- Ora por el faraón cuando Dios, con las plagas, trataba de convertir el corazón de los egipcios (Éxodo 8–10).
- Ora y pide al Señor la curación de su hermana María enferma de lepra (Números 12: 9-13).
- Intercede por el pueblo que se había rebelado, asustado por el relato de los exploradores (Números 14:1-19).
- Ora cuando el fuego estaba a punto de devorar el campamento (Números 11:1-2).
- Ora cuando serpientes venenosas hacían estragos (Números 21:4-9).
- Ora y se dirige al Señor y reacciona protestando cuando su misión se había vuelto demasiado pesada (Números 11:10-15).
- Ve a Dios y habla con él “cara a cara” como habla un hombre con su amigo (Éxodo 24:9-17; 33:7-23; 34:1-10; 28-35).
- Ora también cuando el pueblo, en el Sinaí, pide a Aarón que haga el becerro de oro. Moisés ora, intercediendo por el pueblo para que Dios no extermine al pueblo de Israel. Éxodo 32:11-14
HABLAR CON DIOS – DIOS NOS LLAMA A ORAR.
Moisés nos enseña con su vida a orar en todo tiempo, esto es lo único que nos permitirá llegar a la meta final.
Hablar con Dios garantiza la victoria
Una vida de oración, garantiza una vida de victoria. Por eso si queremos la victoria en todas las áreas de nuestras vidas debemos hablar con Dios como lo hacía Moisés, cara a cara, como a un amigo y hacerlo de corazón, no de manera religiosa, diciendo palabras mecánicas y solo para pedir; sino que debemos llenar nuestra oración con alabanzas, quebrantamiento, humillación y verdadero y profundo deseo por la presencia de Dios. Así comienzan los verdaderos avivamientos.
Orar, va más allá de decir cosas a Dios
Orar debe ser un conversar con Dios. Se trata de un momento especial donde yo hablo, y hago silencio para que Él hable. De ahí, la importancia de hacerlo en el Espíritu, estado natural de Dios. Por ello, debemos acercarnos creyendo, confiados en que nuestro clamor está siendo escuchado, y que veremos respuesta.
Hebreos 11:6. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Debo decir también que tal acercamiento, el entregarle nuestras cargas y esperar en Él, produce paz, confianza, tranquilidad, lo cual nos ayudará a disfrutar plenamente nuestra vida cristiana.
Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
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