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Vivir por fe

Estudios Bíblicos

Prédica de Hoy: Vivir por fe

Estudios Bíblicos lectura Bíblica: Habacuc 2:4

INTRODUCCIÓN

La Biblia nos describe la Fe como “la certeza de lo que se espera y la convicción de los que no se ve” (Hebreos 11:1), y sabemos cómo creyentes que nuestra vida en Cristo solo es posible a través de la Fe.

Por Fe creemos que Dios nos hizo, que vino a la tierra, se hizo hombre, murió por nuestros pecados, resucitó y un día vendrá por su iglesia para reinar eternamente con él; ciertamente esto lo vivimos por Fe.

Sin Fe como lo dice la escritura, nadie puede agradar a Dios; y así como necesitamos de la Fe para agradar a Dios y obtener la salvación, también la necesitamos para sobrellevar todos los obstáculos que se nos presentan en el camino, que quieren impedir que obtengamos los beneficios divinos.

I. VIVIR POR FE – LA PREOCUPACIÓN DE UN PROFETA

La Biblia nos presenta un hombre llamado Habacuc que era uno de los Profetas de Dios; contemporáneo con Jeremías, Ezequiel, Daniel y Sofonías, le correspondió profetizar para los días finales del Imperio Asirio y el principio del dominio Babilónico.

Los primeros versículos del libro de Habacuc nos revelan que el pueblo de Dios estaba sumergido en violencia y calamidad, y según la oración de Habacuc había un profundo silencio de parte de Dios, por lo que la justicia para su pueblo escaseaba en aquel tiempo.

El rey Josías había establecido reformas espirituales significativas para el pueblo de Dios, haciéndolos volver de sus pecados que habían cometido durante el reinado de su padre Amon; pero una vez que muere el rey Josías el pueblo nuevamente vuelve a su mal camino y es el escenario que presencia el profeta Habacuc, quien suplicaba una intervención de parte de Dios debido al desastre en que se encontraba sumergido su pueblo.

Habacuc sentía una carga muy fuerte

Como profeta, Habacuc sentía una carga muy fuerte por el pueblo de Dios. Era su responsabilidad clamar a Dios por ellos, y se encontraba confuso al ver que Dios no se manifestaba ante la injusticia. Este sentir se acrecentó cuando Dios le responde a Habacuc y le hace saber que castigaría al pueblo de Judá a través de sus enemigos los Caldeos, a causa de su pecado, (Habacuc 1:5-11).

A la vista de Habacuc los Caldeos era un pueblo aún más injusto que Judá, sin embargo esta respuesta le mostraba al profeta la Soberanía de Dios y lo que él estaba determinado a hacer les conduciría a ellos a llevar una verdadera vida de fe, hasta darse cuenta que Dios no merece ser adorado por las bendiciones temporales que él da, sino por lo que Él es en su plena voluntad.

II. VIVIR POR FE – EL CASTIGO NO ES FALTA DE AMOR

Ciertamente hay palabras y promesas que se nos dan en un tiempo determinado, y aparentemente nuestro único trabajo es creer. Sin embargo el mismo Dios alerta a Habacuc diciendo que haría una obra que aunque se las contara no la creerían, (Habacuc 1:5).

Es difícil comprender muchas veces los designios del Dios Soberanos cuando entre sus planes esta algo que a nosotros nos va a afectar. Los planes de Dios para Judá eran de temer, los enemigos que Dios enviaría eran confiados es si mismo, un pueblo cruel, terribles y mortíferos en su ataque. Ellos atacarían al pueblo y los devorarían, se burlarían y como un huracán acabarían con la ciudad atribuyendo la victoria a su dios.

Era comprensible la inquietud de Habacuc, lo que él conocía de Dios era muy diferente a lo que ahora estaba experimentando. Un Dios amoroso y compasivo estaba determinado a usar un pueblo cruel y despiadado, por lo que el reclamo de Habacuc parecía tener todo el sentido, su clamor era recordándole a Dios que él era un Dios Santo, muy limpio de ojos para ver el mal (Habacuc 1:12.13).

Pero sin duda la determinación de Dios con su pueblo era que padecerían por un tiempo a mano de sus enemigos. Tal cual un padre que quiere darle una lección a sus hijos, nunca será por falta de amor, sino que el castigo viene a ser el método que utiliza el padre para corregir y formar mejor el carácter de su hijo. Ante el pecado y la idolatría de su pueblo, Dios se ve obligado a darles un castigo que no olvidarían.

