Fundamentos del Evangelio

Jose R. Hernandez

Central de Sermones.. Estudios Biblicos

Fundamentos del Evangelio

4.4
(7)

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Prédica de Hoy: Fundamentos del Evangelio

Lectura Bíblica: 1 Corintios 15:1-11

Introducción

Como cristianos, nuestra fe se sostiene sobre una verdad central: el evangelio. Esto es mucho más que un mensaje. Sino que es la base de nuestra relación con Dios, y la fuente de nuestra esperanza. Y en los versículos que estamos explorando hoy, Pablo nos recuerda esta verdad con palabras que resuenan aún hoy.

Pablo escribe: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis” (vers. 1). La palabra clave aquí es “perseveráis”. Estas palabras no solo nos recuerdan el poder del evangelio; sino que nos llaman a aferrarnos a esta verdad como nuestra única esperanza en tiempos difíciles.

Una gran realidad es que estamos viviendo en tiempos cargados de desafíos. Las preocupaciones diarias, las dudas que nos inquietan, y las pruebas personales nos pesan tanto que, a veces, nos sentimos sin fuerzas. Pero en medio de todo esto, el evangelio sigue siendo nuestra roca firme, recordándonos que Dios es fiel. Cristo sufrió en la cruz por tus pecados, fue sepultado en la tumba que tú merecías, y resucitó para darte vida eterna (verss. 3-4).

¿Por qué es importante recordar estas verdades? Porque, al igual que la iglesia en Corinto, nosotros enfrentamos distracciones que intentan alejarnos de lo esencial. Regresar al evangelio nos ancla en la certeza de que nuestra fe tiene un propósito eterno. Es el mensaje que nos reconcilia con Dios, nos asegura la victoria sobre el pecado y la muerte, y nos da esperanza en un mundo lleno de incertidumbre.

Cristo está vivo, y eso cambia todo. Aunque nuestras circunstancias sean inciertas, Su obra sigue sosteniéndonos, y Su promesa nunca nos dejará.

I. ¿Qué Es el Evangelio?

En los verss. 3-4, Pablo presenta el evangelio con una sencillez que impacta y nos invita a reflexionar profundamente sobre su significado: “Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras.”

El evangelio no es solo una tradición o una idea que pasa de generación en generación. Es el mensaje de salvación que Dios planeó desde el principio para redimirnos. Desde el primer pecado de la humanidad, Dios estableció Su plan redentor. Cada sacrificio del Antiguo Testamento apuntaba a Cristo, el Cordero de Dios, quien moriría una vez y para siempre por los pecados del mundo. El apóstol destaca tres verdades esenciales del evangelio:

a. Cristo murió por nuestros pecados.

La muerte de Jesús no fue un accidente ni una tragedia sin propósito. Fue el cumplimiento del plan redentor de Dios, como lo había anunciado Isaías: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados” (Isaías 53:5). En la cruz, Jesús tomó el castigo que nosotros merecíamos, liberándonos de la condenación.

b. Fue sepultado.

La sepultura de Jesús nos muestra que Su sacrificio fue completo y definitivo. Él cargó totalmente con nuestro pecado, llevándolo hasta la tumba. Este acto demuestra que Su muerte fue real y que el precio por nuestra redención fue pagado en su totalidad.

c. Resucitó al tercer día.

La resurrección no solo es central al evangelio; es la victoria que nos asegura que la muerte no tiene la última palabra. Si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe sería inútil (vers. 14).

Pero porque Él vive, tenemos esperanza de vida eterna. Su resurrección confirma que Él es quien dijo ser: el Hijo de Dios, nuestro Salvador.

El evangelio nos recuerda que estábamos en una situación sin salida, cargando con una deuda que nunca podríamos pagar.

Pero Cristo, a través de Su muerte y resurrección, asumió nuestra deuda y abrió para nosotros el camino hacia la reconciliación con Dios.

¿Cómo debemos responder a estas verdades? El evangelio no es solo algo que creemos intelectualmente; es una verdad que nos invita a actuar. ¿Cómo está transformando tu vida hoy? ¿Estás viviendo con la libertad que Cristo ya ganó para ti?

II. El Testimonio de la Resurrección

Uno de los puntos centrales del evangelio es la resurrección de Cristo. En los verss. 5-8, el apóstol enfatiza la importancia de este evento al mencionar los numerosos testigos que lo vieron vivo después de Su resurrección:

Después se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los apóstoles. Y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí”.

Estos versículos presentan un testimonio histórico sólido que confirma la veracidad de la resurrección. No se trata de un evento aislado o privado. La resurrección fue presenciada por una diversidad de personas: discípulos, líderes de la iglesia primitiva, y hasta cientos de seguidores. Y el apóstol destaca que muchos de estos testigos aún vivían en el momento de escribir esta carta, invitando a cualquiera a verificar sus palabras.

