Cantaremos su nombre
Sometamos a Dios nuestro cuerpo, nuestra alma y espíritu y veremos su gloria. Alabemos al Señor de día y de noche, en la tormenta y en la calma. Entonces veremos su gloria sobre nosotros.
Veremos cómo los enemigos caen uno a uno. Veremos cómo el Señor se levanta como poderoso gigante para defendernos y vencer a todos los adversarios. En Dios debemos refugiarnos y nada nos detendrá.
Caminaremos y caerán a nuestro alrededor y vendrán ataques de cualquier lado pero ninguno de ellos nos afectará. Porque hemos puesto a Dios por nuestro guardador, por nuestro defensor y nuestro libertador.
No estemos afligidos, sino confiemos que veremos su poder. Los problemas caerán. Las enfermedades desaparecerán, porque hemos puesto al Señor como nuestro Dios. Dios se ha levantado para defendernos. Dios se ha levantado para cuidar a sus hijos, no habrá quien los toque.
Entonces cantaremos con nuestra voz su nombre. Gritaremos lo grande que es, lo poderoso y como nos ha salvado.
Las naciones lo sabrán
La salvación de Jehová lo verán las naciones y temerán. Conocerán al verdadero Dios por sus obras, por sus maravillas y por su misericordia. Es nuestro Dios, nuestro Padre y nuestra victoria sobre el enemigo.
Conclusión
Dios es nuestra victoria, no habrá mal que nos sobrevenga, no habrá peste contra sus hijos. no habrá enemigo que pueda resistirle. Si estamos de la mano de Dios no hay enemigo que se levante para hacernos daño, pues si se levanta contra nosotros, contra nuestro Padre se levanta y contra Él nadie puede mantenerse en pie.
Es lo único que necesitamos, estar asidos de la mano de Dios. Es todo lo que necesitamos para obtener la victoria. Y al tenerla lo que debemos hacer es alabarle. En espíritu y en verdad. Es lo que el Señor quiere y busca, adoradores en espíritu y verdad. Estoy necesitado, debo buscar a Dios. Estoy en paz igual debo buscarle.
En todo tiempo nuestra confianza y fe debe estar en las manos del Señor. Entonces Él nunca nos dejará y siempre estaremos seguros, caminando con confianza y tranquilidad. Dios es nuestro amparo y fortaleza. Dios es nuestro libertador. Celebremos y alabemos su nombre para siempre. Así como Él es, así debe ser su alabanza, por los siglos de los siglos.
© Mauricio Alvarez. Todos los derechos reservados.