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Beneficios de un altar diario

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Predicas Cristianas Prédica de Hoy: Beneficios de un altar diario

Predicas Cristianas Lectura Bíblica:  Génesis 12

INTRODUCCIÓN

Hoy que nos encontramos por finalizar un Año con la ayuda de Dios y en vísperas de uno nuevo, quisiera ubicar mi mensaje en este punto intermedio que nos encontramos, hoy está por cerrarse un ciclo y por abrirse otro nuevo, esto me hace reflexionar y meditar en aquel punto de transición que experimentaría Abraham cuando Dios mismo le llamó.

Lo que encontramos en Génesis 12, es la culminación de una etapa, en la que él se desarrolló, en la que él realizó grandes cosas con su familia; ahora Dios le invita a iniciar una nueva etapa, olivar lo que quedó atrás y ubicarse en el porvenir, un tiempo distinto al del ayer, o al que Abraham estaba acostumbrado.

La invitación fue en pocas palabras ya no caminar bajo los principios del mundo antiguo, o los ideales de su padre terrenal, sino caminar ahora en los principios e ideales de sus Padre Celestial. La escritura declara que las cosas pasadas fueron escritas para enseñarnos lecciones y principios espirituales para nuestro desarrollo cristiano.

Me gusta como la Biblia nos habla de este hombre llamado Amigo de Dios o Padre de la Fe, porque no solo nos habla de aquello que captura la admiración del hombre, sino que también lo coloca en sus debilidades, flaquezas, e imperfecciones como las que tú y yo tenemos, con las que lidiamos diariamente. El diario vivir de éxito y bendiciones en Abraham fue marcado por un hábito que hoy en muchos de nosotros se ha olvidado… la edificación de un altar diario a Dios.

Génesis 12 nos mostrará la vida de Abraham abrazando las bendiciones de Dios, cuando vivía entre los altares a Dios y la vida flaca, banal y vacía que experimentó cuando los altares se olvidaron. Éste pasaje nos revela los beneficios que ofrece edificar un altar diario a nuestro Dios.

1) NOS LIBRA DE TEMORES SOBRE EL MAÑANA Y/O PORVENIR.

Cuando Abraham desciende a Egipto buscando sobrevivir a la crisis, no lleva consigo las provisiones de Dios, las herramientas que Dios le había entregado, no, cuando Abraham desciende, desciende con sus recursos propios, con sus recurso finitos y limitados, sus recursos lo llevaron por el camino incorrecto, sus recursos solo eran capaces de ofrecer temor por el mañana, a pesar de contar con la promesa divina, lo encontramos en el verso (10-20) buscando a su manera seguridad en el mañana.

Un temor, lo llevo a otro, la escritura declara el perfecto amor hecha fuera el temor, su temor fue origen de olvidar los altares que un día edificaba. Mientras invocaba a Dios, Dios estaba con él y se manifestaba, cuando los altares se olvidaron la dirección, guianza y mayor aun la voz de DIOS quedaron en silencio.

Ahora lo encontramos lleno de temor por su vida, lleno de prejuicios, lleno de mentira, con triquiñuelas de negociación. Sin embargo; lo que me fascina de Dios es su amor incondicional. No veo en Egipto nuevos altares para Dios, y a pesar de ello, veo a mi Dios bendiciéndole. Aquel Abraham se olvido de Dios en Egipto, pero mi Dios no se había olvidado de su promesa fiel y verdadera de bendecirle, de engrandecerlo, de ayudarlo, allí sigo viendo la mano bendita de mi Dios, aún detrás de Faraón la veo.

Esto me quiebra, esto me llena de profundo agradecimiento porque no solo veo a Abraham, también me veo yo, me veo a mi, ya no edificando altares o en los asuntos de Dios, y aun a pesar de ello, la bendición de un nuevo amanecer me despierta, el trajín diario y laboral me absorbe y a pesar de que yo lo olvido, a mi Dios no me olvida.

No nos confundamos ¡no! Si en mi Egipto (mis recursos) me fue bien, no fue por mi habilidad de negociación, fue porque pesar de mi olvido, Él me bendijo ¡no! no fue mi capacidad la que permitió este año, alcanzar metas y logros ¡no! FUE MI DIOS Bastó su gracia, bastó su amor, bastó su bondad, bastó su misericordia.

Aquella experiencia de Egipto, sin duda marcó a Abraham, que cuando fue despedido por Faraón, lo observamos enderezando su rumbo, etapa por etapa va en dirección a aquel altar que un día edificara a Dios, a aquel altar en que un día invocó su nombre, aquel altar donde Dios se le manifestaba y se llenaba de Dios.

