Estudios Biblicos
Estudios Biblicos Prédica de Hoy: El amor no requiere sacrificios egoístas
INTRODUCCIÓN
EL AMOR NO ES LEGALISTA
1 Corintios 13:3 “Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve“.
Ya vimos que no nos sirve de nada ofrecer a los pobres nuestro sacrificio financiero; sino tenemos amor por ellos. Que Dios no nos ha llamado a ser Filántropos; sino a mostrar su amor en acción, primeramente predicándoles la Palabra para que sean salvos por la eternidad y ¡Claro está! También ayudarles en todo lo que podamos, con amor.
La segunda parte de este versículo aparece de manera diferente en los manuscritos griegos primitivos y de los Padres de la Iglesia.. Hay dos opciones:
- Uno es “quemado” (kauthēsomai) “y si entregase mi cuerpo para ser quemado” (v. 3b). Podría sugerir una entrega de mártir para morir en el fuego.
- El otro es “me glorie” o vanagloria” (kauchēsōmai); “si entregase mi cuerpo por vanagloria”
El martirio por la quema era desconocido en la Iglesia primitiva, pero se hizo más común tras las persecuciones de los emperadores Nerón y Domiciano. Por lo tanto, es probable que posteriormente un escriba pudiese haber cambiado “la gloria” por “quemar”.
En el libro de Daniel, los tres hijos de Israel fueron a las llamas en lugar de inclinarse ante un dios falso. Otros a lo largo de la historia han hecho lo mismo. La quema de cristianos en los primeros años de la fe fue algo común.
Más tarde, la Iglesia Católica Romana quemó fieles creyentes a voluntad. Gente como John Hus se entregó a las llamas en lugar de someterse a las perversas prácticas de la iglesia. Estas personas dieron sus vidas por el bien de Cristo, apoyándose en el amor por Él en lugar de amor por este mundo.
Sin embargo, Pablo nos muestra que no hay nada intrínsecamente valioso en la muerte de esta manera. Los monjes budistas se auto inmolan de vez en cuando en protesta por ciertos eventos. Sin embargo, esta es una muerte inútil a menos que se haga con el amor verdadero como su propósito.
Uno puede morir noblemente por otro, preservar la vida del otro a cambio de la suya, o uno puede morir por su fe en Cristo y su amor dirigido a Dios. En esto, hay una razón válida para ir a las llamas. Pero morir simplemente por el hecho de morir, consignarse a las llamas sin una razón amorosa en mente, no tiene ningún mérito.
Sacrificios y abnegación egoístas.
Pablo en este versículo nos habla de los sacrificios egoístas. Un hombre podría dar todos sus bienes para alimentar a los pobres, rendir su cuerpo a las llamas como mártir, y aún así no tener el amor divino como motivación fundamental. La gente puede tener motivos estrafalarios.
Un hombre puede ayunar durante cuarenta días, no para acercarse a Dios; sino para batir un record o para tener una experiencia de la que gloriarse. Este es un ayuno para satisfacer la carne. A veces la abnegación se hace simplemente para mostrar religiosidad. Asegúrese de que sus motivos sean los correctos.
NO SOMOS LEGALISTAS, NI RELIGIOSOS, NI FARISEOS.
Como pastores principales de la iglesia hemos estado hablando mucho en los últimos días sobre la necesidad de no ser unos religiosos. Traemos tanto bagaje de la iglesia tradicional, que estando en el Señor, quien nos ha liberado de TODA esclavitud, seguimos teniendo actitudes religiosas y creemos que estas son normales y creemos que éstas nos ayudan a estar mas cerca de Dios.
Por ejemplo: Ayunar obligatoriamente varias veces al mes para buscar la santidad y una vez hecho, proclamar a los 4 vientos que es una persona que ayuna mucho y que si no lo hace se siente que esta mal con el Señor. Eso es religión.
El motivo para ayunar y orar debe ser para un propósito específico, como la liberación. Leer Isaías 58 y Mateo 6:16-18. Cuando ayunemos y oremos, debe ser en intimidad con Dios, cerrada la puerta (es decir que nadie se entere) y nuestro Padre que ve en lo secreto, nos recompensará en público.
Recuerdo de un profesor del seminario que nos decía siempre que debíamos orar de madrugada, como él que se levantaba a las 4 de la madrugada y oraba hasta las ocho y yo misma le encontré infraganti diciendo varias mentiras a sus hijas.
