Discipulado Nº 32 – Discípulo como un escriba docto

Moreiba Cabrera

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Discipulado Nº 32 – Discípulo como un escriba docto

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ESTUDIOS BÍBLICOS

Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: Discipulado Nº 32 – Discípulo como un escriba docto

INTRODUCCIÓN

Mateo 13:51-52Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor. 52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas”.

Estamos analizando la última parábola que enseñó Jesús a sus discípulos en esta serie del capítulo 13 de Mateo. Aprendimos que necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para tener entendimiento de las cosas espirituales. Dios desea que siempre le respondamos SI, Señor, si entendimos. Seguidamente después de esta respuesta afirmativa de sus discípulos, el Señor Jesús le narra otra parábola.

DISCÍPULO COMO UN ESCRIBA DOCTO.

Esta parábola se le ha llamado “La parábola del Padre de Familia”, también “La parábola de los Tesoros nuevos y viejos”; pero creo en esta oportunidad ya no se refiere al Reino de los Cielos en si mismo; sino que se refiere a aquellos, especialmente los “escribas” que han sido instruidos en lo relacionado al reino de Dios.

El reino de los cielos necesitaba ser comprendido para vivirse. El reino de los cielos distaba y dista mucho del reino que los judíos esperaban que estableciera el Mesías. Jesús estableció un reino que es necesario conocer para saber vivir en él.

Para Jesús era crucial hacer entender a sus discípulos que ellos serían los próximos escribas del reino que debían ser capaces de mostrar el carácter del Mesías y la forma de instaurar el reino. Todo ello anunciado de antemano por Dios a través de los profetas.

¿QUIÉN ERA UN ESCRIBA?.

Según wikicristiano.org, un escriba era un “Hombre que copiaba la ley y otros libros de las Escrituras (Jeremías 8:8). Más específicamente, un hombre que era hábil para enseñar e interpretar la Biblia. 

En el sentido moderno, tal persona se podría llamar teólogo o erudito en religión. En el NT a veces se la llama nomikós (“intérprete de la ley”; Mateo 22:35; Lucas 38:7; 10:25; etc.) o nomodidáskalos (“doctor de la ley”; Hechos 5:34; 1 Timoteo 1:7).

La 1ª persona en Llevar el título de “escriba” en este sentido fue Esdras, “escriba diligente en la ley de Moisés” (Esdras 7:6), que se había consagrado al estudio y la enseñanza de la ley de Jehová (vers. 10). Después del tiempo de Esdras, los escribas asumieron posiciones de influencia entre los judíos como maestros de la Palabra de Dios.

Por el tiempo de los macabeos (s II a.C.) eran reconocidos como una profesión honrosa (1 Macabeos 7:12).

Algunos de los escribas más famosos de los judíos -Hillel, Shammai y Gamaliel I- vivieron en tiempos del nacimiento de Cristo y poco después. Eran fariseos e intentaban adaptar la ley de Moisés a los tiempos en los que vivían, pero no podían estar siempre de acuerdo, de modo que se desarrollaron diferentes escuelas.

Las sutiles interpretaciones de los fariseos eran consideradas por muchos como de igual valor que la ley de Moisés, y Jesús denunció enérgicamente la hipocresía y las falsas interpretaciones que desviaban a la gente (Mateo 15:1, 3; 23:15, 23, 25, 27, 29, 33).

Del “Diccionario Bíblico de Holman”, un escriba era una “persona entrenada en técnicas de escritura y usado para registrar eventos y decisiones (Jeremías 36:26; 1 Crónicas 24:6; Esther 3:12). Durante el exilio en Babilonia los escribas educados aparentemente se convirtieron los expertos en la palabra escrita de Dios, copiando, preservando, y enseñándola.

Esdras era un escriba en este sentido de experto en la enseñanza de la palabra de Dios (Esdras 7:6). Un grupo profesional de tales escribas se desarrollaron en los tiempos del Nuevo Testamento, la mayoría siendo fariseos (Marcos 2:16).

