Inicio » Estudios Bíblicos » El libro de Rut

El libro de Rut

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Estudio de Hoy: El libro de Rut

Estudios Bíblicos Lectura Biblia: Rut

Introducción al libro de Rut

Con tan solo cuatro capítulos, el libro de Rut aparece como una especie de faro en la noche oscura, reflejada en la vida de los jueces, y a su vez como un rayo de luz para iluminar el camino de los reyes, la otra historia contrastada de hombres en el poder. En efecto, Rut es una narración familiar incrustada en medio de estos libros, revelándonos ellos la infidelidad de Israel para con el Señor, mientras que Rut nos muestra el valor de la fidelidad a pesar de las circunstancias.

¿Qué es lo que hace tan especial a este pequeño libro del Antiguo Testamento? Por un lado, mostrarnos a Rut como uno de los dos únicos libros del Antiguo Testamento que llevan el nombre de una mujer (el otro es Ester); pero, sobre todo, presentarnos el ejemplo de una mujer de fe, fortaleza y bondad. Es un libro cargado de esperanza y optimismo, describiendo la vida de Rut y de Noemí, quienes pasan de la tristeza a la felicidad, y del vacío a la abundancia.

En cuanto al trasfondo histórico del libro, se desconoce quién fue su autor y su fecha, sin embargo, los acontecimientos ocurridos en el libro nos dan una idea acerca de cuándo pudo suceder esto. La familia de Elimelec vivió durante el tiempo de los jueces (Rut 1:1–2). Esto nos dice que, si la genealogía de David se incluye en Rut 4:17-22, el libro pudo ser escrito después de la época de David o Salomón, posiblemente era la era postexílica de Babilonia.

Como dato curioso, a lo mejor por la actividad que se da en el libro de recoger las cosechas de trigo, el libro de Rut llegó a tener un uso litúrgico regular en la fiesta de las Semanas (más tarde llamada la de Pentecostés) con la que celebraban la cosecha del trigo. El libro de Ruth cuenta la historia extraordinaria de la fidelidad de Dios para Israel en la vida y el trabajo de tres personas comunes: Noemí, Rut y Booz, alrededor de los cuales giran casi todos los acontecimientos.

Y fue en medio de aquella dificultad económica, y luego de prosperidad, donde la mano de Dios se ve en la gran cosecha de los campos de Booz, en la administración generosa de los recursos bendiciendo a todos, y también en el trato de los trabajadores de Booz al ser muy considerados con Rut de venir y espigar detrás de ellos. Su trabajo no fue afectado, y no recibió ningún reproche, sino más bien fue protegida por un trato especial de su jefe Booz.

El tema dominante de Rut es la redención, siendo Booz el pariente cercano encargado de redimir a una extranjera viuda, y sin hijos, dejada en una total pobreza, sin una fuente de apoyo seguro. En aquel soltero de Belén vamos a ver la figura del Redentor de Belén, quien al conocer nuestra condición parecida a la de Rut, en un estado caído y sin esperanza, nos devolvió la felicidad incorporándonos a la familia de Dios, constituyéndose ahora en nuestro “pariente” cercano.

Estudiemos, pues, esta obra primorosa, dejándonos llevar por la fascinación de sus personajes.

El Libro de Rut Estudio # 2

Cuando el hambre lleva a otras tierras

“Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí.” (Rut 1:1-2).

“En los días que gobernaban los jueces”. El relato de Rut aparece en los últimos días de los Jueces, el período de 400 años, considerado como de anarquía general y opresión en los tiempos cuando Israel no tenía reyes, sino libertadores. Tales hombres y mujeres eran levantados por Dios, periódicamente, cuando la nación lo buscaba después de alejarse de él. Fueron los tiempos cuando se abundaba la corrupción, el castigo y el arrepentimiento en medio de Israel.

En la página de Enduring Word, un comentarista ha dicho de esto lo siguiente: “Los días en que gobernaban los jueces” eran en realidad días oscuros para Israel; el período se caracterizó por la frase: cada uno hacía lo que bien le parecía (Jueces 17:6, 18:1, 19:1, y 21:25).”

Pero ¿cuál es el más notable acontecimiento que da origen al libro? Cuando “hubo hambre en la tierra”. La escasez será la causa para la salida de los inmigrantes de Belén (casa de pan), buscando pan en otro sitio. El hambre ha sido la razón para la diáspora. Pero aquella no fue la única vez cuando el hambre azotó la tierra; la Biblia habla repetidas veces de semejantes crisis económicas. El hambre a menudo nos confronta a salir a otros países buscando “pastos frescos”.

