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La destrucción de Sodoma y Gomorra

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: La destrucción de Sodoma y Gomorra

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica de Hoy: Génesis 19:1-30

Introducción

Dios había determinado la destrucción de Sodoma y Gomorra porque su pecado había llegado al colmo. Todo tiene un límite. No obstante, iba a salvar a algunos justos antes de destruir la ciudad, tal y como prometió a Abraham en Génesis 18:28-33.

Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma.”

Antes de que caiga el juicio de Dios sobre una ciudad o un pueblo, Dios siempre envía mensajeros como advertencia. La actitud que la gente toma ante el mensaje determinará su destino final: muerte o vida. La escritura dice en Amós 3:7-8 que no hará nada sin revelarlo a sus siervos los profetas.

Muchas veces se ha predicado que Lot era un mundano, pero esto no es correcto. Es cierto que algunas de las actitudes de Lot no parecen las mejores, pero la propia escritura dice que se afligía ante las cosas que vivía y sufría en la ciudad de Sodoma (2 de Pedro 2:7). Lot no era en absoluto feliz porque no se complacía en la injusticia de Sodoma.

Lot era un hombre justo según dice 2 de Pedro 2:7, tenía un claro sentido de la justicia. La situación moral de Sodoma se parece bastante a la que existe hoy en día. Podríamos preguntarnos por qué un hombre justo viviría en tal lugar.

Parece que Lot tomó la decisión de habitar cerca de Sodoma porque era la mejor tierra, una tierra fértil y con agua abundante (Génesis 13:10-12). En Ezequiel 16:49 parece confirmar esta idea al afirmar que en Sodoma había “saciedad de pan”. Materialmente hablando Sodoma parecía ser un área próspera.

Dios nos envía a Sodoma y Gomorra

Por otra parte, Dios no nos ha enviado para encerrarnos en un monasterio sin hablar con nadie, sino que nos envía como ovejas entre lobos (Mateo 10:16) para predicar la palabra de Dios a los hombres.

El texto indica que Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad, esto es un hebraísmo que denota que Lot estaba en una posición de autoridad moral, que era una especie de juez preocupado por la ciudad. En esos tiempos el gobierno de cada ciudad estaba sentado en sus puertas. De forma análoga cuando Jesús dice que las puertas del Hades no prevalecerían contra su iglesia significa que ninguna autoridad humana o demoníaca iba a poder destruir la iglesia que Él mismo edificó.

A pesar de todo, Lot no parece haber tenido mucha influencia en la vida de una ciudad sumergida en la maldad y el pecado. La figura de Lot recuerda mucho a la de Noé, un hombre justo rodeado de malvados y que no consigue tener impacto en la sociedad que le rodea.

La caída de la tarde y la llegada de la noche simbolizan un incremento de la maldad.

Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche. Mas él porfió con ellos mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura, y comieron.” (verss. 1-3)

Lot tiene la actitud correcta: oír las palabras de los enviados de Dios para salvar su vida y la de su familia según establece Mateo 10:14.

Es posible que la insistencia con la que Lot ofrecía su hospitalidad a los varones tuviera que ver más con un instinto de protección por el peligro que suponía la ciudad en la que habitaba que con las costumbres de la hospitalidad de la época.

Siendo Job un líder en Sodoma, llama la atención que se postrara ante estos varones. Job les muestra gran reverencia y se preocupa por ellos, tal vez parece reconocer de parte de quien vienen.

La actitud de Lot – Sodoma y Gomorra

La actitud de Lot contrasta con la de los habitantes de Sodoma más preocupados en aprovecharse del extranjero que llegaba a la ciudad para vivir emociones pecaminosas.

“Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos.” (verss. 4-5)

La palabra “conocer” (yadá en el hebreo) significa tener intimidad sexual. La homosexualidad es un pecado abominable para Dios y el hecho de cometer ese pecado hacia dos varones que Job estaba hospedando y que por tanto estaban bajo su cuidado y protección lo hacía aún más grave.

No sabemos si los habitantes de Sodoma sabían que estos seres eran ángeles, el hecho de que lo supieran añadiría un nivel más de perversidad a estos hombres, puesto que nos trae a la memoria el pecado de ir tras carne extraña cuando los ángeles tuvieron relaciones sexuales con mujeres en Génesis 6.

