Estudios Bíblicos
Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: Discipulado Nº 42.. ¿Como disfrutar de la presencia de Dios?
INTRODUCCIÓN
Cuando aprendemos a dejar todas nuestras excusas a un lado, cuando aprendemos a detenernos en medio del ajetreo diario en el cuál vivimos y callamos para oír a nuestro Dios; entonces estamos preparados para disfrutar de la presencia de Dios. Pero….
¿Cómo disfrutar de la presencia de Dios?
Hay 4 cosas muy importantes que debemos hacer, si de verdad queremos disfrutar de la presencia de Dios. Trataremos dos en esta lección y las dos siguientes en la próxima.
- Debes estar consciente de que el te anhela celosamente (Intensamente).
- Debes callar tu alma por sobre todos los problemas y preocupaciones
- Debes estar consciente que Dios está en medio de ti, El está en ti
- Debes producir una hambre de más de Dios, más de su gloriosa presencia.
I. Estar consciente de que el te anhela celosamente (Intensamente).
Santiago 4:5 “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”.
Así como la conversación con Dios tiene que ser bilateral; asimismo el anhelo por su presencia debe ser de ambos lados. Vimos en lecciones anteriores, como el amado de Cantar de los Cantares, anhelaba con intensidad estar con su amada y ella le rechazaba, porque estaba ya en cama y no se quería levantar.
Pero cuando el amado se fue, dice que tras su hablar salió su alma y comenzó a buscarle con angustia y sufrimiento, hasta que le encontró. El Espíritu Santo nos anhela celosamente, con intensidad; por lo cuál nosotros también necesitamos anhelar su presencia.
NECESITAMOS ANHELO, COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU DE DIOS.
La Biblia dice en 2 Corintios 13:14 “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”.
Notemos que dice “la comunión del Espíritu Santo”. En la experiencia de los creyentes sabemos que el Espíritu Santo es una persona, que habla, nos guía, nos ayuda, nos indica qué orar, nos redarguye de pecado, nos llama a hacer la obra, etc., es una persona y deberíamos practicar más esta relación.
Lo que sucede es que lo que nos transforma y nos mantiene llenos de la vida de Dios, no es el anhelo que el Espíritu Santo pueda tener de nosotros, porque Él siempre nos anhela. Es que ese anhelo que Él nos tiene despierta en nosotros un anhelo por Él, y esta unión es la que desata la comunión, la cual produce la transformación.
Hay cosas en la Biblia que tienen muchísimo valor pero que nosotros, al no entenderlas tanto, no valoramos ni anhelamos tenerlas. Muchos creyentes están esperando que Dios haga algo en sus vidas y no saben o no entienden que es Dios quien está esperando que la persona dé pasos hacia Él y haga algo para mejorar su relación con Él.
¿CÓMO ESTÁ TU ANHELO POR EL ESPÍRITU SANTO?
Él está dentro de ti, no le dejes a un lado, no le contristes. Piensa en Él, habla con Él, pregúntale a Él, escúchale, obedécele, ámale.
¿Cuál es nuestro anhelo por Dios? ¿Está enfocado de la manera correcta? ¡Muchos quieren sentir la presencia de Dios pero no saben ni para qué la quieren! Otros piensan que si Dios los llena van a sentir una cosquillita o un calorcito ¡y se terminó! ¡Ya están conformes con eso! Si no sabemos bien qué es la unción, o mejor dicho quién es la unción y para qué es, difícilmente vamos a tener un enfoque correcto. NECESITAMOS CONOCER LA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO, DEBEMOS DESEAR CONOCER Y PROSEGUIR EN CONOCERLE.
Aun cuando hablamos del Poder del Espíritu de Dios, a veces tampoco tenemos el enfoque correcto.
Jesús dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mi por cuanto…me ha enviado”. La unción de Dios tiene un propósito y éste es, revestir al creyente de su poder y su gracia para vivir la vida cristiana y para hacer sus obras. El objetivo de la unción de Dios no es que sientas una cosquillita o calorcito sino recubrirte, revestirte y equiparte para que tengas una vida de poder y enviarte.
Ahora bien, aunque su propósito es capacitarnos para… y en esto entra nuestro servicio a Dios. Recuerda que este servicio debe de nacer de una relación. Ahí quienes tienen anhelo para servir pero es un anhelo mal enfocado. Anhelan el Espíritu, la unción y el poder para que se vea que el “Éspíritu me usa”.
Algunos quieren tener la unción de Dios, la presencia del Espíritu Santo para “tocar a otras personas que caigan al suelo por la unción poderosa!”. Cuidado El Espíritu y su poder no son una moneda de cambio, ni medallas que ponernos en el pecho, pero aun más allá, lo más importante que Dios quiere, es transformarte a ti.
