Debes recordar que si no amas en verdad al Señor y su obra, en vano es tu sacrificio. Pes en su Palabra nos dice “Cada uno de cómo propuso en su corazón: No con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).
No quisiera que se confundan, estoy hablando del sacrificio de dar o de hacer algo a disgusto, sin ganas o por simple compromiso. Dijimos que Dios ama al dador alegre, ama a aquél que sabe sacrificar sus tiempos y deseos personales por la obra del Señor.
Esto es dar con sacrificio, pero con sacrificio como lo hizo Jesús, pensando en los demás, escapando al engaño y al egoísmo que el mundo ha impuesto en este tiempo como forma normal de vida; el sacrificio es la base de la Palabra de Dios, 2 Corintios 8:9.
Él ve tu sacrificio
Él ve el sacrificio que tu haces por el evangelio y lo valora conforme a la actitud con que lo haces. “Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.” (Deuteronomio 15:10)
El Señor busca consagración y no cristianos cómodos que no están nunca dispuestos a sacrificar sus deseos, sus visitas o simplemente no están dispuestos a dejar la televisión o la comodidad de su casa por asistir a la iglesia y servir a la obra del Señor.
Vivimos en la gracia del Señor y debemos aprender a darnos por gracia, no por ley ni por obligación sino por gracia. “Por tanto, como en todo abundáis; en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor . . . . . . . abundad también en esta gracia” (2 Corintios 8:7)
Nos dice el apóstol que no perdamos esto en lo cual también debemos ser imitadores de Cristo, Efesios 5:1-2.
La gracia es la clave
No podrás entender la dimensión ni el sacrificio de Cristo si no vives la gracia de dar por gracia tu sacrificio para el servicio del evangelio. La gracia la escribe en nuestro corazón el Espíritu Santo y obra por fe en el sacrificio de la cruz.
Miren, lo dejemos claro: La manera correcta de entregarte y servirle a Cristo es darte por gracia, (no por ley, necesidad u obligación), recibida a través de Jesús, de la cruz, por fe y obrada por amor a Jesús.
El creer, la fe, se demuestra con acciones, fe sin acciones es fe muerta. Por fe nos entregamos al Señor y por esa misma fe nos damos, y nos damos antes de recibir. “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medía, os volverán a medir” (Lucas 6:38)
Nuestra primera acción es entregar, pues “Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). Es dar, y determinamos entonces cuanto, establecemos la relación entre lo que Dios nos dio en el sacrificio de Cristo y la medida en que cada uno de nosotros nos brindamos para su obra de salvación.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2)
Sacrificio vivo es lo que debemos hacer
Ofrecernos en sacrificio vivo es lo que debemos hacer. Ponernos totalmente y sin reservas a disposición de Dios para su servicio y de esta forma conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas.