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El rol de la mujer

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Estudios Bíblicos Predica de Hoy: El rol de la mujer

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica: Génesis

Introducción

Tema: ¿Qué rol le ha dado Dios a la mujer en la Familia?

Vivimos en una época donde intentar de definir el hombre o a la mujer es una completa agresión. Por un lado, tenemos el feminismo de la tercera ola protestando en contra el estereotipo hetero-patriarcal. Cualquier definición de la mujer es “anticuado” y “cultural”. No existe nada como un diseño preestablecido en ambos sexos.

A este grupo también se une el movimiento LGTBQ+. Un grupo que alega que no existe un sexo “definido”. Tú puedes ser hombre o mujer, según tus preferencias. Por tanto, ser hombre o mujer es una “decisión” más que un diseño.

Ahora bien, los cristianos tenemos que estar bien preparados frente a estos argumentos. En primer lugar, porque estas ideologías se están mezclando dentro de la iglesia. El feminismo, de una manera solapada, se ha inmiscuida en la fila de cristianos protestantes. No sólo alegando roles a la mujer dentro de la iglesia, sino también dentro del hogar. Además, muchas son las iglesias “cristianas” cuyos líderes son abiertamente homosexuales.

Sumado a eso, tenemos también el hecho de que ambos movimientos están “persiguiendo” a la iglesia cristiana en todo el mundo, especialmente en occidente. No son pacíficos. Su presión es tan inmensa a nivel social y político, que cada vez más el cristianismo es más acorralado. En algunos países, por ejemplo, es posible perder la patria potestad sobre tus hijos, si les hablas en contra de estas ideologías.

Por eso, en este estudio bíblico, veremos qué rol le ha dado Dios a la mujer dentro de la familia.

El problema del feminismo.

Debemos ser justos. A modo general, podemos decir que la causa de las primeras feministas (las de la primera ola) era justa. Las mujeres habían sido relegadas hasta el punto de que se les creía inútiles, incapaces de hacer ciertas cosas que hacían los hombres. Ellas lucharon para darles los mismos derechos a las mujeres que gozaban los hombres. Entre ellos, el voto, o el derecho a trabajar fuera de casa.

Tampoco podemos negar la existencia del machismo. Esa tendencia del hombre de tratar a la mujer como una esclava, o un objeto para sus mejores placeres. Una tendencia muy arraigada en nuestra sociedad también. Esta lucha es válida, aunque la solución que propusieron no fue la mejor.

Sin embargo, luego de la primera ola, el asunto se volvió diferente. Las feministas actuales no luchan por los derechos de las mujeres, derechos que ya tienen. Antes bien, luchan por imponerse sobre el hombre. Es más, yo diría que buscan la erradicación del hombre. Basta ver los escritos que dejan en las calles después de sus protestas: “Muerte al macho” y cosas similares.

El feminismo, en un sentido estricto, es un machismo aplicado a las mujeres. Tristemente, con esta lucha, las mujeres han perdido el hermoso rol que Dios les ha dado. No solo han perdido su belleza naturalmente externa al peinarse y vestirse como hombres. También han rechazado la belleza interna que Dios les ha dado como mujeres. No solo dañan propiedad pública, no solo reclaman leyes injustas, no solo agreden a los hombres. Su principal problema es que se oponen a la Palabra de Dios, se oponen a su Creador.

Una misma dignidad, una función diferente.

Ahora bien, entremos directamente en materia. ¿Qué dice la Biblia sobre la mujer? Bueno, en primer lugar, tenemos que dejar claro un asunto. El hombre y la mujer son diseños distintos de parte de Dios, y no comparten una misma función. Basta mirarnos al espejo para darnos cuentas que, en nuestro aspecto físico, funcionamiento corporal, e incluso, constitución emocional, somos diferentes. Las feministas lo saben, pero ignoran lo obvio.

 Pero el hecho de que seamos “diferentes” no implica que no tengamos la misma dignidad. El hombre y la mujer son iguales en estima delante de Dios. Ambos fueron diseñados a imagen de Dios (Génesis 1:27). De hecho, es interesante que ese pasaje dice que el ser humano está compuesto de dos diseños: hombre y mujer. Es decir, la mujer es tanto un ser humano como el hombre lo es, y por tanto, tiene la misma dignidad.

Sin embargo, por causa del pecado, eso se desvirtuó (Génesis 3:16). De modo que la humanidad comenzó a despreciar a las mujeres, y los roles se alteraron. Pero Cristo redime la dignidad de la mujer, en Él ya no hay varón ni mujer, todos somos uno en Cristo (Gálatas 3:28).

No obstante, igualdad de dignidad no es lo mismo a igualdad en función. Un jefe y un empleado tienen la misma dignidad ante Dios, pero no comparten la misma función. De la misma manera, es con el varón y la hembra. El hombre fue creado para “gobernar” la creación (Génesis 1:26). Y la mujer para serle de ayuda idónea (2:18-25). Y es ahí donde ambos consiguen su dignidad y valor.

