Esta gran promesa de Dios se repite aquí en este pasaje de Mateo 28:20. En esta ocasión, en la persona de Jesucristo resucitado que ofrece su presencia a los discípulos como respaldo al Gran Mandamiento de hacer discípulos a todas las naciones.
Por supuesto que, para hacer discípulos, el mandato tenia como base predicar el evangelio, tal como el mismo Jesús había ordenado con anterioridad a sus discípulos. Y tenía como fin enseñar a toda la gente que guardaran los mandamientos de Cristo. Este mandamiento no consistía en que los discípulos hicieran a la gente sus discípulos, sino lograr que la gente llegase a ser discípulos de Jesús resucitado.
III. El Continuo Respaldo de Jesucristo (vers. 20)
Jesús les da a sus discípulos la seguridad de su continua asistencia. No estarían solos cuando realizaran su trabajo. Tendrían toda la potestad que el Padre Eterno le había otorgado al Hijo, recibirían toda la autoridad tanto del cielo como de la tierra. Una garantía sinigual, un apoyo y un respaldo todos los días de su vida. La condición es fueran yendo y haciendo, sin detenerse, todos los días hasta el fin del mundo.
¿Sería esta promesa solo para sus discípulos de aquel tiempo? O era una promesa que se extendía hasta el día de hoy, para todos los discípulos hasta el fin del mundo. Evidentemente el gran mandamiento no se quedaba solo para aquel tiempo, sino que era extensible e inclusiva para el presente tiempo.
Los discípulos de todos los tiempos, los de ayer y los de hoy, están invitados e incluidos en este gran mandato y por consiguiente, la promesa está vigente para la iglesia de Cristo en la tierra. Seguirá vigente hasta el fin del mundo.
¿Podrá haber un respaldo más maravilloso para los discípulos de Jesucristo, para cumplir el mandato de hacer discípulos a todas las naciones?
¿Qué estamos haciendo nosotros sus discípulos? ¿Qué esta haciendo la iglesia en cuanto al mandato de hacer discípulos? No tenemos ninguna excusa válida, para cumplir con el mandamiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Él mismo, su presencia está garantizada todo el tiempo que cumplamos haciendo discípulos para Jesús de Nazaret.
Conclusión
Le damos la honra y la gloria a nuestro Padre Celestial, por darnos a Su Hijo Jesús como nuestro Redentor y Salvador. Y no tan solo por eso, sino que también la bendición de que Jesús es nuestro Maestro divino que vino a buscar y a salvar a la humanidad perdida.
No le bastó morir por nosotros en la cruz y derramar su Sangre preciosa, sino que nos hizo participantes de Su obra y de su gloria. Nos hizo participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. Hebreos 3:14.
El apóstol Pedro dice: nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. 2 Pedro 1:4.
No tenemos ninguna excusa válida, para no cumplir con el mandamiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo de ir y hacer discípulos. Él mismo, su presencia está garantizada todo el tiempo que cumplamos haciendo discípulos para Jesús de Nazaret.
© Manuel S. Perdomo. Todos los derechos reservados.
Central de Sermones.. Mensajes Cristianos