Quiero que conozcamos un poco mas sobre el:
LEGALISMO RELIGIOSO O FARISEÍSMO MODERNO.
Lucas 18:9-14. “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como éste publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aún alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será exaltado.”
Los fariseos eran legalistas religiosos que habían logrado desarrollar un método de interpretación de los libros de la ley, la cual requería prácticas minuciosas y detallistas para llegar a la santidad.
Los fariseos confiaban en su conocimiento meramente intelectual, en su interpretación tradicional de las leyes de Dios y se consideraban a sí mismos justos, exaltándose por creerse más buenos, o más santos o más religiosos o más sabios que los demás.
Jesús les llamó hipócritas porque “aparentaban” ser justos, pero su corazón estaba lleno de maldad. Los legalistas creen que poseen la verdad, y atacan a todo aquel que disienta de sus interpretaciones, o defienden su verdad a capa y espada.
Nosotros sabemos que la palabra de Dios no necesita que nadie la defienda, la palabra de Dios se defiende sola. La Biblia es un libro que esta vivo y que habla a cada cual según sus necesidades personales, y habla además a diferentes grupos de personas, gentiles, cristianos, y judíos en lo general.
La Biblia va mucho más allá de interpretaciones religiosas. No se puede encajonar, porque la verdad no se puede encerrar. La palabra de Dios va hasta donde Dios quiere y hace lo que Dios quiere que haga, sin tomar en cuenta nuestra decisión.
Lucas 7:39 y 49. “Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora… Y a ella [Jesús] le dijo, tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa [fariseos], comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste que también perdona pecados? ” .
Los fariseos se caracterizan por criticar y después juzgar todo lo que los rodea, creyendo que son mejores que los demás. Ven la paja en el ojo ajeno, pero no ven la viga en el propio. Murmuran entre sí e inyectan dudas a los que los rodean respecto a determinada persona, por lo general alguien que no es fariseo como ellos.
Pueden perjudicar grandemente a una persona creyendo firmemente que están sirviendo a Dios, creen que los motiva la justicia, cuando en realidad Satanás está detrás de cada una de sus murmuraciones, contiendas y dudas. Los fariseos son como “aves de mal agüero”, su presencia presagia peligro.
Lucas 11:15-16. “Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebu, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. Otros para tentarle, le pedían señal del cielo.”
Aparte de creer que saben todo, que son justos, sabios y santos, los fariseos no son capaces de reconocer cuándo Dios está actuando con poder en la vida de alguien, sino que, sin empacho alguno, emiten su juicio: Está endemoniado. También y por la misma naturaleza corrupta de sus corazones son personas que pueden ser usadas por el diablo para tratar de tentar a los hijos de Dios.
El legalista trabaja sutilmente, sabe usar las palabras con los acentos adecuados para provocar las reacciones deseadas, y actúa creyendo sinceramente que lo que hace lo hace para servir a Dios.
También auto justifican diciendo que son buenos porque nunca han matado a nadie, porque van a la iglesia, ayunan, oran, pero no se dan cuenta que sus lenguas se mueven con la velocidad de la serpiente, para fulminar a otros.
Los fariseos levantan el dedo acusador para desviar la atención de los demás, para que nadie se de cuenta de sus propios pecados, de la triste condición de su pobre corazón entenebrecido.
Lucas 11:39. “Ahora bien, vosotros los fariseos, limpian lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de rapacidad y de maldad. Necios, el que hizo lo de afuera, no hizo también lo de adentro?”
En este pasaje de la escritura, los fariseos se alarmaron porque Jesús no se lavó las manos antes de comer. ¡Hasta en eso se fijaban! Los legalistas buscan los más mínimos defectos en los siervos de Dios, los juzgan, levantan contienda y división en contra de ellos, hasta despedazarlos.
Lo hicieron con Jesús, al cual asesinaron por no soportar que fuera diferente, que predicara la LIBERTAD de alabar a Dios por sus maravillas, porque predicó a los pecadores y se sentaba a comer y beber con ellos. ¡Los fariseos no pueden sentarse a comer y beber con pecadores, porque los juzgarán por sus pecados!
Lucas 11:42. “Más ¡ay de ustedes, fariseos! Que diezmas la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasan por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer sin dejar de hacer aquello.”