Un varón de Belén viviendo en Moab. Este libro comienza revelándonos a gente de carne y hueso, y con una historia única en cada uno de sus personajes. Elimelec, Noemí y sus hijos Mahlon y Quelión, dan origen a esta historia al mudarse a la tierra de Moab. Elimelec regresó de la tierra prometida a Israel, al desierto del cual Dios los había librado cientos de años antes. Estos fueron claramente pasos en la dirección equivocada. Allí comenzó el fracaso familiar.

El nombre Elimelec significa “mi Dios es Rey”. Y unque no lo dice el texto, Elimelec debió ser un hombre piadoso de acuerdo con la definición de su propio nombre. Pues este hombre con semejante vida, y con tamaña fe, decidió llevar su familia a un país vecino, porque en el suyo se habían agotado las expensas de la comida. Elimelec actuó por instinto para salvar a su familia.

Y ciertamente no debiéramos culpar a Elimelec de falta de cuidado para proveer a su familia, en una situación como esa, pero no se puede justificar por mudarse a Moab. ¿Por qué decimos esto? Porque esa decisión cambió en un desastre a su familia.

Cambiar de lugar no siempre arreglará las cosas. Cada decisión debe ser pensada por los resultados finales, y mucho más cuando la familia está involucrada. En el caso de Elimelec, su familia simplemente obedeció su decisión.

Las decisiones equivocadas de la vida no detienen las consecuencias de sus actores. Pero también es cierto que Dios traza líneas rectas en medio de nuestros caminos torcidos.

El Libro de Rut Estudio # 3

Una muerte inesperada

“Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años” (Rut 1:3-4).

Cuando el texto anterior habla de Elimec, yendo a morar en Moab, aquella partida era con la intención de volver de regreso a Belén. Pero sorpresivamente ahora leemos estas palabras, “y murió Elimelec, marido de Noemí”.

La breve visita a Moab duró diez años y se convirtió en tragedia para aquella familia. La muerte de Elimelec como cabeza de Noemí y de sus hijos, seguramente fue un golpe muy duro. Morir fuera de su tierra causa una pena mayor.

El texto no nos dice las causas de la muerte de Elimelec, ni la edad que tenía. A juzgar por los hijos aun solteros, ese hombre esposo y padre, seguramente era joven cuando murió. Ahora hay una realidad penosa para Noemí, porque además de quedarse viuda, sin el amparo de su nación, y a cargo de sus dos hijos: Mahlón y Quelión, a lo mejor pequeños todavía.

Como hemos dicho, no podemos juzgar rápidamente a Elimelec por la decisión tomada, pero al ver estos resultados, ponderamos el hecho de que, al alejarnos de nuestros problemas, ellos no se quedan, simplemente los traemos con nosotros. No importa cuál sea el lugar a donde nos mudemos, si no hemos resuelto aquellas cosas que nos agobian y nos afectan, ellas nos seguirán, porque al final yo mismo soy la causa de mis desgracias.

Además de la viudez de Noemí, ella enfrentó una situación cultural para la que no estaba preparaba, pues “quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas”. Es un hecho que estos casamientos contravenían la exhortación bíblica de unirse en “yugo desigual con el incrédulo”.

Los moabitas, además de ser paganos como ninguna otra nación de aquel entonces, eran idólatras, teniendo a Quemos como su más abominable dios, a quienes sus seguidores ofrecían sacrificios humanos. ¿Adoraban aquellas mujeres a ese y otros dioses?

La oración “tomaron para sí mujeres” es muy significativa, porque aquella fue una decisión muy de los jóvenes, y al no contar con la figura paterna, Noemí no pudo hacer mayor cosa. Y estas decisiones apresuradas como las de Elimelec de mudarse allí, parecieran ir acorde con los nombres de ambos hijos, y su carácter. El nombre de Majlón significa “enfermizo”, mientras que el nombre Quelión significa “exterminio”, “agotamiento” o aun “depresión”.

“El nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra Rut”. El escritor del libro precisa los nombres de estas mujeres porque de allí parte la historia misma de esta inigualable obra de la literatura antigua. De estas dos, la protagonista de esta obra será Rut, especialmente por la resolución que tendrá al momento de dejar su tierra.

