Estudios Bíblicos
Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: Discipulado Nº 41.. Detenernos para oir
INTRODUCCIÓN
Para poder disfrutar de la presencia de nuestro rey y tener comunión íntima con él, primeramente tenemos que dejar las excusas. Una vez oí el concepto de lo que era una excusa y se me quedó grabado; nunca más lo olvide: “La excusa, es la piel de una razón, rellena de mentira”. Tenemos que dejar nuestro razonamiento mentiroso y proponernos a recuperar esa cercanía con nuestro amado Dios.
Otra de las cosas que necesitamos hacer, si de verdad queremos disfrutar de la presencia de Dios, es:
DETENERNOS PARA OÍR.
No puedes desarrollar una relación íntima con Dios sin apartar tiempo para comunicarte con Él y mucho menos podrás disfrutar Su presencia.
Números 7:89 “Y cuando entraba Moisés en el tabernáculo de reunión, para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines; y hablaba con él”
Números 8:1 “Habló Jehová a Moisés, diciendo:“
Dios habló a Moisés (8:1; 9:1). Moisés habló con Dios (7:89). Era una conversación de doble vía. Dios hablaba a Moisés cara a cara, como una persona habla con un amigo (12:8): hablando y escuchando al mismo tiempo, mirando la reacción del otro.
Analizando esto, de que Moisés tenía con Dios, una conversación de doble vía, hablaba y escuchaba, me hizo recordar una anécdota. Tengo un familiar que suele hablar mucho; habla de todos los temas que se le pueda ocurrir, pero sobre todo de su familia y cuando uno le presta atención, pues habla más y más y no existe ya mas nadie a su alrededor; sino solo ella.
Me ha pasado que en algún tema he querido intervenir y me corta abruptamente para seguir hablando del tema que ella ha comenzado. Es cuando entonces decido que hable solamente ella y yo escucho. Noto que se siente bien que le deje hablar a sus anchas y que me quede en silencio.
Es muy triste tener una comunicación unidireccional. Cuando escuchamos a alguien unas cuantas horas sin poder decir nosotros una sola palabra, nos quedamos con un sentimiento de soledad. La persona que “descargó todo su interior” se aleja sintiéndose mejor, pero el pobre oidor queda vacío.
Me puse a pensar que muchas veces con Dios nos pasa igual; somos como ese familiar que habla y habla con Dios, que le contamos lo que nos pasa, lo que queremos, lo que nos preocupa, pero no dejamos que Dios nos hable. Y para que haya fluidez en la relación, para que haya una comunión íntima; tenemos que detenernos en nuestra conversación y comenzar a escuchar a Dios. Oír su dulce voz y deleitarnos oyéndole.
Me pregunto si el Señor se llega a cansar de que sus hijos vengan a Su presencia pero ni una sola vez se detengan para escuchar.
Dejamos ese lugar de oración habiendo descargado nuestros corazones. Le contamos de nuestras esperanzas, nuestros sueños y nuestros deseos. Dejamos ese lugar santo de oración con una mente satisfecha. Sin embargo, nuestro Señor seguía ahí, esperando con gran anticipación, anhelando compartir en dicha comunión.
Creo que nuestro Señor dice: “Sí, sí, gracias por tu alabanza. La acepto. Estoy tan contento de que te hayas tomado el tiempo de encerrarte conmigo. He oído tu petición y el Padre te concederá el deseo de tu corazón.
Pero por favor, ¡espera! No te vayas justo ahora. Quiero compartir contigo algunas cosas. Mi corazón anhela descargarse contigo. He guardado tus lágrimas. He calmado tu mente atribulada. Ahora, ¡déjame hablar! Déjame decirte lo que está en Mi corazón”.
Nuestro Señor Jesús quiere hablar. Él quiere hablarnos de lo que está quebrantando Su corazón en nuestra generación. Él quiere hablar a cada uno de sus hijos acerca del plan precioso que Él tiene para todos los que en Él confían y revelarles verdades gloriosas.
Él quiere darnos instrucción para nosotros y ayuda para criar a nuestros hijos; soluciones para nuestros problemas; nuevos ministerios; palabras específicas concerniente a trabajos, carreras, casas, compañeros en la vida. Principalmente, Él quiere hablarnos acerca de cuánto Él ama y cuida a los suyos.
MEJOR QUE MOISÉS.
Ahora nosotros estamos en una posición mucho mejor que Moisés; porque ya no tenemos que ir a un sitio especial, como hacía Moisés, sino que podemos estar con Dios donde sea que nos encontremos.
Cuando Cristo murió, dice la Biblia en Mateo 27:51 “…el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo;…”.
Encontramos algo muy significativo en este versículo, que el velo se rasgó de ARRIBA ABAJO, lo más normal sería al revés, de abajo hacia arriba. Pero Dios quería a través de este hecho dejarnos claro que Él está con nosotros todos los días hasta el final del mundo, y que no sólo Él está con nosotros; sino que nos ha abierto el camino para que nosotros, desde ahora, podamos estar con Él y disfrutar de su presencia, tal cual como lo hacía Moisés.
Esto nos da un mensaje muy claro para nosotros hoy y es que ya no tenemos que depender de un sacerdote que nos guíe hacia Dios; sino que nosotros mismos podemos acercarnos a su presencia, tal como lo dice Hebreos 4:16 “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
Hoy no solamente podemos allegarnos a Dios con confianza; sino que tenemos a nuestro lado al Espíritu Santo quien nos ayuda a tener una conversación íntima y eterna con Dios el Padre.
Romanos 8:15-17 “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Romanos 8:26-27 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”.
En el ajetreo de la vida, detente y escucha lo que Dios quiere que hagas.
© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados.
Leer: Discipulado Nº 42.. ¿Como disfrutar de la presencia de Dios?
Bendiciones mis amados hermanos Dios los bendiga y los guarde muy hermosa la reflexión de la palabra