III. UN LLAMADO A VIVIR POR FE

La fe de Habacuc estaba firme ante la determinación de Dios, cuando supo lo que Dios haría con el pueblo clamo a él, se quejó y le recordó que él era un Dios piadoso, y esa misma oración lo llevo a reconocer que Dios no los dejaría morir.

Cuando conoces al Dios que sirves, sabrás que aunque perezca muy difícil el momento que estas atravesando él nunca te dejará morir en el proceso.

En ocasiones los procesos de Dios vienen a nuestra vida para mostrarnos algo que desconocíamos y necesitábamos experimentar, o para formar algo dentro de nosotros mismos que necesitábamos desarrollar. La queja de Habacuc demuestra que no conocía de los planes divinos, por lo tanto no entendía lo que Dios haría a su pueblo, así que se dispuso a esperar y a velar hasta que Dios respondiera.

El hombre nunca comprenderá enteramente los designios del Dios Soberano, si le hemos entregado a Dios nuestra vidas, quiere decir que él tiene toda la autoridad para formarnos según sea su voluntad, es por eso que en ocasiones a atravesamos dificultades que son permitidas por Dios para formar nuestro carácter y es allí cuando se nos demanda tener una fe como la de Habacuc, “Señor no entiendo o no estoy de acuerdo pero estoy seguro que tu no me dejaras morir” eso es vivir por fe, confiados en un Dios fiel.

IV. SIN DUDA VENDRÁ, NO TARDARÁ

Cuando te presentan por primera vez a una persona, por más que te digan que es confiable siempre como individuos tendemos a desconfiar, pues no es sino hasta que interactuamos por un buen tiempo con ella que empezamos a confirmar que realmente es alguien digno de confianza o no. Así nos pasa con Dios, cuando venimos a él todos nos dicen que él nunca falla pero el nuevo creyente necesita vivir sus propias experiencias con Dios para confirmar esto.

Dios no solo probaría el corazón de su pueblo sino que estaba probando la fe de Habacuc también. Nunca terminaremos de conocer todos los atributos de nuestro Dios, él es infinito, pero él siempre se mostrará a sus hijos en diferentes maneras. Cuando enfermes, él lo permitirá para que sepas que él es Sanador; cuando tengas necesidad, la permitida para que sepas que él es proveedor. Y así en cada situación te mostrará una parte de El que no conocías.

Siempre es un privilegio conocer a Dios, pero cuando se trata de conocerlo a través de la prueba es inevitable llenarse de temor. Muchos se debilitan en su fe frente a la prueba, cuestionan a Dios por no entender lo que él permite. Otros reniegan de Dios olvidando lo que ya él había hecho anteriormente, y otros se desvían nuevamente al pecado y se apartan de Dios.

Dios le dice a Habacuc

Claramente Dios le dice a Habacuc “aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.” (Habacuc 2:4). Hablándole de la diferencia entre aquellos que confían en sí mismos, y los que confían en El. Para Dios esta prueba condenaría al orgulloso que se engrandece en su maldad, y preservaría al justo, que según Pablo en Gálatas 3:11, no se trataba de justos según la ley, sino de aquellos que eran justificados en Dios según su fe.

Dios le pidió al profeta que escribiera la visión que le había dado (Habacuc 2:2), como una señal de lo que vendría y que aunque pasara el tiempo sin duda vendría y que fuera visible al pueblo, pues el que la leyere correría seguramente lleno de temor, es decir, no serían palabras pasajeras de Dios, él las cumpliría en su tiempo.

V. VIVIR POR FE – CONFIANZA AUN EN LA CALAMIDAD

Luego de una memorable oración hecha por el profeta Habacuc podemos deducir el tamaño de la confianza de este profeta de Dios. Habacuc 3 rebela que a pesar del temor que invadió al profeta él conocía a su Dios y todo lo que vendría, y aun con toda la calamidad que se avecinaba el aseguraba que estaría quieto (Versículo 3:16).

¿Quién puede estar tan tranquilo sabiendo que lo que viene es un doloroso proceso? Aquel que confía en el Dios que fortalece para soportar ese proceso. Frente a una temporada difícil podemos llegar a conocernos también a nosotros mismos, que tanto somos capaces de confiar en Dios, de que estamos hechos y si realmente permaneceríamos en quietud ante la tormenta. Habacuc vino a demostrarnos que si es posible.