Esto es lo que las feministas no entienden.

Consagrarse al Señor.

Entonces, ¿cuál fue la principal función que Dios le dio a la mujer? El principal deber de ambos sexos es siempre para con el Señor. Todas las demás cosas derivan de allí. Antes que nada, la mujer tiene un deber de amar al Señor y someterse a Él todos los días de su vida. En ese sentido, todas las verdades “espirituales” descritas en la Palabra de Dios, deben ser bien entendidas por ella.

Algunas creen que como su función es “diferente”, entonces, es el hombre quien debe encargarse de conocer la Biblia y obedecer al Señor. Esto es errado. Las mujeres son coherederas del reino de Dios, igual que los hombres (1 Pedro 3:7). Ellas también están en Cristo, y deben someterse a Dios como su Señor (Efesios 5:22-23; 1 Pedro 3:4-5). De hecho, la principal esencia de la mujer virtuosa de Proverbios 31, es que es una mujer que teme al Señor (Proverbios 31:30).

Una mujer que no teme al Señor no cumplirá su rol dentro de la familia, porque estará dominada por el pecado. La mujer que teme al Señor se esforzará en agradarle, sin importar lo que diga la gente, o cómo la trate su familia.

El principal deber para con su familia es cuidar de su propia alma. La mujer de Dios debe ser una mujer de oración. Debe escudriñar constantemente la Palabra de Dios, para enseñarse a sí misma, a su marido, y a sus hijos. Debe ser una fiel luchadora contra el pecado, y amar la santidad. Y además, debe ser rica en buenas obras, sirviendo a otros. Sólo así, será útil a su familia.

Someterse a su marido.

Ya hasta aquí puede escucharse la respuesta de muchas mujeres: “¡Machista!” “¡Eso no puede ser bíblico!”. Sin embargo, quiero que note que esta función no es un invento humano del machismo, sino que surge de la Palabra de Dios. Veamos el testimonio de Dios.

Tito 2:5 dice que las mujeres deben estar sometidas a sus maridos. Efesios 5:23-24 dice que las mujeres deben estar sujetas a sus esposos, como la iglesia lo está a Cristo. 1 Corintios 11:3 dice que el hombre es cabeza o autoridad, y guía de la mujer. Y 1 Pedro 3:6 dice que las mujeres de Dios deben tratar a sus maridos como sus “señores”, es decir, como una autoridad. Más claro que el agua, imposible.

Esto no necesariamente hace a la mujer “menor” en dignidad como vimos anteriormente. Todos los seres humanos siempre tenemos una autoridad a la cual someternos. Todos tenemos que temer a Dios; tenemos pastores o ancianos. Un jefe o un maestro al cual someternos, y los hijos deben obedecer a sus padres. No por eso somos menores en dignidad. Solo que a la mujer le corresponde tener al hombre como su autoridad por diseño divino.

Ahora, esto no significa que el hombre tenga la autoridad para pedirle lo que sea. Su autoridad la mujer siempre está limitada por la Palabra de Dios. La mujer no tiene el deber de obedecer a un esposo que le pide pecar. Recordemos el punto anterior, la mujer debe obedecer a Dios ante que a los hombres. Pero en todo lo que no sea “pecado”, la mujer tiene el deber de obedecer a su marido, y servirle como su ayuda idónea.

Amar su esposo.

Tito 2:4 dice que las mujeres deben dedicarse a amar a sus maridos. Eso quiere decir que el principal rol de la mujer es servir a su prójimo más cercano: su esposo.  Ella debe velar por agradar a su esposo en todo, en hacerle feliz y atenderle. Esto implica desde el trato amable, hasta la intimidad en el lecho matrimonial.

¡Cuán contra cultura es esto! Algunas dirán: “¡Pero, qué conveniente!”, “¡Tú lo dices porque eres hombre!” Sin embargo, notemos que no son “mis palabras” sino que lo dice la Escritura explícitamente. Si usted no acepta estas palabras, no es porque la Biblia no sea clara, sino porque no quiere someterse a Dios.

Es más, si uno hace un estudio más profundo sobre el retrato de la mujer virtuosa esto se vuelve más evidente. La mujer virtuosa ama a su marido de la siguiente manera:

  1. Siendo una digna de confianza (vers. 11).
  2. Siendo una mujer de bendición, y no un dolor de cabeza (vers.12).
  3. Siendo trabajadora, diligente y no perezosa (verss. 14-15).
  4. Siendo una mujer que se sacrifica, aun sus horas de descanso (verss. 15, 18).
  5. Siendo económica, y no derrochadora (verss. 16, 22).
  6. Siendo productiva en lo que hace (verss. 16, 18, 24).
  7. Honrando a su marido, de modo que otros lo honran (vers. 23).
  8. Siendo prudente, y confiada en el Señor, sin miedo ni inseguridades (vers. 25).
  9. Atendiendo a su casa (vers. 27).
  10. Siendo buena madre (verss. 15, 28).
  11. Hablando con sabiduría, respeto y dulzura (vers. 26).
  12. Siendo honrada y albada por su propia familia (vers. 28).

