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Rut – La ruta del inmigrante

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: Rut – La ruta del inmigrante

Estudios Bíblicos Texto Bíblico: Rut 1:7-18

INTRODUCCIÓN:

El tema de la migración está a la orden del día. En ninguna otra época de la historia se había dado tan grande éxodo de masas humanas como lo tenemos ahora. Las selvas, los ríos y los mares dan cuenta de una diáspora sin precedentes de familias que las cruzan sabiendo de sus altos riesgos, con muchos saldos de muertes en el intento.  

Para otros, los aeropuertos son testigos de las lágrimas de aquellos que han dejado a sus amados para ir rumbo a otros sitios en busca de lo que ya no tienen en sus países.

De acuerdo con las cifras migratorias, EE. UU sigue siendo el país con más migrantes del mundo. De los 330 millones de habitantes, alrededor de 80 millones provienen de otros países. Y de esa cifra, 60 millones son hispanos.

En el caso de los países con la mayor diáspora de la historia, aparece Venezuela con 7.1 millones, empatando a Ucrania y superando a Siria. Pero la migración no es nueva. Uno de los primeros inmigrantes fue Abraham quien salió de Ur de los caldeos a la tierra prometida.

En esa tierra, Abraham tuvo a Isaac, el padre de Jacob. Y Jacob con una familia de más de setenta personas salió de Beerseba a Egipto, y después de 400 años emigraron a la tierra prometida.

 Una vez establecidos allí salieron rumbo a Canaán, siendo Israel ya una nación de unos dos millones de personas. Y en esa historia de emigrar e inmigrar, aparece Rut, una de las más hermosas de todas las historias de la Biblia.

Hoy cuando celebramos el día de nuestra herencia hispana, conocido como el “Día de la Hispanidad”, nos acordamos de nuestras raíces como inmigrantes al escoger a esta nación como la nuestra ahora. Esa experiencia la vivió Rut al tomar la ruta del inmigrante. ¿Qué hay en la ruta que se traza un emigrante al momento de dejar a su patria amada?

I. EN ESA RUTA HAY UN DOLOR POR EL PAÍS DEJADO

1. Salir del lugar de donde se ha nacido (vers. 7)

La historia de Nohemí con sus nueras viviendo en aquella tierra extraña es una de las más significativas cuando se aborda el tema de la migración. Por un lado, ella está viviendo fuera de Judá, y por otro, las mujeres de sus hijos quieren vivir fuera de Moab.

En ambos casos se pone en evidencia el dolor que produce la partida. En el caso de Nohemí, ella tuvo una situación menos complicada para su regreso al hogar de sus padres.

Pero en el caso de las dos hijas adoptivas, la posibilidad de salir de su hogar era algo que levantaba el dolor en su más viva expresión. Si bien es cierto que las dos nueras habían aprendido mucha de la cultura judía, por la influencia de sus esposos, ellas pertenecían a la tierra de Moab. Allí vivieron, crecieron y allí se casaron. Pero llegó el día de tomar una decisión de dejar a su patria.

Al final, la historia de ellas termina cuando una regresa a sus padres, y Rut decide irse a explorar el mundo del inmigrante. Ella tuvo que dejar atrás a sus padres y amigos. Ese es un momento de dolor y de honda tristeza. La partida de la tierra amada nos toca hondamente el corazón.

2. Alzar los ojos y llorar (vers. 8)

 Este texto es conmovedor y revelador. Nada es más doloroso que una despedida. Cuando los niños están pequeños ellos no sienten tanto el impacto de dejar la tierra, la parentela y la casa donde se nació.

Pero cuando ya se es adulto, donde hemos tenido una acumulación de vivencias y experiencias, el salir de ese hogar que nos vio nacer es un tiempo de profunda tristeza, dolor y hasta impotencia.

Honestamente, nadie quiere salir de su tierra. Y es que no hay tierra como aquella donde nacimos. Es cierto que hay otros países que nos dan la bienvenida; sus bondades, respaldadas por su progreso y mejor estilo de vida nos hacen la vida más llevadera, pero en el fondo de cada corazón que ha emigrado existe un vacío que no es tan fácil de llenar. Uno puede imaginarse el cuadro de esta historia.

Nohemí fue más que una buena suegra. Ella fue como la mamá para estas dos mujeres. El llanto prófugo de aquel momento era real. Y es que las entrañas se conmueven ante el abrazo de despedida, porque el no ver pronto a los seres que amamos nos constriñe el corazón.  Atrás quedan los recuerdos y la gran nostalgia de las vivencias como huellas indelebles.

II. EN ESA RUTA HAY EL DESAFÍO DEL NUEVO PAÍS

1. Iremos contigo a tu pueblo (vers. 10)

Si bien es cierto que en el corazón de todo ser humano está arraigado un fuerte nacionalismo y un incondicional patriotismo, también es cierto que a la hora de enfrentar las duras realidades del país amado, la decisión de dejarlo pesa mucho. ¿Qué había pasado en Moab? Pues al principio fue una tierra que satisfizo las necesidades de Nohemí y toda su familia, pero al final muchas cosas cambiaron.

La tierra que los vio nacer ahora es tierra de tristeza y de soledad. Nohemí vino huyendo de su país por falta de pan, pero ahora deja la tierra de Moab por falta de pan, y regresa a Belén (“casa de pan”), porque hubo otra vez alimento. Así que la ausencia del esposo, y las condiciones ahora planteadas, hicieron que aquellas mujeres siguieran a su suegra en este nuevo comienzo.

La oración “iremos contigo a tu pueblo” es una franca determinación de querer ser parte de una nueva vida más allá del entorno familiar. Nunca será fácil emprender “la ruta del inmigrante”. El pensar en hacer una nueva vida en otro país es uno de los mayores retos para el ser humano.

2. Tu pueblo será mi pueblo (vers. 16)

Se ha dicho con mucha justicia que la disposición de Rut de seguir a Nohemí en su viaje a su país es la historia más hermosa que hay en toda la literatura mundial, por cuanto estaba entrelazando su futuro con el de su suegra sin saber si se casaría otra vez. Nohemí insistió tres veces para que Rut y también Orfa se regresaran a su tierra (verss. 11-12, 15).

Pero Rut decidió ser parte del pueblo de Nohemí.  De esta manera confesó su lealtad al pueblo de Israel (tu pueblo) y al Dios de Israel (tu Dios). La decisión de Rut de ser parte de un nuevo pueblo es uno de esos conmovedores ejemplos a los que se enfrenta el inmigrante.

Por un lado, está rompiendo con el pasado donde sembró sus raíces que tuvo que ver con su cultura, costumbre y vivencias; pero, por otro lado, al escoger “el otro pueblo” aceptó su cultura, costumbres y sobre todo el respetar sus leyes.

Rut decidió dejar la tierra idólatra de sus ancestros para ir a la tierra de promisión. Quien emigra a otro país debe tener la determinación de Rut. Y quien esto hace puede llegar a tener también la bendición de Rut de conocer al Dios verdadero.

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