“Y habitaron allí unos diez años”. Este dato del autor es muy interesante, porque pareciera marcar y dividir la historia de la familia de Elimelec, especialmente por la decisión de Noemí de regresar otra vez a su tierra. Estos años serán de amargura para Noemí, cuya vida en esta historia será de igual manera determinante. Por lo menos ella no decidió casarse en Moab y aun en eso vamos a ver como la voluntad permisiva de Dios se ve en todo este precioso libro.

Dios sigue siendo el dueño de su historia a pesar de las decisiones equivocadas de sus hombres.

El Libro de Rut Estudio # 4

Sola y desamparada

“Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido” (Rut 1:5).

Los hijos, Mahlón y Quelión llenaron los vacíos de sus vidas, dejado por la muerte de su padre Elimelec, al tomar esposas moabitas. La ley prohibía a los israelitas casarse con cananeas (Deuteronomio 7:3), aunque los moabitas históricamente resultaban ser primos de los hebreos a través de Lot, quien era sobrino de Abraham. Sin embargo, iban a permanecer excluidos de la congregación israelita por diez generaciones (Deuteronomio 23:3). ¿Qué sucedió con esta unión?

No sabemos a qué edad se casaron los hijos de Noemí, pero si sabemos del corto tiempo de aquellos matrimonios. Si Noemí fue consolada con el casamiento de sus hijos, por aquello de haber adquirido dos “hijas”, aunque fuera con mujeres paganas, su dolor ahora será triple, porque además de viuda, también quedó huérfana de sus dos hijos. Su tragedia no pudo ser mayor.

“Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión”. El autor usa el adverbio “también” como para poner más intriga a aquella penosa situación que estaba viviendo Noemí. Esto pone de manifiesto que ahora había tres viudas sin hijos: Noemí y sus dos nueras, Orfa y Rut. La ironia de esta historia radica en el hecho que esta familia vino huyendo del hambre, para no morir, pero al final la muerte les alcanzó, pero fuera de Israel, para poner más dolor y pena a esta tragedia.

Si ser una viuda ya era una condición social desfavorecida, imagínesela llegar a esa condición sin hijos. Ese estado era digno de conmiseración, formando parte de los grupos más vulnerables y desamparados del mundo antiguo. Era tan extrema esa condición que no había nadie para mantenerlas, viviendo de la generosidad de los extraños. La verdad cruda de esta historia es que Noemí no tenía familia en Moab, y nadie más para ayudarla. Era una situación desesperada.

Una de las penas grandes de la vida es la pérdida de seres amados como el esposo y los hijos. No podemos sino ponderar aquella terrible pena y el profundo dolor de Noemí, y más aún fuera de su familia, sin poder ser consolada. Un resumen del dolor de Noemí nos llevará a verla perdiendo a su familia y la fuente de su sostenimiento; esas pérdidas ahondaron su pobreza, soledad y hasta una carga para sus nueras. Más adelante ella va a pedir que la llamen “mara” por su amargura.

“Quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido”. En una sociedad patriarcal como la de aquellos tiempos, el destino de la mujer está ligado a los hombres de su familia, y Noemí ahora no tiene hombres, ni esposo ni hijos. Sin hijos, su familia no podía esperar descendientes. La palabra “desamparada” pareciera dibujar un cuadro para el que no hay nada de esperanza. Pero es bueno saber que quien mueve los hilos de la historia es nuestro Dios.

La soledad de una viuda solo Dios puede llenarla, porque él es padre de huérfanos y viudas.

El Libro de Rut Estudio # 5

El regreso de pan en la “Casa de Pan”

“Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá” (Rut 1:6-7).

En los comentarios anteriores hablamos de las condiciones penosas a las que fueron sometidas estas tres mujeres, quedándose sin esposos, los proveedores para el sustento familiar. Los días de Noemí debieron ser amargos, duros y sin esperanza. Sin embargo, aquella condición de postración y humillación social va a cambiar debido a una buena noticia. La oración “se levantó con sus nueras” sugiere un volver a soñar en una vida distinta a sus condiciones actuales.

Hemos dicho que Belén significa “casa de pan”. Sin embargo, por diez años ese lugar careció de este indispensable alimento a causa de una terrible hambruna. Pero la buena noticia ahora es que Dios “había visitado a su pueblo para darles pan”. La palabra “visitar” aplicada a la presencia de Dios, es vista en la Biblia de forma negativa y también positiva. Para los efectos de esta apasionada historia, la visitación de Dios será el gozo más grande para la condición de Noemí.

