Discipulado Nº 39.. Tiempo de Disfrutar con el Rey

Moreiba Cabrera

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Estudios Biblicos.. Discipulado Nº39.. Disfrutar con el Rey

Discipulado Nº 39.. Tiempo de Disfrutar con el Rey

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Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: Discipulado Nº 39.. Tiempo de Disfrutar con el Rey

INTRODUCCIÓN

Terminamos el mes de Septiembre con el corazón agradecido por permitirnos trabajar en su reino como uno de los jornaleros de la última hora. Pero una cosa es bien cierta y es lo que el Señor se propone hacer con nosotros en este mes y es no solo tener un corazón agradecido por el enorme privilegio de servir en su reino; sino que también ese trabajo debe ser por amor al Rey de Reyes y Señor de Señores. Debemos aprender a pasar Tiempo con el Rey y disfrutar de su presencia siempre, en todos los aspectos de nuestra vida; en lo personal, en lo familiar, en nuestro trabajo y ministerio. Solo con su presencia podemos garantizar una victoria rotunda contra las tinieblas.

La palabra profética para este mes de OCTUBRE, se encuentra en la Parábola de El Banquete de bodas. Mateo 22:1-14. ES TIEMPO DE DISFRUTAR CON EL REY.

EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA.

Jesús narra en este pasaje la parábola de las bodas del hijo del Rey y del espléndido banquete que organiza en esa ocasión: “El Reino de los cielos –nos dice– se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo”…

Jesús vuelve a usar ahora otra de las historias con que solía explicar a la gente el mensaje del Reino de Dios. Y también en esta ocasión se dirige a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Es una de esas parábolas que podemos llamar “históricas” porque lo que dice a modo de cuento sucedió realmente al pueblo de Israel o está para suceder a sus oyentes. Veamos:

El rey celebra la boda de su hijo. Y manda a sus servidores a avisar a los convidados para que vengan al banquete. Pero los convidados no vienen: uno se va a sus campos, otro a sus negocios, y otros maltratan a los enviados hasta matarlos.

Entonces el rey, enfurecido, manda sus tropas contra esos asesinos y prende fuego a su ciudad. Luego vuelve a mandar más siervos a invitar a gente de todas partes para que vengan al banquete de su hijo. Y acuden pobres y ciegos, lisiados y mendigos, buenos y malos, hasta que la sala se llena de comensales. ¿Qué significa todo esto?

Creo que ya lo intuimos: el rey, obviamente, es Dios. Y su hijo, nuestro Señor Jesucristo. Los servidores representan a los profetas, que invitaban constantemente al pueblo de Israel, de parte de Dios, a entrar en su banquete; es decir, a ser fieles a la alianza que Él había pactado con ellos desde los tiempos de Abraham y de Moisés.

Muchas veces en la Biblia, aparece la imagen del banquete como signo de la comunión de Dios con el hombre. Pero los convidados –o sea, el pueblo de Israel– no hacen caso a Dios y no le obedecen; algunos incluso llegan a matar a los profetas. Dios también castiga a su pueblo con el exilio y con la destrucción de Jerusalén, primero en tiempos de Babilonia, luego con los medos persas, los griegos y, después, en el tiempo de Cristo, bajo el poder de los romanos. Es entonces, después de su muerte y resurrección, cuando Cristo funda su Iglesia convocando a los gentiles de todas las naciones, –son estos los invitados de las “salidas de los caminos”, como dice la parábola–. Y acude toda clase de gente, ricos y pobres, malos y buenos.

Pero, ¿por qué nuestro Señor compara su Reino a un banquete de bodas? Creo que la pregunta no es muy difícil. En la vida de los hombres una boda es siempre un gran acontecimiento. Basta ver con cuánta emoción prepara un padre o una madre de familia las bodas de sus hijos… Todos tenemos esta experiencia.