¡Mujer, ama a tu marido de esa manera!

Cuidar de su hogar.

Tito 2:5 dice que las mujeres deben ser cuidadosas de su hogar. Esto implica que la casa es el reino o el área laboral que se le fue encargada a la esposa. Ahora, esto es otra cosa que muchas mujeres hoy día rechazan. Dicen que “¿por qué tengo que quedarme en el hogar?” “¡Eso es machismo!”. Nuevamente, debemos decir: esto es lo que dice la Escritura.

El problema es que tanto hombres como mujeres necesitan entender que el oficio de mantener un hogar no es fácil. El oficio de ama de casa es, definitivamente, uno de los más difíciles y agotadores. ¡Pregúntele al esposo que le tocó pasar la aspiradora por toda la casa!

Ahora bien, el asunto es que “el sostenimiento” de un hogar no sólo consiste de la parte económica, como muchos han mal entendido. El cuidado de un hogar es tan amplio y tan agotador que la mujer debe estar dedicada al 100% a este. No se le dio porque fuera débil, sino que es tanto, que se necesita a alguien a tiempo completo.

La mujer necia edifica su casa, más la necia la destruye con sus manos (Proverbios 14:1). ¡Y cuántas mujeres han destruido su hogar por su ausencia! La casa está siempre sucia, y hay una fuga de capital en servicios de limpieza que ella pudiera estar haciendo (es “económica”). El marido y los hijos son mal atendidos, porque su madre no sabe hacer un arroz sin que parezca una masa viscosa. Y muchos hijos son “abandonados” en favor de la fama de su madre.

Criar a los hijos.

Tanto en Proverbios 31 como en Tito 2:4 se dice que su deber principal es criar a sus hijos. Pero estos no son los únicos pasajes que enseñan esto.

1 Timoteo 2:15 enseña que el rol principal de la mujer es instruir a sus hijos. 1 Timoteo 5:10 y 14 dice que una mujer es digna de honra, cuando ha creído bien a sus hijos. De hecho, la palabra mujer en hebreo: “Eva”, significa “madre de todos los seres vivientes” (Génesis 3:20).

Esto no significa que si una mujer no tiene “hijos”, no pueda ser plena en el Señor. Las solteras están consagradas a Dios (1 Corintios 7:34). Sin embargo, el mandato puede cumplirse. La mujer soltera puede ayudar a los huérfanos, a niños enfermos, o instruir a los niños de su propia iglesia.

Y cuán sabio es el Señor. Para ninguno es un secreto el apego que tiene un niño hacia su madre. Prácticamente, los hijos pequeños duran más tiempo con ellas que con otras personas (desde su propio vientre). Así que la Escritura no está diciendo nada nuevo. Lo que sí está enseñando es cómo ellas deben tratar su maternidad, con honra y respeto.

Una mujer tiene una capacidad inmensa, dada por Dios, para guiar a sus hijos por el camino del bien. De hecho, Timoteo llegó a ser el hombre que fue por la crianza piadosa que le dieron su abuela y su madre (2 Timoteo 1:5; 3:15).

¡Eso explica porque tantos jóvenes están tan perdidos en delincuencia, drogas y otras cosas terribles! Busca ser profesional, y tener éxito, pero no podrás evitar las consecuencias de haber abandonado la crianza de tus hijos.

Conclusión

En este estudio bíblico, por tanto, hemos aprendido lo que dice la Escritura sobre el rol de la mujer en la familia. Como es muy claro, la cultura de nuestros días está en completa oposición al diseño bíblico. Si realmente nuestro interés es obedecer a Dios, y serle fieles, no pondremos peros a su diseño.

Por otro lado, también es importante decir que las mujeres se sienten inclinadas naturalmente a estas cosas.

Sin embargo, las han abandonado, no porque sean degradantes, sino por un problema en sus corazones. Al final, todo se resume en sed de fama y amor al dinero. En querer tener un puesto, o en una simple rebeldía a cualquier autoridad, principalmente a la de Dios.

Sin embargo, nosotros debemos decir con la Escritura:

Proverbios 31:29-30:

Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada”.  

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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2 comentarios en «El rol de la mujer»

    • Bendiciones Lilia. Gracias por tus amables palabras y por tu sugerencia. Es un tema relevante y digno de reflexión en nuestros tiempos. En nuestra sociedad actual, muchas mujeres se ven en la necesidad de salir a trabajar debido a diversas circunstancias, como responsabilidades económicas o la búsqueda de autorrealización personal.

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