ESTUDIOS BÍBLICOS
Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: Discipulado Nº 21 – El apego emocional
INTRODUCCIÓN
Hemos aprendido hasta ahora varias cosas importantes en cuanto al apego. Una de ellas es la de no apegarnos a las cosas materiales o terrenales; porque el hacerlo quitaría nuestra mirada de lo que en verdad importa, lo celestial, lo espiritual y lo otro es poner mucho cuidado en el uso de nuestros móviles; porque bien comprobado está, que si no prestamos atención, éste nos roba el valioso tiempo que tenemos y nos lleva a tener una vida devocional mediocre. Dios quiere que nosotros nos apeguemos a Él, Él debe ser nuestro mayor y más grande tesoro.
APEGO EMOCIONAL.
La teoría del apego parte de la idea de que todas las personas podemos sentir apego por las cosas o las personas si recibimos eso durante nuestra educación de niños.
De acuerdo con esta propuesta creada hace más de 50 años por el psicoanalista británico John Bowlby, el apego es consecuencia natural del trato que recibimos por parte de nuestros padres o cuidadores y de la manera en que vimos a nuestros padres relacionarse entre sí.
Es decir,si nuestros padres manifestaron cierto apego por nosotros cuando fuimos niños, nosotros seremos apegados como adultos, ya sea a las personas o a los objetos. La teoría del apego considera que esto ocurre porque cuando somos pequeños aprendemos a imitar todo lo que vemos, con el propósito de sobrevivir.
La sorpresa es que la teoría del apego considera que existen dos tipos de apego: el seguro y el inseguro. ¿Puede existir, entonces, una forma de apego que no sea negativa? Te contamos más.
El apego seguro ocurre cuando nuestros padres, cuidadores o cualquier otra persona nos hace sentir seguros y con la confianza de que podemos contar con su apoyo cada vez que tenemos un problema. El apego seguro ayuda a que los individuos aprendan a confiar y sean capaces de brindar apoyo a quienes lo necesitan.
Por otro lado, el apego inseguro o negativo sucede cuando las primeras experiencias de una persona fueron bajo un régimen distraído o autoritario e, incluso, cuando los padres o cuidadores fueron despectivos y poco confiables o estaban ausentes. Cuando existe apego inseguro, la gente no se siente con la suficiente autoestima como para bastarse a sí
misma, y suele conformarse con relaciones en donde pueden tratarla mal, pero vive con la impresión de que el otro satisface sus necesidades.
El apego emocionales un tipo específico de vínculo dentro de los vínculos afectivos, de naturaleza social y supone la búsqueda de protección, cuidado, seguridad y bienestar dentro de la relación. Se da en parejas, niños, familiares y en general personas cercanas.
A lo largo de nuestra vida vamos formando vínculos afectivos con distintas personas. Algunas de estas vinculaciones son la relación de padres e hijos,abuelos y nietos, amistad, vínculo fraternal, amor romántico.
Veamos a continuación un tipo de apego que afecta de manera considerable a los matrimonios de la actualidad.
APEGO EMOCIONAL CON LOS PADRES EN EL MATRIMONIO.
Existe un principio fundamental cuando un hombre y una mujer deciden unir sus vidas para iniciar un proyecto común mediante el matrimonio. Se trata del precepto bíblico de “Dejar a su padre y madre y de unirse a su cónyuge para ser uno solo” (Génesis 2:24). Al entender este precepto en su verdadero sentido, se posibilita el inicio de una nueva realidad familiar libre de muchos inconvenientes.
Por supuesto, no hay que abandonar ni desentenderse de ellos. Al iniciar una vida conyugal, la pareja debe dejar a sus familias de origen para concentrarse en la construcción de su propia y nueva realidad familiar.
Con los padres y los suegros, es conveniente establecer, en la medida de las posibilidades, una relación cercana, saludable, positiva, cordial, afectuosa y de respeto recíproco. En las familias de origen, la nueva pareja debería de encontrar amor, apoyo, consejo, orientación y solidaridad.
El problema surge cuando, por un lado, uno o ambos cónyuges no rompen el “cordón umbilical” con sus padres y mantienen la dependencia en las relaciones, que impiden el desarrollo saludable de la nueva familia. Este apego emocional tiene que resolverse, si se quiere una familia feliz.
Pero, además, puede suceder que los padres o los suegros no se comprendan ni se respeten, sino que también se cuente con la autonomía de los nuevos cónyuges, y se pretenda Estos padres, aunque tengan buenas intenciones, al intervenir, terminan por obstaculizar el desarrollo de la nueva familia; quienes tendrán por seguro, sus propias características, sus propias normas, sus propias dinámicas, que podrían, incluso ser muy diferentes a las de sus familias de origen.
Desde este punto de vista, la nueva pareja debe ser una relación adecuada con la relación entre los padres y los suegros . Es decir, con la familia de origen se debe aspirar a un vínculo amoroso cercano, pero a una distancia apropiada para permitir el desarrollo autónomo de las decisiones y acciones de la nueva pareja.
El establecimiento y el respeto de estas fronteras físicas y los emocionales el aprendizaje y la disminución los riesgos de los intentos de comunicación. El limitar de manera clara y temprana, estas fronteras, ayuda a los nuevos cónyuges, porque no tienen que pasar por indisposiciones, incomodidades innecesarias, provocadas por el excesivo involucramiento -consciente o inconsciente- de padres y suegros.
Cuando la presencia y la intervención de padres y suegros es ya prolongada, repetida y poco saludable, la pareja debe hacer un alto, conversar serenamente y acordar nuevas formas de transmitir con amor, respeto y transparencia a sus familias de origen. En este caso, la pareja debe entenderse primero y llegar a acuerdos válidos, procurando evitar que esta situación resulte resentimientos y / o conflictos entre ellos o sus respectivas familias de origen.
Sin embargo, la participación excesiva y el inconveniente de “terceras personas” en el matrimonio, también puede ser proveniente de otros familiares, de amistades, compañeros de trabajo o vecinos. Al igual que en el caso de padres o suegros, para estas otras personas, el establecimiento de límites es fundamental.
El matrimonio no es una realidad en los esposos en el mundo que circundan.
Por el contrario, es sano para la pareja desarrollar y mantener relaciones afectivas y cercanas con familiares y amigos.
El problema ocurre cuando estas relaciones también se relacionan con la dinámica íntima de la pareja o de la nueva familia. Mientras tanto, los activos físicos, los afectivos y los emocionales, los resultados no están disponibles. Pero cuando estas se vuelven muy cercanas y desmedidas, pueden llegar a amenazar la vida familiar y familiar. Una vez más, para este tipo de relaciones, conviene aplicar la frase “cercanía necesaria con distancia saludable”.
En efecto, los cónyuges deben reconocer y aplicar los límites de afecto, interés, respeto y prudencia que deben existir en la pareja con otros familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos.
Las fronteras aquí también deben estar muy bien definidas, para que no sucedan inconvenientes y sorpresivas confusiones o excesos de confianza que puedan afectar la relación conyugal.
El matrimonio es un lugar para desarrollar un vínculo estrecho, íntimo, único, entre dos personas que se unen para ser una sola unidad.
A partir de esta hermosa realidad conyugal se construye la nueva familia.
Con las “terceras personas” -sean padres, suegros, otros familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos-, la pareja debe mantener una necesidad y favorable proximidad que ayude a crecer y disfrutar, pero con una clara y saludable distancia física y Emocional que les permita resguardar su intimidad, autonomía e identidad.
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