Una boda es una fiesta magnífica, llena de júbilo y regocijo para todos: para los novios, obviamente, que ven cumplidos los sueños de su amor –al menos hasta este momento–; alegría para los papás, para los familiares, para todos los amigos y allegados de los novios, para todos los convidados al banquete.

Además, un matrimonio siempre marca un antes y un después en la vida de los desposados: es una alianza de amor para siempre. Por eso Cristo quiso comparar su venida mesiánica a la tierra y su redención con una boda. Así comenzó la era de la “Nueva Alianza”, del Nuevo Testamento: son las bodas espirituales de Cristo con su Iglesia.

Para esta boda no solo hacía falta la invitación; sino que también se tenía que venir con un vestido de boda. Este vestido es el de la santidad, sin la cuál nadie verá al rey. El vestido de nuestra alma debe encontrarse siempre limpio y blanco. Sólo así participaremos en el banquete del cielo. El principio que nos habla esta parábola es que aquel que no este debidamente preparado, vestido de santidad, serían echados en el infierno.

Esta es una leve explicación de lo mucho que significa esta parábola. Pero a mi llamó la atención el hecho de que el Rey prepara una gran fiesta, en homenaje a la boda de su hijo; ¡su hijo se casaba! Y el quería celebrarlo. Por eso mandó a hacer invitaciones muy bonitas para enviar con sus siervos a todos aquellos que él quería que estuvieran con él; y éstos ¡NO QUISIERON VENIR!

Luego insiste el rey, envía a otros siervos diciendo que ya está todo preparado: la comida, las bebidas, el baile, todo estaba dispuesto; pero éstos no hicieron caso, sino que cada uno se fue a hacer lo que bien le parecía, uno a su labranza y otros a sus negocios.

Esto me entristeció. ¡El rey solo quería estar con ellos, disfrutar juntos de la alegría de que su hijo se casaba y ellos rechazaron la invitación. Me siento identificada con esta historia. Me pregunto hoy ¿Estamos nosotros atendiendo la llamada del Rey a disfrutar juntamente con él y con su hijo? O ¿le estamos rechazando?

DISFRUTAR DE LA PRESENCIA DEL REY.

CONCEPTO DE DISFRUTAR.

La palabra disfrutar viene del latín, compuesta con:

El prefijo “dis” que significa separación y, la palabra “Fructus” (Gozado, consumido, fruto). Compuesto con: El verbo “Frui” (Gozar de. Hacer uso de. Consumir. El sufijo “Tus” (To) Indica que ha recibido la acción.

Disfrutar significa: “Sacar la fruta” o “Gozar del producto de algo”. Fruto metafóricamente es el resultado de algún trabajo o alguna inversión.

El verbo disfrutar hace referencia a complacerse, recrearse o deleitarse con las bondades de algo o de alguien. Quien disfruta experimenta bienestar, alegría o felicidad.

El disfrute se asocia al placer, y la propia Real Academia Española lo afirma cuando define el verbo disfrutar como «sentir placer, gozar».

Pues si ahondamos un poco más en este significado, el placer es algo «físico o espiritual» que surge cuando hacemos o sentimos algo que nos gusta o que consideramos bueno.

Disfrutar suele ser uno de los objetivos del ser humano, en todos los contextos. Por lo general el disfrute se asocia al ocio, aunque es posible disfrutar en el trabajo, en la escuela, en la iglesia, etc. Se trata de un efecto o de una consecuencia de una cierta actividad o actitud.
¡En este tiempo Dios quiere que disfrutes de su presencia!

DISFRUTAR LA PRESENCIA DE DIOS EN COMUNIÓN.

El deseo de este rey de la parábola, al planificar este gran banquete por la boda de su hijo, era tener comunión con sus invitados. Como bien lo dijo Hernando Barrios: “Compartir la mesa, comer el mismo alimento es compartir la vida entre los comensales”. El Rey de Reyes, Dios, quiere compartir su vida, teniendo comunión íntima con nosotros.

Comunión íntima con Dios.

Salmos 25:14. “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto”.

