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Vestíos de toda la armadura de Dios

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: Vestíos de toda la armadura de Dios

Lectura Bíblica: Efesios 6:10-18

Introducción

La segunda recomendación es vestirse de toda la armadura de Dios, la palabra armadura en griego: “panoplia” que significa, todo el equipo de guerra que usaba el soldado común de la infantería en los tiempos bíblicos el cual se componía regularmente armas defensivas (para protección) y ofensivas (de ataque) siendo estas las siguientes:

Las armas defensivas de la armadura eran:

  • ESCUDO (1 Crónicas 12.24; Efesios 6.16)
  • YELMO o casco (1 Samuel 17.5, 38; Efesios 6.17)
  • CORAZA o cota de malla (1 Samuel 17.5, 38; Efesios 6.14; Apocalipsis 9.9)
  • CALZADO o grebas  (1 Samuel 17.6)
  • CINTURÓN o faja (Efesios 6.14).

Las armas ofensivas eran:

  • ESPADA (Nehemías 4.17; Efesios 7.17; Hebreos 4.12)
  • ARCO y flecha (1 Crónicas 12.2)
  • HONDA (1 Samuel 17.40; 1 Crónicas 12.2)
  • LANZA (1 Samuel 17.7; 26.7; Hechos 23.23)

El uso de la armadura de Dios completa

De la misma manera Pablo nos recomienda el uso de todo el equipo de guerra, la armadura completa, el Apóstol Pablo insiste en que el cristiano es como un soldado y le exhorta a estar completamente armado para la lucha, lucha que es tanto ofensiva como defensiva (Efesios 6.10–17; 1 Tesalonicenses 5.8; cf. Isaías 59.17). Esta armadura si esta bien puesta y si se entiende como funciona cada parte,  será de mucha efectividad.

Sin embargo, no por ser hijos de Dios, llevamos puesta de forma automáticamente la armadura. Vestirse de la armadura de Dios es una responsabilidad individual de cada creyente, se nos provee de esta vestimenta, pero no la traemos puesta de forma automática.

Es triste que muchos hijos de Dios no le dan la importancia a esta armadura, y en consecuencia sufren fracasos en las luchas que día a día enfrentan con el reino de las tinieblas y no me refiero solamente a casos de liberación, la guerra espiritual se enfrenta también en el área de las finanzas, en el área laboral, social, familiar, etc, por lo que la armadura de Dios se hace necesaria para todos y cada uno de los hijos de Dios.

No hay necesidad de estos fracasos cuando Dios nos ha dado las armas para vencer, con una protección tanto defensiva como ofensiva, contra Satanás y sus huestes, pero nadie vendrá a ponernos esta armadura, y si esperas que tu líder espiritual lo haga, debes saber que ponértela no es responsabilidad de él, los pastores y siervos de Dios solo tienen la responsabilidad de enseñarte que es y como se usa, pero el ponérsela es una responsabilidad personal, debes conocer bien la armadura de Dios y aprender como usarla y traerla puesta de forma permanente y efectiva, lo cual aprenderemos a través de este escrito.

Otro aspecto importante es observar la  indicación completa  “vestíos de toda la armadura de Dios”. La efectividad está en usar toda la armadura, y  no solo parte. 

El ataque de Satanás a nuestras vidas viene por diferentes blancos, y cuando desconocemos como usar cada parte de la armadura la ataque de nuestro adversario se hace más peligroso. El Pastor Bernardo Estamateas en su manual de DISCIPULADO EXITOSO dice acertadamente: “El poder de Satanás es tan efectivo como nuestra ignorancia” por lo que es imperativo conocer y usar toda la armadura de Dios.

Conclusión

La armadura de Dios es nuestra fortaleza esencial en la batalla espiritual diaria. No es un adorno, sino una necesidad vital. Cada pieza de esta armadura tiene un propósito divino, diseñada para protegernos y capacitarnos en nuestra lucha contra las fuerzas espirituales de maldad. Recordemos que no estamos solos en esta batalla; Dios nos ha provisto de esta armadura completa para que podamos resistir y mantenernos firmes.

Es nuestra responsabilidad personal vestirnos con cada pieza de esta armadura, comprendiendo su significado y aplicándola en nuestra vida diaria. No podemos ignorar ninguna parte de ella, pues cada una nos protege de diferentes ataques del enemigo. Como hijos de Dios, debemos estar siempre preparados, conscientes de que nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados y potestades.

Por tanto, animémonos unos a otros a vestirnos diariamente con la armadura de Dios. Que cada día, al levantarnos, recordemos ponernos el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia, calzar nuestros pies con el evangelio de la paz, tomar el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Y sobre todo, mantengámonos en oración constante, guiados por el Espíritu Santo, para que en todo momento podamos discernir y vencer las astutas maquinaciones del enemigo.

Que el Señor nos fortalezca y nos guíe en esta batalla espiritual, recordando siempre que “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). Amén.

© Mario Alberto Herrera Morales. Todos los derechos reservados.

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