Desde la lejana Moab, Noemí escuchó que Dios estaba haciendo cosas buenas en Israel; pero ¿sería fácil para Noemí dejar Moab aun con esta buena noticia? ¡No, en efecto, no era una decisión fácil para ella irse a Belén! No había indicios que en Moab la gente estuviera pasando hambre o cualquier otra dificultad. A estas alturas, para Noemí, Moab ya se habría convertido en su hogar, por lo menos en parte. El vivir con sus nueras la hacía parte de la vida de aquel país.

Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá”. Por diez años Moab fue el lugar donde había vivido y se desconoce el lugar de donde venían estas mujeres, pero cualquiera que haya sido la noticia, el oír de las cosechas en Israel, planteó finalmente un viaje de regreso a casa. Por lo visto más adelante, Noemí quiso regresar sola, pero para su sorpresa, ¡las nueras querían acompañarla!

La decisión de Noemí la hace diferente a muchas otras personas. Algunos al escuchar las cosas buenas que Dios está haciendo en la vida de los demás, solo anhelan tener algo de eso, en lugar de salir a recibirlo. Noemí pudo haberse quedado en Moab el resto de su vida esperando que las cosas fueran diferentes, sin embargo, hizo algo distinto para recibir lo que Dios tenía para darle.

Todo inmigrante desea algún día regresar a casa. Es cierto que las bondades del país donde nos asimilamos pudieran ofrecer mejores condiciones al compararlo con el nuestro, pero las vivencias, costumbres, familias y amigos, serán siempre irremplazables a la hora de pensar en regresar al terruño donde dejamos nuestras raíces. Los israelitas, aunque estuvieran lejos de su patria por causa de alguna diáspora, el deseo de regresar su tierra era algo irrenunciable.

No importa cuán lejos estemos de la patria dejada, siempre habrá el deseo de regresar a ella.

El Libro de Rut Estudio # 6

La eminente separación

“Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo” (Rut 1:8).

Noemí supo la buena noticia de la visitación de Dios con pan en su tierra. Esa bendición ponía fin al hambre, y ahora ella está lista para regresar. Pero como una mujer que conoce muy bien la situación de una mujer viuda, y además de la condición de mujer extranjera, les propone a sus nueras seguir en su tierra con su parentela, y con la posibilidad de conseguir maridos en su propia tierra, por cuanto en Judá seria casi imposible debido a las prohibiciones de la ley misma.

“Andad, volveos cada una a la casa de su madre”. Si alguien tenía autoridad para hablar respecto de vivir en un lugar ajeno era Noemí. Ella vivió diez años separada de sus parientes y amistades y no quiere que Orfa y Rut pasen por esa situación. Los dos imperativos “andad y volveos” sugieren la importancia de quedarse donde se sienten cómodas, pero, sobre todo, en el lugar donde son aceptadas sin tener que dar explicaciones a otros por sus raíces ajenas.

Esta recomendación de Noemí tenía mucho sentido. Era lo más sabio que podían hacer Orfa y Rut. En Moab ellas tenían lazos familiares más fuertes que con Noemí, porque los lazos de unión ya no existían, debido a su condición de viudez. Irse a una nueva tierra no era una decisión sensata. Noemí fue su suegra, pero ellas tienen a sus madres todavía. La recomendación de volver “cada una a la casa de su madre” envolvía la mejor seguridad para las dos.

“Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo”. Estas palabras están nutridas de profundo reconocimiento y humildad. Note que Noemí no se queja de su condición, pues tenía razones para estar disgustada con Dios debido a la difícil situación que le tocó vivir. Pero contrario a esto, ella pide para sus dos nueras, la misma misericordia que Dios tuvo para con ella. Noemí conocía a un Dios lleno de misericordia.

Noemí también hace un reconocimiento público al amor de sus nueras, demostrado para con sus hijos, pero también para con ella. Nadie como esas nueras para ser testigos del dolor y el sufrimiento de su suegra por la pérdida de su marido. Esta palabra Noemí fue también una oración dirigida a su Dios. Su propósito era para regresar a casa, pero implícitamente llevaba también el anhelo para que ellas se volvieran a casar, y solo su Dios podía obrar en eso.

Solo la misericordia de Dios hace la diferencia, cuando enfrentamos el dolor de una separación.

Deja un comentario