Adoración celestial

os cielos cuentan la gloria de Dios, los cielos declaran su poder, el firmamento dice Santo es el Señor. Como la visión de Juan debemos empezar a entrar en esa adoración celestial y todo debe adorar el nombre del Señor. 

Eso es lo que haremos por la eternidad. Pero en ese lugar le veremos cara a cara, veremos a Dios tal como es y contemplaremos su poder, su perfección, su eternidad. En este momento no podemos hacerlo pues nuestro cuerpo es mortal y la gloria de Dios lo destruiría.

Nuestra mente tampoco puede comprenderlo pues es demasiado grande para ser comprendido con esta mente limitada. Pero en el cielo le podremos conocer. Tendremos una mente y un cuerpo nuevo y seremos capaces de conocerlo con todo su esplendor. 

Ven pronto

Debe ser nuestra oración a Dios que venga pronto, que queremos conocerle pronto. Dios espera aún por los que se han de agregar al pueblo del Señor, pero pronto vendrá. Viene por su iglesia pura y sin pecado. Viene por los adoradores que le adoran en espíritu y en verdad. Viene por sus santos que han sido fieles hasta la muerte. Viene por su pueblo que le espera.

Jesucristo viene pronto, su galardón con Él. ¿lo hemos ganado? Dios quiere recompensarnos si hemos sido fieles a Él en todas las cosas. Eso pronto pasará, por lo tanto es necesario que nos consagremos al Señor cada día más. Aprendamos a vivir solo para el Señor y vivamos en su presencia todo el tiempo.

Aprendamos a vivir adorándole con todo nuestro ser, así aprenderemos a estar en su presencia y un día estaremos a sus pies directamente. Ese día se acerca rápidamente y pronto volverá. Todos, a una voz cantaremos su gloria.

Adoración – Bendito sea el nombre de Dios

Estaremos juntos de todo lugar de este mundo habremos llegado. De toda nación estaremos juntos como un solo pueblo sirviendo a nuestro Señor.

Cantemos desde ya al que es digno, a quien merece toda adoración en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra. Al que merece adoración desde la eternidad, hasta la eternidad.

Al cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Al único digno de recibir toda la adoración de todo el universo. Pronto le veremos, hoy le adoramos y podemos sentir su presencia, pero en aquel día le veremos con nuestros ojos. 

Contemplaremos su hermosura, será nuestro sol y en su calor nos regocijamos para siempre. Ahora en la tierra iniciemos esa adoración a nuestro Dios para que cuando venga nos encuentre haciendo así. Nos encuentre sirviendo, nos encuentre alabando, nos encuentre adorándole. Con todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo adoremos a nuestro Dios.  

© Mauricio Alvarez. Todos los derechos reservados.

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