Cuando venimos a los pies del Señor muchos piensan que no tendrán aflicción, pero eso no fue lo que el Señor dijo cuando estuvo en esta tierra. Jesús dijo que en el mundo tendríamos aflicción, pero Él venció al mundo. Lo venció en la cruz del Calvario, lo venció sufriendo humillaciones. Pero por medio de esa muerte es que tenemos oportunidad de recibir las recompensas del Señor.
IV. Por la palabra de Dios
Todo lo que ha sido hecho existe por el poder de la palabra de Dios, porque Él dijo y todo tomó forma, Dios habló y la creación tuvo lugar. Así es que las promesas de Dios son verdaderas y prontas a cumplirse.
El mundo puede mentir, puede hacer ofrecimientos que no tendrán lugar, pero solo Dios promete lo que cumple, pues Él tiene la autoridad completa para hacer que las cosas sucedan. Nosotros podemos prometer cosas, pero solo Dios puede permitir que suceda o no. Toda la autoridad es del Señor y a Él sea la gloria para siempre.
V. Le esperamos
Pero su pueblo le espera, queremos que regrese para que podamos estar siempre con él. Porque no hay mejor lugar para estar que en su presencia, no hay mejor lugar en el que una persona pueda estar que delante de Dios.
Un momento en la presencia de Dios es mejor vivir mil años sin Él, porque tan solo un momento es suficiente para cambiar nuestra eternidad y pasar de muerte a vida. Solo Dios puede darnos tanto, solo el Señor puede bendecirnos de tal manera.
Esas bendiciones de Dios nos esperan, Dios quiere darlas a sus hijos, solo debemos pedirlas porque para nosotros las prepara. Le esperamos y deseamos que pronto llegue el día de estar delante de Él y saber que la muerte ya no existirá y saber que solo nos espera la vida de Dios en nosotros.
VI. Nuestro salvador
Esperamos a nuestro salvador, a quien dio su vida para que nosotros no pereciéramos. En aquel día nos gozaremos, nos alegraremos en Dios. Porque la espera habrá terminado y solo nos queda el gozo.
Mientras ese momento llega nos esforzamos para vivir para Él en esta tierra. Venciendo las tribulaciones, venciendo el dolor, venciendo las angustias, porque tenemos a Dios de nuestro lado. Le obedecemos y esperamos con todo nuestro corazón.
En aquel día, cuando el Señor regrese diremos estas palabras: “’Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.” (Isaías 25:9) Porque el dolor desaparecerá, la angustia no existirá más, solo la gloria de Dios, solo su presencia y su pueblo adorando por la eternidad.
Redactado por Mauricio Aquino para Central de Sermones.
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Que excelente sermón, creo que será de mucha bendición. gracias hermano José Hernández por compartir esa bendición.