El acoso nocturno en Sodoma y Gomorra

Todo el pueblo de forma unánime participó en este acoso nocturno desde los jóvenes a los viejos. No parecía haber ningún justo aparte de Lot. La escena tiene paralelos con la incursión de Josué y Caleb al interior de la ciudad de Jericó (Josué 2), en la cual Rahab la ramera, ofrece su protección a los dos espías. Posteriormente Dios le retribuye respetando su vida al igual que a Lot y a su familia.

Otra parte interesante de esta historia es que en toda la noche ni Lot ni sus invitados duermen, sino que se mantienen alerta luchando por su seguridad y sus vidas. La escritura nos advierte que debemos velar y permanecer sobrios, para así estar atentos a las trampas y amenazas de Satanás nuestro enemigo (Mateo 26:41).

La práctica de la homosexualidad en Sodoma y Gomorra

La práctica de la homosexualidad no era el único pecado de Sodoma, sino que en ella había también ociosidad, soberbia y falta de misericordia (Ezequiel 16:49).

La Biblia también en Deuteronomio 32:32-33 habla del vino de Sodoma. ¿Qué es exactamente esto? La respuesta se encuentra en Apocalipsis 17:4, se trata del contenido de la copa que sostiene la Gran Ramera “abominaciones e inmundicia de su fornicación”. La Gran Ramera es la ciudad que está tipificada varias veces en la escritura con Jericó y Sodoma. La fornicación a la que aquí se refiere es una fornicación espiritual con otro señor, es decir con otro dios, el dios de este mundo.

La cita de Deuteronomio nos habla también de un vino venenoso, semejante a la mordedura de una serpiente. El vino de Sodoma, como la mayoría de venenos provoca delirios, falta de juicio y disminuye de forma notable el estado de alerta. Es un vino que provoca embriaguez y que no permite que velemos y nos guardemos del mal, actúa de una forma totalmente opuesta al Espíritu Santo.

Si bien la cita de Deuteronomio parece tener carácter simbólico, existen algunas plantas que podrían aportar una dimensión real a este vino. En la región del Mar Muerto los árabes conocen una planta llamada “manzano de Sodoma” (Calotropis procera).

Flavio Josefo

Flavio Josefo describió los frutos de esta planta con estas palabras: “tienen un color como si fueran buenos para comer, pero al ser arrancadas se disuelven en humo y ceniza.” Se sabe que estos frutos son pegajosos, amargos y venenosos. Igualmente en otras partes del mundo existen plantas emparentadas con la vid que producen uvas tóxicas. De igual modo el trigo es imitado por la cizaña, una planta que es parasitada por un hongo que la hace tóxica y hasta alucinógena.

Es posible que no sea necesario buscar uvas tóxicas pues ya en Proverbios 23 se nos advierte de los peligros del vino:

“No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.” Proverbios 23:31-33

El veneno de una serpiente

El vino es rico y apetecible pero finalmente es como el veneno de una serpiente que provoca que digamos cosas perversas, perdamos el control y saquemos a la luz nuestra naturaleza carnal y pecaminosa.

“Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado.” (verss. 6-8)

Para la cultura judía era una maldad mucho mayor la violación homosexual que la heterosexual. Dada la situación, a Lot no se le ocurre otra cosa que ofrecer a la turba enardecida a sus hijas vírgenes.

Las mujeres estaban totalmente sujetas a la autoridad paterna hasta el matrimonio, al igual que sucede en las sociedades musulmanas tradicionales de hoy en día. Las mujeres no eran consideradas mucho más que posesiones preciadas.

El ofrecimiento de sus hijas para evitar el mal a sus huéspedes le sitúa como un buen hospedador, pero como un mal padre, en cualquier caso la situación es límite. La perversidad de los hombres de Sodoma es tal que rechazan el ofrecimiento de Lot. Sin duda, debían estar hartos de fornicar con mujeres y buscaban otro tipo de emociones.

Aunque la situación es complicada, Lot se nos revela como un hombre bastante cobarde.

“Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta. Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta. Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.” (verss. 9-11)

El texto indica que los hombres son plenamente conscientes de su maldad, no sólo no aceptan el ofrecimiento de Lot sino que este parece ponerles aún más furioso. La ira de estos hombres cae sobre Lot y tratan de entrar por la fuerza, pero los ángeles que hospedaba salen en su socorro y los hieren con ceguera para que no puedan encontrar la puerta.

