Inicio » Estudios Bíblicos » Los hijos de Amán Parte IV

Los hijos de Amán Parte IV

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: Los hijos de Amán Parte IV

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica:En Susa capital del reino mataron y destruyeron los judíos a quinientos hombres. 7 Mataron entonces a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8 Porata, Adalía, Aridata, 9 Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata, 10 diez hijos de Amán hijo de Hamedata, enemigo de los judíos; pero no tocaron sus bienes”. Ester 9:6-10

Introducción

Llegamos a nuestra etapa final en donde estaremos estudiando los últimos 3 hijos de Amán. Estos son:

  1. ARISAI.

Es el demonio que envenena continuamente a una persona con el veneno de la serpiente. La Murmuración

¿QUÉ ES LA MURMURACIÓN? 

Murmurar, en sentido figurado, es hablar entre dientes, o en voz baja, manifestando desaprobación, queja o enfado (Juan 6:41, 43); es rajar, refunfuñar, criticar o censurar. Es conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones (Leer Mateo 20:11; Lucas 15:2; 19:7). Toda murmuración es una conversación en perjuicio de una persona.

Por último, tiene el fin de desacreditar. … Hoy en día es común ver y oír a la gente murmurar, ya esto es parte de la rutina cotidiana entre dos personas o más. Las murmuraciones deben evitarse (1 Corintios 10:10).

La murmuración se puede presentar como crítica, difamación o chisme y es una de las cuestiones más delicadas de cualquier organización, iglesia o incluso familia. Es fácil caer en ella pero trae consigo condenación, amargura y resentimiento. Puede incluso, crear contienda y discordia entre hermanos.

En la iglesia del Señor por muchos años ha existido una ignorancia acerca de la murmuración.

Esto ha causado que la vida de muchos creyentes la murmuración se haya vuelto un estilo de vida, y que casi nadie ponga atención sobre este tema porque creen que es algo superfluo y que no afecta en sus vidas espirituales; pero déjame decirte que NO ES ASÍ.

La murmuración viene del mismo infierno, ya que permite operar a espíritus inmundos los cuales toman ventaja de la ignorancia de los hermanos y hermanas que murmuran. La ignorancia sirve como una puerta para que el diablo pueda entrar y operar sus tramas de destrucción.

El pueblo de Israel es un claro ejemplo de la murmuración. Sus quejas constantes ante la actividad de Dios en sus vidas pueden actuar como espejo ante muchos de nuestros comportamientos.

El pueblo de Israel había pasado ya muchos años en esclavitud  Dios manda a Moisés como libertador y después de las 10 plagas enviadas a los Egipcios, el Faraón les concede su libertad. Al poco tiempo, el Faraón se arrepiente de esta situación y persigue al pueblo con su ejercito. Los israelitas al darse cuenta de estos temieron y se quejaron contra el Señor.

Ya en Egipto te decíamos: “¡Déjanos en paz! ¡Preferimos servir a los egipcios!” ¡Mejor nos hubiera sido servir a los egipcios que morir en el desierto!” Exodo 14:12

No pasaron ni unas cuantas horas de haber presenciado los milagros que Dios había mostrado a su favor cuando el pueblo ya estaba quejándose en contra de Él. ¿Te suena familiar? ¿Cuántas veces olvidamos la misericordia de Dios a nuestro favor y nos quejamos de cualquier cosa? Y, ¡es normal!

Vivimos en un mundo en donde buscamos obtener placer y confort a toda costa. Sufrir es la equivalencia de que algo hicimos mal o somos “malos” porque ninguna persona “buena” merece sufrir. Pero olvidamos todas las bondades que Dios otorga a nuestro favor.

La murmuración no solo es contagiosa y enfermiza. La murmuración no solo se vuelve una mala costumbre sino que tiene consecuencias. A continuación, veremos las 4 consecuencias de la murmuración.

  1. La murmuración viene de un corazón mal agradecido 

La murmuración nace cuando hay descontento en nuestro corazón. Nace de la amargura que hemos guardado en contra de Dios y de los demás. Recordemos que un corazón mal agradecido no ve más allá de lo que quiere ver. Un corazón mal agradecido se queja de las cosas malas y no reconoce todas las bondades de Dios en nuestras vidas.

  1. La murmuración te ciega a la obra de Dios en tu vida y a tu alrededor. 

¿Cuántas veces dejamos de ver el favor de Dios a nuestras vidas por enfocarnos en los problemas cotidianos? Nos cegamos tanto por los problemas que tenemos que olvidamos todas las cosas buenas que Dios nos ha dado. O, nos enfocamos tanto en aquello que no podemos resolver que olvidamos la gracia y la misericordia de Dios a nuestro favor.