La resurrección

La resurrección no es solo un evento del pasado; es el corazón del evangelio y la fuente de nuestra esperanza. Si Cristo no hubiera resucitado, como nos dice el apóstol en el vers. 14, nuestra fe sería en vano. Pero Su resurrección nos asegura que el poder de la muerte ha sido derrotado. Y esta es la evidencia definitiva de que Jesús es quien dijo ser: el Hijo de Dios, el Salvador del mundo.

Hermanos, la resurrección no solo confirma quién es Jesús, sino que también nos da confianza para enfrentar las pruebas de nuestra propia vida. Si Jesús venció la muerte, ¿qué hay en este mundo que pueda derrotarnos? Este evento no solo transforma nuestra eternidad, sino también nuestra manera de vivir aquí y ahora.

¿Qué significa para ti la resurrección de Cristo? Nos recuerda que, aun en nuestras peores circunstancias, siempre hay esperanza. Porque Él vive, nosotros también viviremos (Juan 14:19).

III. La Gracia Que Transforma

Pablo no solo predicaba el evangelio; él mismo era un testimonio vivo de su poder transformador. Con una humildad que refleja el impacto de la gracia en su vida, Pablo escribe en los verss. 9-10:

Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.

Antes de su encuentro con Cristo, Pablo era un hombre lleno de celo religioso, pero su vida estaba marcada por el rechazo al evangelio y la persecución de los cristianos. No obstante, la gracia de Dios lo alcanzó, lo transformó, y lo capacitó para ser un instrumento poderoso en Su reino. Esto no fue por méritos propios, sino por el poder de la gracia que lo renovó por completo.

La gracia transforma

La gracia no solo perdona; transforma. Como dice el vers. 17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

El apóstol pasó de ser perseguidor a apóstol, de enemigo de la iglesia a su defensor más apasionado.

¿Qué significa esto para nosotros? Significa que no hay vida que Dios no pueda transformar.

La gracia de Dios no solo nos alcanza en nuestro pecado, sino que también nos levanta para cumplir Su propósito. Esto incluye aquellas áreas de nuestra vida que consideramos irreparables. Como Pablo, tal vez pensamos que nuestro pasado nos descalifica, pero la gracia de Dios nos recuerda que Él tiene el poder de redimir y renovar todo.

La gracia es un regalo inmerecido, pero también es un llamado a actuar. Pablo dijo: “La gracia que él me concedió no fue infructuosa” (vers. 10). Esto significa que la gracia no nos deja donde estamos, sino que nos mueve a vivir para Dios. Nos capacita para enfrentar las pruebas con confianza, para servir con dedicación, y para caminar en obediencia y amor.

Reflexiona por un momento: ¿Hay áreas en tu vida que sientes que están más allá del alcance de Dios? El testimonio del apóstol nos recuerda que, cuando la gracia de Dios actúa, nada permanece igual. Así que te digo en el día de hoy, permítele a Dios transformar lo que está roto, redimir lo que parece perdido, y renovarte completamente para Su gloria.

Conclusion

El evangelio es mucho más que una doctrina; es el mensaje que todo lo cambia. Pablo nos ha recordado que el fundamento de nuestra fe está en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Este mensaje no solo nos reconcilia con Dios, sino que también transforma cada aspecto de nuestra vida.

A lo largo de los versículos que hemos explorado hoy, vemos cómo el evangelio no es una idea abstracta, sino una realidad viva y poderosa. El apóstol Pablo vivió esta verdad, pasando de ser perseguidor de la iglesia a un apóstol dedicado, no por su capacidad, sino por la gracia de Dios. Este mismo evangelio está disponible para nosotros hoy.

¿Cómo está impactando el evangelio tu vida?

El evangelio no es solo una historia que escuchamos en la iglesia; es un llamado a vivir con propósito, esperanza y gratitud. En medio de la ansiedad por el futuro, las luchas en nuestras relaciones o las pruebas inesperadas, el evangelio nos asegura que no estamos solos. Porque Cristo murió, nuestros pecados son perdonados. Porque resucitó, tenemos la promesa de la vida eterna. Y porque Él vive, podemos enfrentar cada día con confianza.

Perseverar en el evangelio significa volver a la Palabra cuando las circunstancias te hacen dudar, orar cuando las fuerzas te fallan, y confiar en Cristo cuando todo parece perdido. No es algo que hacemos en nuestras propias fuerzas, sino en la gracia que Dios nos concede.

Hoy es el momento de reflexionar sobre tu caminar con Cristo. ¿Estás viviendo con la certeza de que el evangelio está transformando cada aspecto de tu vida? Si aún no has experimentado esta transformación, ahora es el momento de rendirte a Cristo, aceptar Su gracia, y permitirle que haga una obra nueva en ti.

Cristo murió, resucitó, y vive hoy. ¿Permitirás que esta verdad transforme tu vida?

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Jose R. Hernandez
Autor

Jose R. Hernandez

Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto. José R. Hernández; educación cristiana: Maestría en Teología. El Pastor Hernández y su esposa nacieron en Cuba, y son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

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