Esto tiene un claro paralelo con las palabras de Jesucristo que se autodenomina “la puerta estrecha” y en Lucas 13:23-25 Jesucristo dice que muchos trataran de entrar por la puerta de la salvación, pero no iban a poder entrar porque Cristo les negaría la entrada.

Siervos de Dios hospedados por Lot en Sodoma y Gomorra

Estos siervos de Dios hospedados por Lot, salen en su defensa cegando a esta multitud de hombres para que aún esforzándose no puedan encontrar la puerta. Cualquiera que no es guiado por el Espíritu Santo es guiado por sus propios sentidos, en especial la vista.

En este sentido, cuando la escritura menciona: “Y alzó Lot sus ojos, y vio…” Lot usó sus sentidos para dirigir su vida y habitar junto a Sodoma. Los hombres carnales no sólo no son guiados por el Espíritu Santo, sino que además aquí Dios confunde sus propios sentidos. La luz a veces es tan intensa que puede provocar ceguera

Leyendo el pasaje o Lot estaba muerto de miedo, o definitivamente había sido contaminado por la sociedad de Sodoma. Sin embargo, esto último no es lo que la escritura dice: “abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos)” 2 Pedro 2:7-8. Lot es plenamente consciente de que la conducta de estos hombres es repugnante, esto le hace sufrir y lo entristece.

La Gran Tribulación

Esta escena tipifica la Gran Tribulación que enfrentará el mundo al final de los tiempos. Los hombres impíos arremeten con mucha fuerza y descaro contra los siervos de Dios, los angustian y los atribulan. Dios poco más adelante se vengará de los malvados y dará una salida a los justos.

Es posible que estos dos ángeles tipifiquen también a los dos testigos que aparecen predicando en Israel durante la Gran Tribulación. La bestia también tendrá a su servicio un montón de hombres malvados y cegados que serán sellados con la marca de la bestia.

“Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar; porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo. Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.” (verss. 12-14)

Los ángeles buscan salvar a la mayor cantidad posible de justos y preguntan a Lot por algún miembro más de su familia. Sus yernos no creen a Lot, su mensaje es demasiado increíble de creer y el espíritu Santo determinó que ellos no iban a creer.

El evangelio puede resultar ridículo para muchos

El evangelio puede resultar ridículo para muchos, hablar de historias inverosímiles como el diluvio, la historia del profeta Jonás siendo tragado por una ballena o la burra parlante de Balaam es algo irracional, pero a Dios le plació comunicar así su palabra, para que ningún hombre pudiera salvarse por su propia sabiduría. Para hacer patente lo que está escrito: “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres” 1 Corintios 1:25

¿Nos resulta esto conocido? ¿No hemos compartido el evangelio a familiares o a amigos y nos han respondido con indiferencia o con burlas? La maldad imperante en nuestro mundo salta a ojos vista: el homosexualismo es promocionado de forma descarada como un estilo de vida alternativo y totalmente respetable, mientras que los que predicamos el evangelio somos vistos como bichos raros en el mejor de los casos, o somos angustiados y afligidos por hombres injustos incapaces de ver la luz de la verdad.

La sola mención de que este mundo va a ser juzgado y que la justa ira de Dios va a caer sobre él resulta ridícula para muchas personas, algunos incluso se burlan de ello. En 2 Pedro 3:3 la escritura advierte de ello: “en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.” Estos burladores son los mismos en tiempos de Sodoma o en nuestros días y su destino, si no se arrepienten, es perecer en el fuego.

La amenaza de destrucción

Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.” (verss. 15-17)

La amenaza de destrucción parecía una locura a los ojos de los sodomitas, la vida seguía igual que siempre. Ahora bien, Jesucristo viene como ladrón en la noche para aquellos que no aman su venida. La venida de Cristo traerá súbitamente destrucción repentina a este mundo (1 Tesalonicenses 5:2-4).

Como dice Apocalipsis 18:4: “salid de ella pueblo mío”, esto se refiere a algo más que a una ciudad, se refiere a sistemas religiosos heredados de Babilonia, se refiere a una forma de pensar y comportarse.

El monte al que los ángeles dirigen a Lot probablemente representa el Santo monte de Dios en el cielo mencionado en Ezequiel 28:14, de ahí descenderá del cielo la Nueva Jerusalén al final de los tiempos, una total antítesis de Sodoma.