Hay verdades que el fiel creyente llega a saber, que son secretos o misterios para el incrédulo y aun para el creyente que no está en comunión con Dios. Son cosas que el hombre natural no percibe. A la verdad, no son cosas que él busca porque, para él, son locura.

1 Corintios 2:14 dice; “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Por su rebelión, él ha entristecido al Espíritu Santo y, por eso, no tiene discernimiento espiritual.

Las palabras “comunión íntima” son una sola palabra en hebreo y tienen la idea de “algo dado en secreto”. No son verdades que Dios revela a sus santos como un favor especial. Es más bien conocimiento que llegamos a tener por pasar tiempo con él. No es únicamente que llegamos a tener más conocimiento en cuanto a cómo es Dios. Es también que llegamos a saber cómo piensa Dios y como él obra, 1 Corintios 2:16 dice que podemos tener “la mente de Cristo”.

El tener comunión con Dios significa pasar tiempo con él. Cuanto más tiempo pasamos con una persona, más llegamos a conocer como es y cómo piensa. Es lo mismo con Dios. Pasamos tiempo con Dios por leer la Biblia, estudiarla y meditar en ella.

Hace falta escaparnos del tumulto del mundo para poder dirigir nuestra atención hacia lo que estamos leyendo. Es difícil hacerlo con la radio o televisión prendida o si hay gente hablando en su alrededor. Por eso, tenemos que buscar un tiempo especial o un lugar especial en el cual hacerlo. Para muchos, las primeras horas de la mañana son las mejores.

Incluido en la comunión también está la oración. Es mucho más que orar algunas palabras que hemos aprendido de memoria. También es más que acudir a Dios únicamente cuando surge una necesidad especial.

Es demorarse en su presencia, reflexionando sobre lo que hemos leído. También es así en la oración. Es oración que consiste en compartir con él nuestros pensamientos y anhelos y buscando su dirección y voluntad.

En la comunión íntima con Dios compartimos con él cosas íntimas, cosas que ni aun compartimos con nuestros seres queridos más cercanos. Es a través de esta oración que encontramos la dirección de Dios en nuestra vida. En estos momentos algunos de nuestros anhelos y sueños empiezan a perder su brillo y con el tiempo se desvanecen mientras que Dios nos revela algo mejor que él tiene para nosotros.

Nuestro texto dice que la comunión íntima es para los que temen a Dios. Esto significa respeto, aun reverencia por él. El temor es más bien el anhelo de hacer todo a su agrado, no por temor de su castigo sino de fallarle o entristecerle.

Otro versículo parecido es Proverbios 3:32 que dice; “Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los justos”. Así que, la comunión íntima es para los justos. El que no es justo se siente culpable y tiene vergüenza de pasar tiempo con Dios.

Si estamos en comunión con Dios, su Espíritu va a convencernos de lo malo que estamos haciendo como dice en Juan 16:8: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Si hacemos caso, seremos más justos. Si no, más probable vamos a flaquear en nuestra comunión con Dios por causa del sentido de culpabilidad.

La comunión íntima sirve para fortalecernos en las angustias de la vida. Las aflicciones sirven para dirigirnos más cerca de Dios. Nos sentimos más dependientes de su poder divino. Si nuestros amigos íntimos nos abandonan y nos traicionan, encontramos consuelo en Dios. Tenemos su promesa en Isaías 41:10No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

Nuestros amigos y seres queridos pueden fallarnos y traicionarnos pero Dios no. Por eso, nos hace falta comunión íntima con él. El quiere tener comunión con nosotros. Te animo en este tiempo de ayuno y oración, a buscar un lugar tranquilo y un tiempo cada día para detenerte en la presencia de Dios.

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados. 

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Moreiba Cabrera
Autor

Moreiba Cabrera

Moreiba Cabrera, Misionera, Pastora principal de la iglesia Nueva Vida de Madrid. Directora de la extensión de Madrid del Centro de Estudios Superiores de Teología de Asambleas de Dios CSTAD.

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