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Ser justos

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Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Ser justos

Mensajes Cristianos Lectura Bíblica de Hoy:Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado porque su germen permanece en él; y no puede pecar porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano”. 1 Juan 3:7-10

Introducción

Para ser justos, debemos actuar con rectitud, porque una cosa que nos define como hijos de Dios es actuar con rectitud. El que ama a su hermano, a todo ser viviente, y al prójimo, y muchas veces nos olvidamos de esos detalles. Nos olvidamos de que ese amor al Señor se tiene que ver reflejado a los demás, y nuestro obrar con justicia debe ser en todo.

Tiene que ser reflejado en el hogar, con la responsabilidad con nuestros padres, con la paternidad de los hijos. Pero no siempre esto es así, pues podemos ver a cristianos actuando todo lo contrario de lo que nos manda el Señor. Adoran al Señor y salen de una iglesia llenos del Espíritu Santo, pero sin tiempo para darle afecto sus hijos, y eso no es ser cristiano, ni actuar como hijo de Dios…, en justicia.

En la Biblia encontramos muchos pasajes que nos advierten a no confundir el sentido de la paz, ya que no puede hablarse de paz ocultando una situación de injusticia, o cubriendo propósitos personales que no tienen nada que ver con el amor de Dios. Los falsos profetas con algunos sacerdotes sostenían la existencia de la paz, ocultando la opresión.

Pretendían hablar en nombre de Dios, y siempre auguraban victoria, bienestar y paz para la realeza y para todos los que vivían cometiendo injusticias. Los dirigente judíos en la época de Cristo estaban confiados que el Mesías estaría de parte de ellos y les daría la paz. Paz que consistía en recuperar el poder liberándose así del Imperio Romano.

Pero estos dirigentes encubrían sus injusticias manteniendo al pueblo en opresión, y esta paz es falsa porque no es fruto de la justicia, y Jesús les dice: “¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión” Lucas 12:51, “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquelloMateo 23:23.

La paz es fruto del ser justo

El problema es que se habla de paz espiritual o interior, pero sin comprender su concepto desde el punto de vista bíblico. Ya que la paz no se construye sólo con palabras, sino con la práctica permanente de la misma con la base de la justicia. Pues “el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre Isaías 32:17. Por lo tanto, como cristianos estamos llamados a producir los frutos de la paz, a llegar a ser la luz del mundo, y los constructores del reino de Dios.

Si analizamos el relato de Jesús y el joven rico, en Lucas 18:18-30, vemos que este joven, era realmente un adulto importante entre los judíos por lo que tenía poder. Era visto como ejemplo de ortodoxia, de moralidad, y sobre todo de religiosidad, para los ojos de los demás. Dios lo había bendecido con riquezas, es decir que pensaban que lo había recompensado por ser un hombre justo y religioso.

Y no sólo el pueblo lo veía así, pues este hombre creía ser justo según su concepto religioso, y se justificaba delante de Dios siguiendo normas creadas por hombres. Un día escucha que Jesús estaba en la ciudad y este joven corrió al encuentro del Señor, para preguntarle: “Maestro bueno, qué haré para heredar la vida eterna?”.

Este hombre que se encontró con Jesús era uno que decía: “Yo no sólo soy descendiente de Abraham, y heredero de las promesas de Dios, sino que soy lo suficientemente bueno como para ser justificado por Dios y ser galardonado con la vida eterna”. Pero el Señor Jesús conoce el corazón de este hombre y sabe que su mayor amor no es Dios, sino las posesiones materiales como muchos de aquellos que se sienten justos ante Dios.

Las apariencias no engañan al Señor

Lo que no se tiene en cuenta muchas veces es que Jesús puede ver el corazón, entonces las apariencias no engañan al Señor. Él  sabe si un hombre estaba vivo o muerto espiritualmente.

En Hechos 16 encontramos a Pablo es encarcelado por “alborotar la ciudadHechos 16:20, pero de pronto ocurrió un terremoto que abrió las puertas de la cárcel y se soltaron las cadenas. Y ¿qué estaba haciendo el carcelero en ese momento? Durmiendo, como muchos duermen confiados que falta mucho para la venida de Cristo, o eso nunca ocurrirá. Entonces duermen la somnolencia del pecado, aun estando en la iglesia congregado.

Cuando se despertó y vio lo que había pasado le dio miedo y se iba a suicidar. Entonces Pablo se da cuenta de lo que iba a hacer y le gritó: “No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquíHechos 16:28. Y a todos aquellos que despiertan del pecado, el Señor les llama pues siempre Él está ahí, esperando para darle la salvación y vida eterna.