En una escena que prefigura el arrebatamiento de la iglesia Lot, su esposa y sus hijas son llevados por los ángeles fuera de la ciudad, buscando un lugar seguro lejos de la destrucción venidera. El arrebatamiento de la iglesia está relacionado con el amanecer, donde Cristo es el sol de justicia que ha de venir sobre este mundo, para premiar a los buenos y castigar a los malos.

Sodoma y Gomorra – Lot se muestra renuente

Pero Lot les dijo: No, yo os ruego, señores míos. He aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y habéis engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal, y muera. He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá, la cual es pequeña; dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeña?), y salvaré mi vida. Y le respondió: He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. Date prisa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí. Por eso fue llamado el nombre de la ciudad, Zoar.” (verss. 18-22)

A pesar de las claras instrucciones dadas por los ángeles sobre a donde ir, Lot se muestra renuente y poniendo condiciones a sus rescatadores, al quererse quedar en una aldea cercana. La actitud de Lot es temerosa, vacilante denotando escasa fe. Su petición a los ángeles encaja con su comportamiento pusilánime mostrado durante todo el episodio. Lot es un personaje ambivalente que casi parece bailar un tango: un paso adelante y otro hacia atrás.

No obstante los ángeles en representación de Dios dicen no poder actuar contra Sodoma antes de que Lot llegue a la seguridad de Zoar.

Dios no puede contravenir sus propias promesas pues con eso faltaría a su justicia.

“El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar. Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra. Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.” (verss. 23-26)

Nada más amanecer Dios cumple su juicio de destruir Sodoma al enviar fuego y azufre, pero la mujer de Lot desobedece las instrucciones de los ángeles y mira atrás para ver la destrucción de la ciudad y queda convertida en estatua de sal.

La escena es muy similar a las palabras de Jesús: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” Lucas 9:62. En este versículo de Lucas Jesucristo habla de lo costoso que es seguir a Jesús, que debe ser siempre la prioridad número uno sobre familia y amigos.

Hay muchos desertores

En el evangelio de hoy hay muchos desertores, y también personas que se quedan por el camino, porque pierden la fe y aman las cosas de este mundo más que a Dios. La esposa de Lot amaba las cosas de este mundo y amaba mucho a Sodoma, la ciudad donde vivió. Dentro de la guerra cósmica que vivimos entre el bien y el mal, la lealtad absoluta a Dios es un factor clave, no hay lugar para apegos ni sentimentalismos. La instrucción del general, Jesucristo mismo, debe cumplirse cualquiera sea nuestra opinión o sentimientos.

“Y subió Abraham por la mañana al lugar donde había estado delante de Jehová. Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la tierra de aquella llanura miró; y he aquí que el humo subía de la tierra como el humo de un horno. Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba. Pero Lot subió de Zoar y moró en el monte, y sus dos hijas con él; porque tuvo miedo de quedarse en Zoar, y habitó en una cueva él y sus dos hijas.” (verss. 27-30)

La destrucción de Sodoma y Gomorra

Abraham desde la lejanía presencia la destrucción de Sodoma en forma de columna de humo. Confirmando literalmente la escritura de Salmos 91:8 “Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.” La escena es bastante similar a la destrucción de la Gran Ramera cuando desde la distancia todos los marineros se asombran al ver el humo de su incendio.

Finalmente Zoar no resulta ser la última morada de Lot y sus hijas, sino un lugar de paso. Igual que para Josué y Caleb el desierto era sólo un lugar de paso, Lot termina por morar en el monte al que le dirigían los ángeles. Lot se convierte en un morador de un lugar alto (los cielos) y no de un lugar bajo y corrompido como la llanura de Sodoma.

Los tiempos de Lot

Los tiempos de Lot son asombrosamente parecidos a los que vivimos hoy. La noche está aquí, los hombres están ciegos y los ángeles nos preguntan: ¿Queda algún justo más? permanezcamos atentos resistiéndonos a la corriente de este mundo corrupto. En espera de nuestro rescatador, volvamos a las palabras del Creador en su escritura y no desmayemos en nuestro esfuerzo de servir al Señor. Al final tendremos nuestra recompensa.

© Francisco Hernández. Todos los derechos reservados.

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