Ellos interpretaron la ley, la enseñaron a los discípulos, y fueron expertos en casos donde el pueblo fue acusado de romper con la ley de Moisés. Ellos guiaron en los planes para matar a Jesús (Lucas 19:47) y oyeron sus severas reprimendas (Mateo 23).”

Ellos fueron más que simples copistas, sino también estudiantes e instructores. Debería asumirse, entonces, que se esperaría de un escriba que entendiera los puntos más finos de la ley de Moisés. Jesús usó este término simplemente para describir a un maestro.

Pero en esta parábola, no sólo se refiere a un escriba como tal; sino que nos aclara que se refiere a un escriba:

“DOCTO EN EL REINO DE LOS CIELOS…”

Jesús no estaba hablando acerca de un escriba normal, el cual podría entender solo la Ley; sino un escriba que podría estar instruido acerca del reino de los cielos; por medio de las parábolas.

Jesús quería que sus discípulos entiendan estas verdades implícitas en las parábolas, porque más tarde ellos mismos tendrían que enseñarlas. Él los estaba preparando desde un principio porque él quería que ellos fueran eruditos, sabios y expertos en la Palabra de Dios para de esa manera, transmitir fielmente los nuevos conceptos que Jesucristo establecía y aclaraba en las Escrituras. Por entonces predicaban “cosas viejas” es decir, provenientes del Antiguo Testamento.

En cambio el maestro de Galilea les enseñaba que prediquen “cosas nuevas” y las que él les enseñaba en sentido de magnificar y exaltar la Ley de Dios, en el Nuevo Testamento, tal como el profeta Isaías lo dejó escrito: “El Eterno se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla” (Isaías 42:21).

Dios quiere que cada discípulo suyo también sea sabio y entendido en discernir su Palabra, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, dando más valor a los nuevos conceptos que nos enseñó nuestro redentor, sin apagar la luz del Antiguo, que es base para entender los nuevos conceptos espirituales.

Jesús dijo que todo aquel que realmente conoce la Palabra de Dios sabrá lo viejo y aprenderá lo nuevo del reino.

La idea principal que buscaba Jesús es que sus discípulos, quienes aseguraban entender lo que Jesús enseñaba, ahora fueran responsables de traer lo que habían aprendido hacia otros, como si ellos estuvieran distribuyendo del almacén de su sabiduría y entendimiento. Este almacén contiene cosas nuevas y cosas viejas.

“Después de que has sido instruido por mí, tú tienes el conocimiento, no solamente de las cosas que ya sabias, sino también de las cosas que no conocías, y aun el conocimiento que ya tenías es iluminado por lo que yo te he dicho.” (Barclay)

“Una pequeña porción de conocimiento no es suficiente para un predicador del Evangelio. Las cosas sagradas deberían de ser su tesoro, y debería de entenderlas apropiadamente…si conocimiento consiste en ser docto en las cosas con respecto al reino de los cielos, y el arte de dirigir a los hombres más allá.” (Clarke)

“Los ministros del evangelio no deberían de ser novicios, 1 Timoteo 3:6, hombres novatos e ignorantes; pero hombres poderosos en las Escrituras, bien familiarizados con las escrituras del Nuevo y Antiguo Testamento, y en su sentido; hombres que tienen una reserva de conocimiento espiritual, hábiles y listos para dar palabra a los cansados, y para hablar a hombres y mujeres en sus casos particulares y preguntas.” (Poole)

Jesús quiere que tu y yo, también seamos parte de esos escribas doctos, de esos discípulos que han sido iluminados por el Espíritu Santo para una revelación de las Escrituras y de eso que hemos aprendido, enseñemos a otros.

No nos quedemos con el conocimiento adquirido de la Palabra en nuestras mentes, eso solo nos permite engordar, pero no crecer en el Reino de Dios. Comencemos a proclamar nosotros también las verdades del Reino por todo el mundo.

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados

Leer: Discipulado Nº 33 – Un padre de familia con tesoros

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Moreiba Cabrera
Autor

Moreiba Cabrera

Moreiba Cabrera, Misionera, Pastora principal de la iglesia Nueva Vida de Madrid. Directora de la extensión de Madrid del Centro de Estudios Superiores de Teología de Asambleas de Dios CSTAD.

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