Hebreos 3:9-10Allí sus antepasados me tentaron y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras cuarenta años. 10 Por eso me enojé con aquella generación, y dije: “Siempre se descarría su corazón,  y no han reconocido mis caminos.”

  1. La murmuración produce una inquietud constante y enfermiza 

En lugar de experimentar la paz y la tranquilidad de Dios vivimos constantemente estresados. Nos preocupamos tanto por situaciones pasajeras de la vida que no depositamos nuestras preocupaciones en Dios. No entramos a su paz. No nos permitimos descansar en su amor, en cambio estamos acelerados e inquietos. Si vemos la continuación de los versículos anteriores sabremos que la murmuración nos aleja de la paz de Dios

“Así que, en mi enojo, hice este juramento: “Jamás entrarán en mi reposo.” Hebreos 3:11

  1. La murmuración entra sutilmente. 

Lo más peligroso de la murmuración es que no nos damos cuenta cuando caemos en ella. Es una forma tan sencilla de contaminar nuestro corazón que muchas veces no sabemos que lo hacemos hasta que ya estamos bien metidos.

Y lo peor, es que es extremadamente contagiosa. Cuantas veces ha llegado alguien a poner una queja acerca de alguna situación y para cuando esa persona terminó la queja nosotros ya estamos bien metidos en el problema. Nosotros ya nos envolvimos en la queja que alguien más tenía. Le abrimos puerta a la murmuración.

Muchos ministerios y organizaciones cristianas son afectados por la murmuración. Muchas familias son afectadas por la murmuración. Las quejas entre hermanos, socios, trabajadores o líderes cristianos son la puerta de entrada a la división.

Procuremos evitar la murmuración. Tengamos un corazón agradecido a Dios en todo momento. Pongamos el ejemplo en la familia. Si tienes que resolver algo con alguna persona, ora a Dios y enfrenta el problema. No seas tentado al chisme y la murmuración.

  1. ARIDAI

Este nombre significa “el mal que subyuga a una persona justa con sufrimiento y preocupaciones sobre su sustento. Este demonio representa el afán por el sustento.

La palabra “afán” (griego-merimna) significa “ansiedad, preocupación, lo que divide, lo que distrae la mente y lo que hace girar la mente de la persona angustiada en diferentes direcciones”. Es entregarse al trabajo con actitud congojosa: desmayo, fatiga, angustia y aflicción de ánimo.

Estamos viviendo un tiempo de mucha ansiedad, no solo por la crisis económica que estamos sufriendo a nivel mundial, sino por la Pandemia mundial, la inestabilidad social, moral, política etc. La gente hoy día no confía en nada ni en nadie. Nos prometen muchas cosas y no cumplen con su palabra.

Hay una seria situación de paro en muchos hogares. Estoy segura, bueno lo sé, que hoy aquí en esta tarde hay personas que habrán perdido su trabajo, estarán en paro, e incluso algunos sin poder cobrar el paro. Esto trae ansiedad a la persona y a la familia.

Todos nos afanamos y nos angustiamos, pero quiero que veamos un pasaje en esta tarde que nos habla precisamente de este asunto.

Necesitamos una palabra del Señor esta tarde para recordarnos que Él quiere que vivamos no con ansiedad o afán, sino en paz y reposo. Leer el pasaje de Mateo 6:25-34

Podemos ver que el punto principal del texto es que los discípulos estaban afanados por muchas cosas: por la vida, comida, bebida, cuerpo, ropa etc. (verss. 25, 31, 34).

Vamos a mirar algunas razones de por qué no debemos tener esta actitud de afán y angustia por todas estas cosas:

1) La vida es más que comida y vestido (vers. 25)

¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué tendemos a afanarnos por la comida y por el vestido? Porque hay tres cosas que perderíamos:

Perderíamos algunos placeres. La comida es un placer físico.

Perderíamos la alabanza humana y admiración si no llevamos ropa bonita o de moda. Perderíamos una vida larga si no tenemos comida o ropa para cubrirnos, nos moriríamos.

Y Jesús responde si estás afanado por estas cosas: has perdido la vista de la grandeza de la vida. La vida no fue dada en primer lugar para los placeres físicos, sino para algo más grande: el disfrutar y gozar de Dios.