Lo que tienen en común ambos relatos es que los dos hacen la misma pregunta: “¿Qué haré para heredar la vida eterna?” Es lo mismo que decir: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Y aunque las personas son totalmente distintas pues uno conocía las cosas de Dios, y el otro ignoraba a Dios, los dos se creían ser perfectos y justos según su propio concepto.

Uno ya estaba en el reino de Dios y el otro ignoraba todo y por eso no le preocupaba. Pero los dos se encontraron con la realidad: “Eran pecadores”. A su manera decían amar a Dios por sobre todas las cosas. Pero al joven le fue revelado su materialismo y amor por las riquezas cuando Jesús le dice: “Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme” Lucas 18: 22, lo único que pudo hacer fue alejarse de Jesús; mientras que el otro corrió a buscar la salvación.

Obras de justicia – Ser justos

Cuando un hijo de Dios está lleno del Espíritu producirá las obras de justicia “para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al EspírituRomanos 8:4. Y manifestará los dones para el servicio que le han sido dados pon el Espíritu pues “a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho1 Corintios 12:7 . De manera que para aquellos que “no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, el ser justo significa que la realización de toda la voluntad de Dios para el creyente se cumple en ellos.

Esforzarse por ser justos

La persona justa, en todo momento se esfuerza por ser justo. No solamente en algunas ocasiones, no lo deja para las ocasiones difíciles o grandes, sino que también en las pequeñas ocasiones hace ese esfuerzo por serlo.

Para poder dar a los demás algo se necesita ver en ellos la misma dignidad, imagen y semejanza de Dios, como se ve uno mismo. Pero si yo sólo pienso en mí mismo, en mis egoísmos, ¿podré pensar bien en los demás y descubrir en ellos a otra persona igual en dignidad que yo?

Y si soy justo y reconozco en los demás a otra persona digna, creada a imagen y semejanza de Dios, ahora necesito pensar y esforzarme por darle a cada uno lo que le corresponde, según Dios lo ha establecido, pero es necesario darlo desde el cumplimiento de mis propios deberes y obligaciones.

Pero para ser justos hay que conocer los derechos de los demás

Pero, ¿conozco y acepto que mis obligaciones son derechos para los demás? Pues el cristiano verdaderamente justo así lo hace y se esfuerza por hacerlo. Además ayuda a todos los que están a su alrededor a que vivan, también justamente. Este es motivo principal de la educación del evangelio en los hijos, que sus padres se esfuercen en que ellos, los hijos, se ejerciten y se formen en la Justicia.

Jesús fue hecho pecado al cargar con los nuestros para hacernos justicia y darnos vida eterna, 2 Corintios 2:15, pero muchas veces somos injustos con Dios. Tengamos en cuenta que el Señor no nos salvó por misericordia, sino que pagó el precio. Entonces fue un acto de justicia, no robo ni arrebato. Dios nos enseña a ser justos, la palabra dice que “el labrador debe trabajar para ver el fruto”. Eso es justicia, pagar para obtener algo, trabajar para obtener resultados.

Jesús dijo que buscáramos primeramente el Reino de Dios y su justicia porque todo lo demás sería añadido. Entonces, ser trabajadores en su Reino no es un acto de misericordia de nuestra parte, sino de justicia para quien ha sido justo con nosotros y pagó con su sangre por nuestra salvación.

Recuerda la parábola de los talentos, Mateo 25:14-30, un señor le dio cinco talentos a uno, dos a otro y uno al tercero. Los que recibieron más, produjeron el doble y se quedaron con el fruto de su esfuerzo. Pero el que recibió solamente uno, actuó injustamente pues no produjo nada. Y además de ser rebelde se atrevió a decirle al señor que era injusto porque segaba donde no había sembrado, cuando fue él quien le dio el talento.

Conclusión

Si sabes que has dado, ahora tendrás la certeza de que recibirás con justicia, 2 Corintios 9:2-7, porque la prosperidad es consecuencia de ser justo, no de la misericordia de Dios. El Señor es dador alegre, por eso ama a quienes le imitan. Entrégale hoy tu corazón para que Su justicia se vea reflejada en tu vida, y la compartas con todos aquellos que te rodean.

Si eres justo con el Señor, y con tus hermanos, no te desesperes porque la bendición está por venir. ¡Créelo, Él no miente y es justo! Solamente empieza a cambiar en justicia. Comprende que vale la pena ser justos porque Dios anhela bendecir a quienes le imitan, incluso habla de la herencia de nuestros hijos y nietos.

© Elena Torres. Todos los derechos reservados.

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