Mensajes Cristianos
Prédica de Hoy: El propósito de Dios
Mensajes Cristianos Lectura Bíblica: 1 Tesalonicenses 4:7
Introducción
Toda persona que conozca un poco de la biblia sabe quién fue Pablo. Pero por si alguna duda de este personaje existe aquí hay algunos datos generales interesantes, los cuales es mi deseo profundices más en ellos: fue el mayor autor de los libros del nuevo testamento; hizo una serie de viajes misioneros por muchos lugares abarcando gran parte del mundo; fue un perseguidor de la iglesia.
Realmente la historia de Pablo no tiene mucho sentido. Un día es un perseguidor que envía a prisión a los cristianos, incluso consiente en la muerte de ellos (Hechos 8:1). Y al otro día es un apóstol de Cristo que predica el mensaje de salvación por todo el mundo. ¿Qué llevó a Pablo a este cambio de vida tan radical?
El propósito de Dios – Pablo el perseguidor
En Hechos 8:1-3 leemos cómo Pablo consentida en la muerte de Esteban y perseguía a aquellos que se atrevieran a predicar el nombre de Jesús. La biblia dice que Pablo iba casa por casa y sacaba arrastrando a hombres y mujeres para llevarlos a la cárcel. El único delito que estas personas habían cometido fue creer que Jesús es Dios y que su sacrificio reconcilió a la humanidad con El Creador.
Pablo, como asolador de la iglesia era muy bueno. Buscaba a los cristianos donde fuera, tenía un propósito que cumplir y no se detendría hasta alcanzarlo. Hacía muy bien su trabajo, tenía el permiso para hacerlo. Lo disfrutaba. Un hombre determinado a acabar con los cristianos y de seguir con su trabajo probablemente hubiera hecho un gran daño a la iglesia de Cristo.
El propósito de Dios – Su conversión
Estando Pablo haciendo su trabajo, yendo por el camino, cuando Dios decide que es tiempo de cambiar ese trabajo que hacía tan bien, por otro que haría por el resto de su vida. Por voluntad de Dios, Pablo pasó de ser un perseguidor de los cristianos a un cristiano nacido de nuevo.
El mensaje llegó a Pablo, Jesús mismo le habla y este en lugar de rechazarlo se rinde ante Él y pregunta “qué quieres que yo haga” (Hechos 9:6). Cuando verdaderamente conocemos a Dios, no importa nada de nuestra vida pasada.
Toda nuestra existencia en la tierra es considerada sin valor cuando reconocemos que la única forma de vida que vale la pena es vivir para Dios. A Pablo no le importó dejar su trabajo como perseguidor de la iglesia, no le importo que ahora él se convertiría en un perseguido.