La vida no fue dada para que tengamos la aprobación de la gente: sino para algo más grande, la aprobación de Dios. La vida no fue dada en primero para la extensión en esta tierra sino para algo más grande: la eternidad con Dios.

2) Los pájaros no trabajan pero Dios los tiene en cuenta (vers. 26)

Es Dios quien los alimenta. Cuando miramos a los pájaros, son criaturas que no actúan como si Dios los alimentara hoy pero no mañana. ¡Cuánto más nosotros que valemos más que los pájaros para Dios!

Dijo el tordo al gorrión, “Quisiera realmente saber por qué estos humanos se angustian y afanan tanto.”

Dijo el gorrión al tordo, “Amigo, eso se debe a que ellos no tienen un Padre Celestial que los cuide, como a ti y a mí.”

3) La ansiedad no te lleva a ningún lugar (vers. 27)

El tercer argumento es muy pragmático: la ansiedad no te hace ningún bien. Cualquier problema que te esté causando afán, puedes estar seguro que no disminuirá el problema por estar afanado. Lo único que hará es que estés deprimido, triste etc. mientras tratas con el problema. Por lo tanto no te afanes, es inútil.

4) Dios se deleita en adornar cosas (verss. 28-30)

Cuando miramos los lirios que no trabajan y sin embargo están adornados con una forma y colores tan bonitos, debemos sacar una conclusión si crees en Dios: que Dios se deleita en adornar cosas.

Él podría haber hecho todo en blanco y negro y con la misma forma, pero lo ha hecho así, es un artista. Si Él se deleita en adornar la hierba, entonces su deleite estará en adornar a sus hijos con ropa.

5) Los no creyentes se afanan por la comida y la ropa (vers. 32)

Si estamos afanosos por la comida y la ropa, nos ponemos al mismo nivel con el mundo de los no creyentes. Muestra que estamos como el mundo y pensamos y actuamos como ellos. No debe ser así con un verdadero creyente.

6) Tu Padre celestial conoce tus necesidades (vers. 32)

Si nos afanamos por estas cosas también estamos mostrando que no creemos que nuestro Padre celestial conozca nuestras necesidades. El afán muestra que estamos demasiado cercanos al mundo y demasiado lejos de Dios. Por lo tanto no te afanes.

7) Dios llevará tus cargas si tú buscas primero su Reino (vers. 33)

Esto es una promesa de Dios. Cuando buscamos primero el Reino de Dios, Él obra de tal manera por ti y proveerá todas tus necesidades.

Dios quiere que tengamos nuestras prioridades bien puestas. Él quiere por encima de todas las cosas materiales, le busquemos a Él y a su reino.

  1. VAIZATA.

El último hijo de Amán se llamó Vaizata que significa en hebreo “La amargura de la aceituna, que simboliza el juicio amargo y fuerte”. Este demonio representa a la Amargura.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR AMARGURA?

Según el diccionario de la Real Academia Española, amargura significa: Aflicción o disgusto. También puede significar: Sinsabor, gusto amargo, disgusto, pesadumbre, melancolía. Es una insatisfacción profunda y existencial con la vida, como resultado de que comprendemos nuestras propias deficiencias.

La palabra amargura viene del griego PIKRIA que significa perforar con una punta, cortar, pinchar profundamente, descontento, carga muy pesada, y también amarga hiel.

Se asocia con una raíz amarga que produce frutos tóxicos. Los griegos también utilizaban esta palabra para definir a una persona que se niega a perdonar; alguien que alimenta un resentimiento ardiendo con hostilidad.

La causa principal por la que una persona se amarga es porque en algún momento de su vida ha sido herido en su corazón y no ha perdonado la ofensa; esto trae consecuencias graves, tanto en nuestro cuerpo, como también en nuestra alma y espíritu.

La primera consecuencia que podemos detallar es el:

El Enojo, la ira, el odio. La persona amargada, siempre está enojada, pelea con todo el mundo y lo peor de todo es que, la mayoría de las veces, no sabe el por qué está enojado, no sabe el por qué todo le da rabia. Tiene arranques de ira e insulta a todos y después sale trastornado con sentimientos de culpa.

La Crítica. La persona que está amargada siempre ve lo negativo. Todo el tiempo está criticando y enjuiciando a las personas según su criterio. Nunca puede ver el lado bueno de las cosas.

Relaciones Rotas. Las personas amargadas suelen no tener amistades íntimas y si las consiguen no les dura mucho tiempo. Su forma de pensar y actuar, aleja de ellos todo lo bueno.