Los legalistas cuidan mucho las apariencias, pero se olvidan fácilmente del amor y la justicia de Dios. Si Dios fuera legalista, desde cuando todos nosotros estuviéramos muertos. Pues la palabra de Dios dice que POR CUANTO TODOS pecaron están destituidos de la gracia de Dios. Y que aquél que se dice libre de pecado, aparte de estar mintiendo, hace a Dios mentiroso.
Ese es el primer paso para NO SER legalista. Tener compasión por los pecadores, y reconocer que nosotros estamos o estuvimos ahí, y por LA GRACIA DE DIOS, y no por nuestras obras, fuimos salvos. Y si Dios lo hizo conmigo, y contigo, lo puede hacer con todos los pecadores que se arrepientan. Por lo tanto, tenemos que amarlos como Cristo amó a su iglesia, y dio su vida por ella. Nosotros debemos predicar arrepentimiento en amor, y la justicia debemos dejársela a Dios.
Lucas 11: 43-44. “¡Ay de ustedes, fariseos! Que aman las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Que son como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.”
Desgraciadamente, los fariseos están activos y vivos en la iglesia de hoy, como lo estuvieron hace mas de dos mil años cuando crucificaron a mi Señor. Se esconden, espían, levantan sus oídos para oír pláticas ajenas, y luego esparcen rumores falsos. Dejan que los incautos confíen en ellos y en cuanto éstos se equivocan, abren sus fauces para acusarles y luego devorarles.
Confrontar a un legalista es participar de legalismo.
Lo primero que dirán es, perdóname, no lo volveré a hacer, pero inmediatamente después toman ofensa, y actúan en consecuencia, preparan planes de destrucción, y los ejecutan.
Solo la gracia y el Poder y la protección sobrenatural de Dios pueden librarnos de sus maquinaciones. Pero sabemos que lo hicieron con mi Señor, y lo siguen haciendo con los siervos y siervas de mi Señor, hoy en día. ¡Que el mismo Señor les reprenda!
Los fariseos odiaban a Jesús porque Él era libre, y hablaba con libertad y denuedo la VERDAD. Porque no se sometía a la religión ni vino a imponer una religión nueva, SINO QUE VINO A MOSTRARNOS EL CAMINO AL CIELO por Gracia, no por obras, por eso lo mataron. ¡Demonio tiene, dijeron!
Lucas 12:1ª-3. “Guardaos de la levadura de los fariseos que es la hipocresía. Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.”
Ponerse al tu a tu con una persona que vive bajo el yugo del legalismo, además de ser peligroso, es desgastante y futil. Nosotros no somos el Espíritu Santo para convencer a nadie de sus pecados. Pero sí podemos pedir al Espíritu Santo en nosotros que les convenza. Debemos orar cada día pidiéndole a Dios que toda obra oculta dentro de la iglesia se manifieste, y que todo lo que se hable en tinieblas se proclame en las azoteas.
El cuerpo de Cristo no puede cargar con el peso de los fariseos a cuestas, los fariseos tienen que ser expuestos y removidos, por el propio peso de sus hipocresías, por la justicia de Dios, y porque Él lo prometió.
Si tu has sido víctima de estas aves rapaces dentro de tu iglesia, lo primero que debes hacer es PERDONARLOS porque no saben lo que hacen, nunca lo han sabido, y si Jesús perdonó a los fariseos de su tiempo que a gritos proclamaban ¡Crucificadle!
Nosotros tenemos que perdonarles para que LA SALVACIÓN verdadera llegue a ellos. Tenemos que liberarlos de la ofensa y entregarlos en las manos de Dios. Nosotros sabemos, porque la Biblia dice que ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo! Por lo tanto, y por amor a Cristo, ora pidiéndole a Dios que esos fariseos puedan ver el amor de Cristo en ti, y se arrepientan y se conviertan a Él.
Si tu has participado de legalismo en contra de mis hermanos en Cristo, y tienes el espíritu de fariseo en ti, arrepiéntete de tu pecado pues el Señor Jesucristo viene pronto, y separará la cizaña del trigo, ponte a cuentas con todos aquellos que hayas ofendido, y pídeles perdón por haber hablado contra ellos.
Dios te perdonará y cambiará tu vida, si tu reconoces que había orgullo, legalismo e hipocresía en ti. Y Satanás no se enseñoreará de ti, no más. Te lo digo en el nombre de Jesús, mi Señor y Salvador. Así sea, amén.
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