Y es que tenemos que ser claros, cierto es que Dios donde quiera está, simplemente porque él es omnipresente, sin embargo; este relato me confirma un cosa, solo cerca del altar Dios se revela, Dios se manifiesta, solo en oración Dios habla al oído, y mira que las más grandes revelaciones las encontramos cuando el hombre se aparta para adorar a Dios, para intimar con Dios.

Ya se cerca de un altar, o en un monte que también la mayoría de los altares se edificaban, las más grandes revelaciones tuvieron lugar; allí es que subió Abraham para sacrificar a su hijo y Dios confirmó sus promesa de bendecirlo.

A solas en un monte alto Dios se reveló a Moisés, a solas en un monte alto Dios se reveló a Ezequiel, a solas en un monte en la isla de Patmos Dios se presentó a Juan y efectuó la más grande REVELACIÓN que hoy llamamos Apocalipsis, a solas en un monte Jesús mostró su gloria, que Pedrito el arrebatado ya quería edificar y construir una enramada (habitación).

Cuando volvemos a los altares que un día construimos, cuando volvemos al hábito de la oración, Dios se revela, Dios nos habla, y los temores quedan en el olvido, porque Dios nos dará la garantía que estará con nosotros.

La Biblia declara: >, recordemos que el éxito en la vida de David fue éste: >Este año será y debe ser una herramienta de meditación, este año nos debe mostrar si hemos trabajado en nuestros recursos, o hemos dejado los nuestros, para caminar en los recursos de Dios.

2) NOS ENSEÑA SER AGRADECIDOS ANTE ÉL

Ya hemos observado que mientras Abraham estaba en Egipto, los altares terminaron, y el egocentrismo se apropio de él, centrarse solo en él, lo nubló tanto que pensó que la fuente y causa de su estabilidad y bendición procedería de su esposa Saraí.

Inconscientemente levantaba altares a su esposa, ¡que engaño! ¡Qué ceguera provoca el enemigo! Que aun la escritura declara: que Faraón hizo bien a Abraham a causa de su esposa. Por un momento aquel que fuera llamado Padre de la fe, olvidó hacer uso de ella, las circunstancias externas de una crisis, lo fueron orillando a Egipto, y Egipto lo recibió con honores.

Lo terrible para nosotros que alardeamos de una FE absoluta en Dios, es que cuando lleguen los momentos de prueba, no nos demos cuenta que poco a poco, nuestras agendas laborales y compromisos de trabajo o aun sociales, ocupan nuestra mente, y nuestro corazón, y suplanten los altares de Dios. Pero Gloria a Dios que así como derribó el altar que Abraham levanto en Saraí, también el derriba los nuestros, nos humilla, nos despoja de lo que hemos edificado y construido en nuestras fuerzas, porque ciertamente él es celoso y nunca compartirá su gloria con nadie.

Me impresiona el corazón de mi Dios, que tras la sombra de Faraón, Dios buscaba de nueva cuenta el corazón de Abraham. Esto nos confirma que detrás de cada logro y victoria nuestra, está la mano de nuestro Dios, el corazón de  nuestro Dios está impaciente porque por un momento su pueblo tome un espacio para rendir acciones de gracias y reconozcamos que toda buena dádiva y don perfecto ha descendido de lo alto, y proviene de nuestro Padre celestial. Esta es una regla que nuestro Dios inculcaría y establecería en los descendientes de Abraham.

Cuando los sacó de Egipto, guiados por Moisés y establece su pacto les declara en Éxodo 20 > Ahora cuando Jehová los introduce a la tierra prometida guiados por Josué en el capítulo 4 les declara una instrucción a los padres:

La lección para Abraham fue clara, deja tus provisiones y vive de las mías, desarráigate de los que has plantado tu y arráigate por FE en mi, en lo que yo tengo para ti. Desecha y renuncia a los que tú realizaste. Lo que observamos en éste pasaje es que ahora Dios le enseñaría que solo en él estaría la garantía y seguridad de bendiciones, Palabras como > > > colocan a Abraham como depositario y fuera de cualquier esfuerzo carnal.

La lección para nosotros también es clara

Dios da, Dios es el que bendice, Dios es el que  grandece, si nuestro rostro resplandece es porque él lo ilumina, si hemos sido bendecidos, es porque solo él ha puesto su mano sobre nosotros, cada logro, cada realización, fue, es y será porque Dios así lo ha determinado. La ironía de todo esto es que mientras los antecesores de Abraham edificaban y construían en sus fuerzas una ciudad para alcanzar un nombre y engrandecimiento, Dios engrandece a Abraham cuando abandona lo que un día edifico y construyó en sus fuerzas.

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