Predicas Cristianas
Predicas cristianas predica de hoy: Las Bendiciones
Introducción
Todos anhelamos ser bendecido por el Señor, pero muy poco luchan por alcanzarla, un patriarca que si entendía desde el vientre de su madre acerca fue Jacob, que luchaba con su hermano:
Génesis 25:21-22 – Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. 22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová.
Desde estaba en el VIENTRE comprendió que ser el primogénito era gran Bendición, a lo que su hermano Esaú cambió por un plato de lenteja, ignorando las bendiciones que se estaba perdiendo:
Génesis 25:32-34 – Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? 33 Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. 34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.
Eso pudiera suceder en nuestra vida cristiana. Si ignoramos acerca de las bendiciones la cambiaremos por cualquier cosa de este mundo:
1 Juan 2:15-17 – No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Hebreo 12:16 – no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas. Las Bendiciones para Obtenerlas hay que Luchar por ellas, como lo hizo Jacob.
Génesis 32:24-31 – Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. 31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.
Lucho, eso Implica obtener bendiciones hay que luchar por ellas, se requiere de tiempo hasta rayar el alba, se requiere de aferrarnos como se aferro Jacob y no lo dejo ir, y se requiere estar dispuesto hasta que se desencaje algo en nuestra vida. ¿Como te llamas? Jacob ya no se llamara más tu nombre Jacob si Israel por que has Luchado con Dios y con los Hombres y has vencido.
Muchos cristiano ya no hemos hecho viejos, ya cojean algunos hermanos al transitar el tiempo, pero se aferran como Ana en el templo:
Lucas 2:37 – y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
Ella pasó muchos años esperando en el Templo hasta que lo logro alcanzar, y ahora ¿donde están las bendiciones?:
Efesio 1:3 – Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
Las bendiciones están en la Iglesia. Les animo a que nos Aferremos a ellas y no las dejemos ir ni cambiar por las cosas visibles de esta vida.
No dejemos de CONGREGARNOS. ¿por qué? Porque el día, que usted no viene a la Iglesia usted pierde seis bendiciones:
1. Los cantos.
2. Las oraciones
3. La comunión con Dios y los hermanos.
4. La Palabra de Dios.
5. La Cena de el Señor.
6. La Ofrenda.
Seamos como Jacob y no como Esaú.
© Francisco Hernández. Todos los derechos reservados.