El nombre de Habacuc significa: “Uno que abraza”; lo cual no es una casualidad en este tema. En el tiempo de prueba es cuando más necesitamos del abrazo de Dios y él lo sabe. Por eso prometió en su palabra que no nos dejaría ni nos desampararía; (Josué 1:5) y él no es hombre para mentir. Dios sabe que somos polvo y flaquearíamos ante cualquier dificultad, pero él está dispuesto a abrazar y acompañarnos en toda prueba si confiamos en él.

Salmos 55:22 dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;” aunque esperamos que Dios quite esa carga que suele ser pesada y difícil de llevar; el salmista es claro al decir “él te sustentará”, quizás no la quitará al momento pero tenemos la esperanza que no la llevaremos solos, Dios la lleva con nosotros. Puedes tenerla certeza que en los planes de Dios la única forma de soportar la carga es apoyándote en él.

VI. VIVIR POR FE ES ALEGRARSE EN LA PRUEBA

El desafío más grande de Habacuc fue aceptar que el plan de Dios no era lo que él esperaba, en un tiempo donde reinaba la injusticia se esperaba la intervención de un Dios justo; pero los planes de Dios no son iguales a los nuestros. Sin embargo Habacuc finalmente acepto lo que Dios le dijo que haría y comenzó a reconocer la Soberanía de Dios por medio de una oración; (Habacuc 3).

Habacuc concluye su oración con una decisión ante lo que se avecinaba. Estaba describiendo lo que posiblemente presenciaría y suponiendo que todo quedara en completa ruina, su decisión era que se alegraría en Jehová y se gozaría en su Dios (Habacuc 3:18). El gozo y la alegría no son comunes cuando tenemos problemas, aunque Santiago también hizo referencia a gozarse en la prueba; (Santiago 1:2).

Dios no defrauda

Solo aquel que ha depositado toda su confianza plenamente en Dios y sabe que él no le defraudará está en capacidad de alegrarse en un momento tan difícil. ¿Cómo pensar en alegría cuando has perdido un ser querido, o cuando tienes una enfermedad mortal, o cuando tu familia o nación está en ruinas? Eso solo es posible cuando conoces al Dios que abraza y sabes que no estas llevando solo la carga.

El Salmo 55:22 también dice “no dejará para siempre caído al justo” haciendo referencia que el proceso no durará para siempre. Hay promesas de restauración también para nosotros; saldremos victoriosos de cada aflicción que padezcamos en este mundo, porque Dios en su tiempo quitará la prueba y tendremos nuestra victoria; ese es un gran motivo por el cual debemos alegrarnos.

Si Habacuc sabiendo todo lo que iba a acontecer decidió alegrarse y gozarse en su Dios, es porque definitivamente es posible. No escogió preocuparse y mucho menos seguir reclamándole a Dios; cambió la queja por alegría, escogió fortalecerse en Jehová, y confiar que atravesaría la prueba en los brazos de Dios.

CONCLUSIÓN

Si eres creyente de Jesús sabrás que desde que nacimos en él hemos sido llamados a vivir por fe, y cuando tuvimos nuestras primeras pruebas comprendimos que era cierto lo que decían; que seriamos atacados, tentados; pero también es cierto que el Señor nos ha fortalecido y que si no fuese por su gracia y misericordia no hubiésemos soportado la prueba. Pero no todo lo que rodea al creyente es dificultad, también disfrutamos de las bendiciones de Dios a diario.

Como hijos de Dios lo que nos diferencia del mundo es que cuando tenemos un problema podemos experimentar paz. Y como lo muestra Habacuc, hasta podemos gozarnos en medio del problema. La vida cristiana no se limita por la circunstancia, al contrario avanza y se fortalece con cada proceso vivido.

Si hoy no tenemos todo lo que necesitamos nuestra confianza en Dios se activa porque conocemos quien es nuestro Dios y lo que ha prometido para nosotros; nuestra fe nunca dependerá de cuan llena esté nuestra cuenta bancaria, ni de cuan exitoso esté resultando ser nuestro negocio; pues esto no se trata de gente orgullosa que confía en sus propias capacidades. Se trata de hijos confiados en un Padre que a pesar del castigo que le impuso, no les dejará morir. Al contrario durante el problema los llevará en sus brazos.

© Julio Torres. Todos los derechos reservados.

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