Él te anhela a ti y Él sabe cuan poderosa puede llegar a ser tu comunión con Él. Pero Él no quiere comunión contigo por el poder sino simplemente porque te anhela…. Y si nosotros encontráramos el deleite de estar con Él, de conocerle más y más, te puedo asegurar, que eso es lo más poderoso que puedes encontrar, que te va a transformar y que seguro va a desatar el poder de Dios en tu vida y a través de ella.
II. Callar tu alma por sobre todos los problemas y preocupaciones.
Dios nos creó como seres tripartitos; es decir que estamos compuestos de: Cuerpo, Alma y Espíritu. En este caso vamos a hablar un poco de nuestra alma, en donde están depositadas todas nuestras emociones y sentimientos.
En esto de aprender a disfrutar de la presencia de Dios, tenemos que estar muy apercibidos al lenguaje del alma; porque ésta es traicionera y muchas veces quiere controlarnos para que lo que sintamos sean nuestras emociones y no la presencia de Dios en nuestras vidas.
Dios nos dio emociones, y es normal que hayan días donde simplemente sentimos cosas y necesitamos desahogarnos, no somos perfectos, y por eso Jesús nos invita a reposar en Él, el que esté cargado y trabajado que vaya a Él, y Él nos hará descansar.
Salmos 62:1-2 “En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho.”
Hacer silencio cuando el alma quiere gritar, es exactamente ejercitarnos en nuestro crecimiento con Dios, no significa no expresarle lo que sentimos, o reprimirnos, significa no permitir que nuestras emociones se desaten al punto que nos controlen, al punto que todos los días estoy en desánimo, diciendo cosas negativas, o llorando todo el tiempo, o de mal humor con todos porque algo malo está pasando. Es el hecho de que si las emociones me dominan, entonces yo no podré tener control de mi misma. Es lo mismo que los caballos sin domar, se salen de control, son peligrosos, a diferencia de los que sí, que están tranquilos, no se salen de control.
Nosotros necesitamos aprender a acallar el alma, que significa tranquilizarnos cada vez que algo que nos cansa, nos angustia, nos ponga tristes y en vez de que nos salgamos de control, con todos los pensamientos negativos en la mente, con el alma llorando descontrolada, corramos y derramemos todas esas emociones a Jesús.
No debes buscar más a personas para consejos, o buscar cualquier evasiva en vez de entrar a tu habitación y hablar con Jesús, decirle cómo te sientes, acallar tu alma, ordenarle que se enfoque en Dios, y que le permita al Espíritu Santo que traiga paz a tu corazón, es sólo por medio de Dios que poco a poco controlarás tus emociones.
Salmos 116:7 “Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, Porque Jehová te ha hecho bien.”
Acallar, aquietar el alma es guardar silencio, es sutilmente decirle a nuestra alma que confíe, que no se turbe, que Dios tiene cuidado de los tiempos, tiene cuidado de su corazón, tiene cuidado de sus heridas, tiene cuidado de todas las etapas de su vida, de sus frustraciones, sus necesidades.
Es fortalecerse a solas con Dios, cuando nadie nos ve, con Jesús, en intimidad. Es llevar nuestras batallas en silencio, pero al lado de Dios, no necesariamente el mundo debe saberlas, pero Dios sí, porque Él debe ser tu confidente.
Si en vez de alimentar las emociones, recordamos estos salmos de David, encontraremos descanso, en que ya Dios conocía que nos íbamos a angustiar, o afligir, turbar, pero que para eso nos dio su palabra, para allí encontrar consuelo y ser renovadas.
Cuando vengan situaciones que quieren desordenar tu paz, tu fe, cuando vengan cosas que te ponen triste, lo correcto y lo sano, es que tengas palabra de Dios a la mano, al alcance, y la leas, cuando llores y te desahogues con Jesús como lo hacía David, lee estos versículos, y recuerda que entre más tu corazón y ojos estén fijados en Dios.
Él te dará consuelo, nuevas fuerzas, nuevos ánimos para perseverar, para seguir creyendo, para seguir caminando, y creer que Dios es mayor a cualquier circunstancia, y que tiene cuidado de tus anhelos, así que enfócate en sanar, y ejercitarte en tu fe, para que al enfocarte en las cosas del reino, Dios cuide de tus cosas, y sea todo para que Dios se glorifique, cuando menos lo esperes habrás crecido, ejercitado tu alma, y tu fe, nunca será en vano.
Salmos 131:2-3 “En verdad que me he comportado y he acallado mi alma. Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová, Desde ahora y para siempre.”
Salmos 116:7 “Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, Porque Jehová te ha hecho bien.”
Abre hoy tu boca, lee esos versículos, apúntalos donde puedas leerlos constantemente, no dudes en hablarle a tu alma, no dudes en buscar ese descanso que proviene de Dios, en acallar tu alma, porque en el confiar en Dios estará tu bien. Duele? sí, quieres llorar? llora, Estas cansado? desahógalo con Dios, pero corre a Él y sácalo con Él.
Silencia tu alma entregándole todas las angustias, sabiendo que todo para los hijos de Dios, todas las cosas son para bien, y en todo se perfeccionará El en nosotros.
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