La ruptura de relaciones lleva a la persona a ser insensible. La dureza empieza a invadir el alma. La persona se vuelve inconsciente de las heridas que pueda estar causando a los demás, a través de las palabras, de las actitudes, y de las acciones. La persona encerrada en sí misma, la influyen sentimientos egocéntricos y no considera los sentimientos y necesidades de otros. Este endurecimiento del alma lleva a la persona a perder la capacidad de sentir y el alma que no siente, está muerta.

Aislamiento. La amargura lleva a menudo a una persona a aislarse. Prefiere la soledad a estar acompañado. Este comportamiento no es normal, porque Dios nos hizo gregarios, nos hizo con la necesidad de estar con otros; cuando creó a Adán dijo: No es bueno que el hombre esté solo y creó a Eva para que fuera su compañera.

La Depresión. Una persona de manera natural no se amarga de un día para otro, sino que entra en un proceso. Primero recibe una ofensa y no perdona, al no perdonar, la ofensa se transforma en Ira, posteriormente, la Ira se transforma en resentimiento y el resentimiento da lugar a la amargura; sí la amargura no la eliminamos, dará paso a la depresión y si no eliminamos la raíz del problema, en algunos casos, lleva al suicidio y a la muerte.

Las Enfermedades. En el estudio de la psicología, se conocen enfermedades con el nombre de enfermedades Psicosomáticas, que son afecciones en el alma que se reflejan en el cuerpo. En el aspecto espiritual, se puede entender que pueden existir problemas en el alma, reflejándose en el cuerpo a través de enfermedades. Las enfermedades son inevitables y normalmente numerosas en las personas amargadas.

Algunos expertos han dicho que la amargura es una emoción tóxica que se instala en el centro de nuestro ser. Que afecta el estómago y el pH ácido, equilibrio de nuestros cuerpos. Un inadecuado equilibrio ácido del pH del cuerpo, puede causar una serie de enfermedades como los trastornos gastro-intestinales, artritis, gota, alergias, diabetes, e incluso algunas formas de obesidad.

¿QUÉ DICE LA BIBLIA DE LA AMARGURA?

Hebreos 12:14-15Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.

La primera cosa que encontramos en este pasaje es que TENEMOS QUE MIRAR BIEN DENTRO DE NUESTROS CORAZONES HASTA HALLAR LA AMARGURA Necesitamos hacer una minuciosa búsqueda.

No es casualidad que el texto commence diciéndonos: Mirad bien. A veces nos metemos en serios problemas por no mirar bien. No es fácil encontrar la raíz de la amargura. Bien pudiera esconderse detrás de una máscara de falsedad, que nos dice constantemente: No pasa nada, no tienes nada. Necesitamos sacar la amargura completamente.

No existe otra manera de sacar la amargura, que la de perdonar a la persona que te ha hecho daño. En Efesios 4:31-32 encontramos dos textos que debieran ser aplicados de una manera particular en nuestras vidas. “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.

Aquí está el secreto para quedar sano de la amargura. Tienes que perdonar completamente a la persona que te ha hecho daño. Tu amargura te hace más daño a ti que a la otra persona.

Por último necesitamos reemplazar lo sacado. El versículo 14 comienza diciéndonos: “Seguid la paz y la santidad”. No es suficiente que matemos la raíz de amargura, debemos anhelar la paz con nuestros hermanos. Debemos desear vivir reconciliados.

Trae a esa persona que te ha dañado u ofendido, a los pies de Cristo. No sigas más prisionero de tu amargura. No sigas permitiendo que el hombre o la mujer que odias te siga persiguiendo. Pon la paz y la santidad en tu corazón. Si quieres tener al Señor en una profunda comunión, saca la raíz de amargura de tu vida. No dejes que crezca más. Reemplázala poniendo allí la paz y la santidad.

ORACIÓN.

Hoy Señor, en un acto de Fe, creyendo que estoy cubierto con la sangre de Jesús que me limpia de todo pecado, reprendo a todos estos demonios representados por los hijos de Amán y me declaro libre, libre en el nombre de Jesús y reclamó la promesa que tu nos diste en la palabra profética QUE NOS DARÍAS LA VICTORIA SOBRE TODOS NUESTROS ENEMIGOS. Por tanto hoy declaro que todos estos demonios están bajo nuestros pies por el poder de tu Espíritu Santo y nunca mas afectarán a mi vida espiritual. En el nombre de Jesús, Amén y amén.

© Moreiba Cabrera. todos los derechos reservados.

Central de Sermones … Estudios Bíblicos

También leer: Los hijos de Amán Parte III

Deja un comentario