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La prueba de Abraham

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Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: La prueba de Abraham

Estudio Bíblico Lectura de la palabra de Dios – Génesis 22:1-19

Introducción

Siguiendo con nuestra serie, hoy veremos el estudio bíblico de Génesis 22Después de cumplirse finalmente la promesa de Dios para Abraham, y de la expulsión de Ismael, el hijo de la esclava Agar, tiene lugar uno de los capítulos más importantes de la Biblia. En este capítulo Dios ordena a Abraham a sacrificar a su hijo Isaac.

A lo largo del libro del Génesis Abraham es sometido a pruebas de fe de intensidad creciente, esta es la mayor de todas. Las anteriores fueron:

  1. El llamamiento de Abraham y el mandato de abandonar su tierra en Ur de los Caldeos en Babilonia (Génesis 12:1)
  2. Dios promete a Abraham que le daría la tierra (Génesis 15:18)
  3. El increíble anuncio de que tendría un hijo (Génesis 15)

El texto de este pasaje es una sombra del posterior sacrificio de Cristo en la cruz. Abraham es Dios padre, Isaac es Jesucristo el hijo único prometido.

Parecidos entre Jesús y Isaac:

  1. Los dos son llamados hijos únicos.
  2. Ambos son ofrecidos en sacrificio.
  3. Los dos cargaron el madero encima de sus hombros.
  4. Ambos fueron ofrecidos en el monte Moriah, el lugar del Templo.
  5. Iban a ser la simiente de bendición para toda la Tierra.

“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.” (vers. 1)

Abraham se muestra dispuesto a obedecer a Dios de inmediato. La respuesta es la que debería tener cualquier buen siervo de Dios, no importa lo que me ordenes Señor, aquí estoy.

Un detalle importante aquí es que Dios no envía tentación, pues la tentación es para hacer el mal. El propósito de la prueba es para confirmar la fe o que esta sea evidenciada. No en vano Dios había estado transformando a Abraham lo largo de los años en un hombre de fe.

“Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” (vers. 2)

La petición de Dios es sin duda bastante insólita

Aunque en la época era habitual que los paganos sacrificaran a sus hijos a sus dioses, no deja de ser increíble que el Dios de la Biblia pida semejante cosa.

Una ofrenda quemada implicaba un sacrificio previo, no se quemaba viva la víctima ofrecida. Un mandato como este no se repetiría en toda la escritura y tiene un carácter excepcional.

La orden de Dios parece contradecir a todo lo anterior vivido por Abraham. No solamente Abraham tuvo que esperar largos años para que naciese su hijo prometido, también Dios le había prometido que en el serían benditas todas las naciones de la tierra ¿Cómo podría ser esto? ¿Dios se había vuelto loco?

Abraham tuvo que luchar entre creer en la promesa y creer al autor de la promesa y descansar en Dios, él confió primeramente en Dios y la promesa fue cumplida.

Dios da instrucciones detalladas a Abraham

Dios le da instrucciones detalladas para ir a un lugar determinado: la tierra de Moriah. Muchos intérpretes identifican esta Tierra con Jerusalén y el monte del sacrificio con el monte del templo. No está muy clara la etimología del nombre Moriah, pero podría traducirse como “Dios proveerá” o bien “el monte de la enseñanza”.

Al llamar Dios a su hijo “tu único hijo” nos lleva a la pregunta de ¿No era acaso Ismael también su hijo? Tal vez el hecho de que Ismael ya había sido expulsado de la familia de Abraham, hizo que Ismael ya no fuera contado.

El caso es que para Dios Abraham sólo tenía un hijo. Marcos 3:31-35 puede darnos algo de luz sobre este pasaje de Génesis. En el texto de Marcos, Jesucristo parece no considerar como hermanos a sus hermanos en la sangre. Esto podría entenderse en otro pasaje similar (Juan 7:5) que nos relata que “ni aun sus hermanos creían en Él”. Parece que para Dios todo lo que procede exclusivamente de la carne no es tenido en cuenta.

“Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.” (vers. 3)

El comportamiento de Abraham

El comportamiento de Abraham parece ser un siervo diligente y dispuesto, sin indicar ningún cuestionamiento sobre la desagradable tarea que le había sido encomendada. Abraham obedece, dejando aparte sus sentimientos y actuando únicamente por fe.

Dios había estado preparando a Abraham para realizar obras de fe cada vez mayores, en el capítulo anterior Dios pide a Abraham abandonar a Ismael, sin duda una tarea que le rompía el corazón, aunque de una forma menos traumática que con el sacrificio de Isaac.

A pesar de llevar dos siervos en el viaje, Abraham opta por enalbardar y cortar la leña personalmente, eso podría querer decir que toma esta tarea como algo muy personal encomendado solamente a él mismo, que no podía delegar a nadie. Abraham toma el mandato de Dios al pie de la letra sin desviarse ni un milímetro.

“Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.” (vers. 4)

El último donde estuvo Abraham

El último lugar donde sabemos que estuvo Abraham antes de este mandato de Dios era Beerseba (Génesis 21:33) estaba a 70 km de la localización actual de Jerusalén. Para los medios de transporte de la época tienen sentido tres días de camino.

