El poder de la lengua

a. La lengua – El Chisme.

  • i. Sabemos que la noticia no es toda la verdad y lo decimos — estamos frente a una difamación o calumnia.
  • ii. Sabemos que la noticia es verdad y pensamos que muchos o todos deben saberlo — estamos frente al chisme y la murmuración.

(SRV) Santiago 4:11Hermanos, no murmuréis los unos de los otros.

b. La lengua – La indirecta.

  • i. Silencio embarazoso, cejas arqueadas, mirada burlona.
  • ii. No tenemos que decir las cosas en la cara para que la comunicación sea clara y dura.

c. La adulación.

  • i. Si el chisme es decir a espaldas de una persona lo que uno no le diría teniéndola en frente, la adulación significa decirle de frente lo que no diríamos a sus espaldas.
  • ii. Le expresamos un cumplido, le elogiamos, pero insincera mente.
  • (RVA) Proverbios 29:5El hombre que lisonjea a su prójimo le tiende red ante sus pasos.
  • iii. Un hábito con propósitos de manipulación.

d. La lengua – la crítica.

  • i. Tiene como propósito mostrarnos sabios, superiores rebajando a otros con nuestra crítica.
  • ii. Mecanismo de autodefensa, de ataque, de revancha, de celos, de envidia, etc.
  • iii. Critica constructiva, su propósito es mejorar las condiciones o la conducta.

(RVA) Mateo 7:1No juzguéis, para que no seáis juzgados.

El corazón que habla bien.

  • a. Un corazón arrepentido. Cada vez que pecamos con la lengua, examinar los móviles que me llevan a hacerlo y confesar las actitudes al Señor.
  • b. Un corazón agradecido
  • c. Un corazón que conoce el amor de Dios.
  • d. Un corazón que ama a Dios.
  • e. Un corazón que ama a la gente.
  • f. Un corazón humilde

¿Cuáles principios ayudan a hablar bien?

a. Aprendamos a escuchar. No toma placer el necio en la inteligencia, sino se deleita en ventilar sus propias opiniones. Prov. 18.2

b. Busquemos la ayuda del Maestro. Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala. Salmo 141:3-4

c. Pensemos antes de hablar. El corazón del justo piensa para responder; más la boca de los impíos derrama malas cosas. Prov. 15:28

d. Discernamos la necesidad del momento. … la que sea buena para la necesaria edificación. Ef. 4:29

e. Valoremos el silencio. El que carece de entendimiento menosprecia (habla mal) a su prójimo; mas el hombre prudente calla. Prov. 11:12

Conclusión:

Oremos por un corazón que produzca buenas palabras en el momento adecuado. La meditación de la palabra, el arrepentimiento y la sumisión a Dios obrarán por el Espíritu Santo los cambios necesarios. Dios desea controlar y usar nuestro hablar para lograr sus propósitos eternos.

© Ismael Mejía Silva. Todos los derechos reservados.

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