexuales. Algunos ejemplos.

A veces el rencor es muy fuerte y hay deseos, pensamientos violentos donde se expresa el anhelo de la muerte de una persona. Cuando esa persona es un ser querido, la culpa hace que lo anterior se borre de la conciencia.

Hay situaciones de incesto, abuso, violación, que pueden quedar atrapados en el inconsciente. Lamentablemente estas situaciones producen en la víctima vivencias de culpas: “cómo no le dije a mis padres”; “cómo lo seguí permitiendo tanto tiempo”; “si hubiera ido por otra calle, o me hubiera vestido diferente, o…”. Aunque la responsabilidad es la del victimario, la víctima puede sentirla igualmente, así ello haya ocurrido cuando tenía pocos años de vida. Sobre todo en la infancia, si el abuso fue de parte de un ser querido, o de la única persona que decía amarle, o le produjo placer, hay culpa. La persona se castiga de muchas maneras.

Cuando en el grupo familiar no se habla del sexo, o se lo muestra como sucio, malo, castigado por Dios, las sensaciones sexuales normales son vividas con culpa, de modo que no sólo se la tapona sino que puede llegar a poner un manto negativo y enfermo sobre toda la sexualidad de la persona.

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