En toda esta travesía cabría pensar si Isaac, para aquel entonces un joven adulto, conocía el motivo del viaje y qué le habría dicho su padre al respecto.

Existe un tremendo simbolismo con la figura de los tres días. Hay 2000 años de distancia entre Abraham y Cristo a día por cada mil años tal y como apunta 2ª Pedro 3:8. Pasados mil años y un segundo por así decirlo, llegamos al tercer día.

Cuando el texto dice “lo vio de lejos” alude proféticamente también a que pudo ver el sacrificio de Cristo desde la lejanía del tiempo. Este importante acontecimiento después fue también anunciado por los profetas con muchos siglos de antelación. Pero aunque lo vieron todos ellos de lejos pero no lo conocieron.

La instrucción de Abraham

“Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” (vers. 5)

La instrucción de Abraham a sus siervos es lógica, pues podrían quedarse horrorizados por tal acción e incluso intervenir en contra de Abraham. Por otro lado los detalles de la narración confirman una vez más, el carácter muy personal del mandato que Dios le había dado a Abraham.

Abraham omite información y sólo les dice que adorarían. La expresión “volveremos a vosotros” es llamativa pues parece querer decir que ambos regresarían con vida. Y si así fuese, no sería sino otra prueba de la fe de Abraham en Dios y en el cumplimiento de la promesa que le había dado.

A este respecto Hebreos 11:19 dice sobre Abraham: “pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” Es decir, que tenía fe en que Dios cumpliera su promesa aunque para ello tuviera que levantar a Isaac de entre los muertos.

Los montes en la antigüedad

“Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.” (vers. 6)

Los montes sobre todo en la antigüedad, son lugares sagrados, y a menudo eran usados por los paganos para realizar sus ofrendas y edificar sus altares.

Abraham, símbolo aquí de Dios padre pone sobre Isaac la leña para el sacrificio. La leña simboliza la cruz que cargó Cristo durante su pasión. La trabajosa ascensión al monte cargado de leña también simboliza el sufrimiento de Jesús previo a su sacrificio en la cruz.

Expresión “fueron ambos juntos” significa literalmente “ambos fueron de acuerdo”, lo que implica que Isaac era consciente de lo que iba a hacer su padre y estaba de acuerdo en ello.

Abraham probablemente trataba de no razonar acerca de cómo podrían suceder las cosas y enfocarse directamente en el contenido del mandato de Dios.

“Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” (vers. 7)

¿Sabría Isaac que él era la victima sacrificial? Sería un tanto extraño que su padre cargara leña durante tres días de camino, pues no debía de ser tan difícil de obtener en el camino. Y si era necesaria un cordero, ¿por qué su padre no lo había tomado de su propio rebaño?

La respuesta de Abraham

“Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.” (vers. 8)

La respuesta de Abraham sugiere que de alguna forma sabía que un cordero iba a ser provisto para tal fin. Pero a nuestros ojos naturales es extraño que un cordero se encuentre solo en la cumbre de una agreste montaña. Tal vez Abraham veía con los ojos de la fe.

Nuevamente la expresión “E iban juntos.” Denota que iban de acuerdo en lo que hacían.

La esperanza de Abraham en que un cordero iba a ser provisto no le impide seguir ejecutando lo que Dios le había encomendado. Por decirlo de alguna forma, Abraham sigue su camino trazado sin cuestionar ni quejarse y deja a Dios seguir el suyo.

Las palabras de Abraham son proféticas, no sólo para su tiempo sino para todos los tiempos. Jesucristo es el cordero provisto por Dios para la redención.

En estos diálogos parece traslucirse una notable ingenuidad por parte de Isaac. Siendo esta escena una sombra del sacrificio que iba a tener lugar con Cristo, encaja bastante bien pues Cristo era una víctima inocente y no había delito en Él.

Abraham se muestra muy resuelto

“Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.” (vers. 9)

Abraham se muestra muy resuelto a cumplir lo encomendado. No se queja, no cuestiona, ni trata de negociar con Dios buscando clemencia.

Llama la atención que Isaac no ponga ninguna resistencia para su sacrificio, cuando su padre dispone la leña y empuña un cuchillo. Isaac ya no es un niño y es un joven fuerte, y seguro podría haber evitado el sacrificio. Pero no lo hace, y acepta su destino sin oponer resistencia.

Abraham ata a Isaac, un joven fuerte que ya habría captado que la víctima iba a ser él mismo. Muchos comentaristas consideran que la edad de Isaac era en torno a 30 años.

Un versículo paralelo a este del sacrificio de Cristo podría ser Mateo 26:39 “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.”

Cumbre de la fe de Abraham

“Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.” (vers. 10)

Este es el clímax del pasaje, el momento cumbre de la fe de Abraham, dispuesto a sacrificar a su hijo. La fe de Abraham estaba más bien en que Dios resucitaría a Isaac de entre los muertos, no tanto en que el sacrificio fuera interrumpido.

