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Fuimos llamados por Él

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Mensajes Cristianos Texto bíblico: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28)

Debemos responder con fidelidad

No es mérito nuestro el ser cristianos. No surgió de una voluntad humana, sino que en el designio divino fuimos llamados a seguir a Jesús. Por esto, tenemos que ser conscientes de la gracia que significa el llamado de Dios a ser sus hijos por el bautismo.

Pensemos que hay millones de hombres y mujeres que no conocen a Cristo. Incluso muchos que son mejores personas que nosotros. Pero no han tenido como nosotros la gracia de haber recibido un día la Palabra. O haber nacido en un hogar donde el Espíritu Santo habita cada día. (2 Timoteo 1:9)

Por eso, tenemos una responsabilidad siendo cristianos. Corremos el riesgo de acostumbrarnos a que Cristo siempre está en nuestra vida. Y con ese acostumbramiento puede venir la pereza y el abandono de nuestro progreso espiritual.

Es fácil perder el rumbo cuando no se valora el tesoro de la fe. Si meditamos más seguido lo que significa haber sido llamados, es más difícil que esto ocurra. Tomemos la Palabra en nuestras manos y oremos con ella desde una profunda gratitud por la vocación que hemos recibido.

Nuestro llamado es a vivir junto al Padre

¿Hacia dónde corre nuestra vida? ¿Tenemos el norte marcado? Tenemos que saber bien cuál es el objetivo de nuestra carrera, para no desviarnos de la meta. Porque de lo contrario, no responderemos con fidelidad al llamado del Señor, sino que nos perderemos en el camino.

La finalidad por la que fuimos creados es dar gloria a Dios con nuestra vida. Nuestra existencia tiene que ser como Dios la pensó. Viviendo en su ley y amor, encontraremos el sentido a nuestro paso por la tierra. Y la meta de este peregrinar es la casa del Padre. Hacia allí debe tender nuestro esfuerzo y deseo. (Filipenses 3:14)

Desde que recibimos el bautismo, somos hijos de Dios. Cristo logró nuestra adopción al venir al mundo y asumir nuestra naturaleza. Por eso, conociendo la grandeza de haber sido llamado a la eternidad, tenemos que hacer de esto nuestro propósito de vida. La salvación debe ser un pensamiento constante de los que son cristianos.

El Padre nos está esperando en su morada, para estar junto a Él por toda la eternidad. Pero para llegar allí, tenemos que responder al llamado de Dios a la santidad. Y el modo de cómo quiere el Señor que le respondamos está en la Sagrada Escritura. Meditando en su Palabra encontraremos el camino marcado para alcanzar la salvación.

Debemos escuchar para poder responder

Si no sabemos que fuimos llamados, nunca responderemos. Por eso es importante tener siempre presente la Palabra de Dios. Ella es la que nos habla del llamamiento a vivir a la luz del Evangelio. Sólo acallando los ruidos del mundo podremos escuchar al Espíritu Santo que nos inspira a responder.

La oración tiene que ser el refugio donde nos encontremos con la voz de Dios. Si comparamos la atención que ponemos en nuestros celulares o móviles con la atención que tenemos al llamado de Dios, tendríamos vergüenza de nuestra mundanidad. A veces estamos tan vacíos, que una notificación del teléfono tiene más importancia que leer sólo unas palabras del Evangelio. (2 Tesalonicenses 2:14)

La riqueza que obtendríamos de estar más atentos a la Palabra de Dios, no la obtendríamos de estar pendientes de lo último de la moda o los famosos. Sin embargo, dejamos que se escurra este tesoro de nuestras manos, a cambio de nada. Pidamos al Espíritu Santo que abra los oídos de nuestra alma, para poder oír la voz de Dios con fe y prontitud.

Conclusión

El llamado a la salvación es la vocación más grande del cristiano. Dios quiere que estemos junto a Él en la vida eterna. Tenemos que responder con fidelidad a esta vocación, sabiendo que es la finalidad para la que fuimos creados. Darle gloria a Dios con nuestra vida.

Pero si nos acostumbramos al hecho de haber sido llamados al seguimiento de Cristo, corremos el peligro de dejar de valorar que no todos tienen la gracia de conocerlo. Existen muchos que no han oído hablar siquiera de quién es Jesús. Su existencia pasará sin haber tenido el Evangelio en sus manos. (1 Pedro 2:21)

Por lo tanto, tenemos una responsabilidad mayor, y el deber de responder a este llamado con fidelidad.

© Lorenzo Garcia. Todos los derechos reservados.

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