La fe de Abraham es sometida a la mayor prueba de su vida, dando la prueba máxima de su amor y confianza en Dios. Siendo fiel al dicho del evangelio de Mateo incluso antes de que el propio evangelio siquiera fuera escrito: “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” Mateo 10:37.

Lo que pasó por la mente de Abraham está escrito en el libro de Hebreos: “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” (Hebreos 11:17-19).

El ángel de Jehová

“Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.” (vers. 11)

Aparece entonces el ángel de Jehová, que es Cristo mismo desde el cielo, indicando que ya era suficiente, que no era necesario que Abraham matara a su hijo, Dios sólo quería probar su fe.

El Ángel repite su nombre en tono de urgencia, Abraham había superado su prueba.

“Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.” (vers. 12)

Dios no quería un sacrificio humano, el es contrario a eso. Él quería probar la fe de Abraham y dar una enseñanza profética con respecto al Mesías.

Dios exige acciones humanas

A menudo Dios exige acciones humanas para demostrar la fe. Pedro pudo caminar por unos segundos sobre las aguas (Mateo 14:29), mientras creyó firmemente a Jesús pudo hacerlo, pero cuando comenzó a usar su mente humana fijándose en el viento y perdiendo fe comenzó a hundirse.

La idea de todo esto, es que debemos estar dispuestos a todo por Cristo, pero a veces no se nos va a exigir.

Abraham demostró amar a Dios al estar dispuesto a dar a su único hijo. De igual manera Dios nos ha ofrecido a su hijo unigénito (Juan 3:16). En tiempos de Abraham, tener descendencia y dejar un linaje sobre la tierra que lleve el nombre del patriarca, era algo sumamente importante. Todo esto indicaba trascender la muerte y dejar una huella en este mundo.

Temer a Dios no es siempre tener miedo al castigo como represalia por los pecados cometidos, más bien el texto se refiere a aquella reverencia y profundo respeto que incitan a obedecer.

Una de las formas de mostrar temor de Dios es mediante la obediencia (Deuteronomio 6:13), el temor de Dios también es también el principio de la sabiduría, por eso una persona temerosa de Dios es también una persona atenta a los mandatos de Dios.

Un carnero atrapado en un zarzal

“Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.” (vers. 13)

Efectivamente había un carnero atrapado en un zarzal. La zarza ardiendo es símbolo de la presencia de Dios (Éxodo 3:2-3), por ello la ilustración confirma aún más que Dios es el que había provisto el carnero. El carnero es una oveja macho madura, de mayor edad que el cordero. Dios cumple lo dicho proféticamente por Abraham de proveerse a sí mismo un cordero para el sacrificio.

“Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.” (vers. 14)

El nombre del lugar tiene que ver con el carácter proveedor de Dios, aquí no referente a necesidades materiales (abrigo, comida, riqueza) sino a una provisión para resolver el problema espiritual del hombre y reconciliarlo con Dios.

Dios cumplirá la promesa de Abraham

“Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” (vers. 15-18)

Dios cumplirá la promesa de Abraham de darle una descendencia que no iba a poder ser contada. Como las estrellas del cielo, esto tipifica a la descendencia espiritual de Abraham. Como la arena del mar, aquí se refiere a la descendencia en la carne, que también fue muy numerosa.

Parece entenderse aquí que la descendencia de Abraham en la carne se refiere a los descendientes de Isaac, tanto en la carne como a la descendencia espiritual, pues la escritura dice: “en Isaac te será llamada descendencia” Romanos 9:7.

Sin embargo, no queda enteramente claro si la arena del mar se refiere también a los descendientes de Abraham que no creyeron, esto incluiría a Ismael y los hijos que tuvo con Cetura, o bien si sólo se refiere a los que no creyeron y que descienden de Isaac como Esaú, Saúl y otros.

En Juan 8:23 Jesús recalca esta dicotomía entre los ciudadanos de los cielos y los moradores de la tierra: “Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.” Los de arriba son las estrellas del cielo (Cristo y los cristianos), mientras que los de abajo se corresponden con la arena del mar, aquellos que no hallarán salvación.

Cristo es la simiente de Abraham

Cristo es la simiente de Abraham por medio del cual todas las naciones de la Tierra serían benditas (Apocalipsis 7:9)

La descendencia de Abraham iba a poseer la tierra: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31. Mientras que el pueblo de Israel era guiado por Dios mediante Josué (otro nombre para Jesús) no iba a perder ni una sola batalla.

Un pueblo guiado por Dios iba a conquistar la tierra de Israel, y en el tiempo del fin un pueblo creyente en Jesucristo poseerá el planeta entero por herencia.

“Y volvió Abraham a sus siervos, y se levantaron y se fueron juntos a Beerseba; y habitó Abraham en Beerseba.” (vers. 19)

Y para terminar este emocionante pasaje del evangelio de hoy, Abraham e Isaac regresan a su casa en Beerseba.

© Reenier Gonzalo Prado. Todos los derechos reservados.

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Reenier Gonzalo Prado
Amante de la palabra de Dios y nuestro Señor Jesucristo. Mi pasión es redactar mensajes cristianos para evangelizar a las naciones.

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