Escogiendo a Dios para hablarle

El vers. 15 de este pasaje es muy elocuente al ver que el hombre que antes de buscar al Señor vivía corriendo y sin descanso, tan parecido al hombre de hoy, ahora está “sentado”.

El que vivía desnudo, bajo una triste vergüenza, ahora está “vestido”. Y el que vivía atormentado, pues había  perdido su razón, ahora está en su “juicio cabal”. Mis amados, la vida del creyente podría ser otra si descubre a través de la oración el poder transformador de Dios.

b. El contacto con el poder de Dios fortalece (Ef. 6:10).

Los efectos para los que buscamos en oración al Señor tiene que ver con el fortalecernos. Por lo general nuestra vida espiritual es débil y se abate con mucha frecuencia. Hay creyentes que no salen de una continua queja espiritual y de una vida derrotada.

La razón de esta condición es la falta de fortalecerse en el Señor. Somos muy prontos para fortalecer nuestros cuerpos cuando se enferman, sobre todo cuando el médico nos indica las medicinas que nos fortalecerán. Pero admitimos que no somos tan diligentes en buscar aquello que fortalece nuestro espíritu.

Pablo nos presente uno de los textos más reveladores sobre este tema por cuanto va estimularnos para que nos vistamos con la “armadura del creyente”, todas ellas necesarias porque nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra potestades en las regiones celestes.

El creyente no puede vivir sin ser fortalecido con este poder.

De él depende su vida de victoria. A los creyentes del primer siglo se les dijo que recibirían ese poder pero tenían que buscarlo. Amados, no vivamos sin ese poder; que esto sea lo que más busquemos para vivir en esa fortaleza.

c. El contacto con el poder de Dios nos hace valientes (Hch. 4:13).

El compromiso de “escoger a Dios para hablarle” contiene esta idea de buscar su poder para cumplir con la Gran Comisión. Observe lo siguiente. El Señor les había dado la gran comisión a sus discípulos de acuerdo a Mateo 28:18-20; eso era la misión mundial, pero luego les dejó la Gran Comisión especificada en Hechos 1:8.

Y es notorio que lo primero que Jesús les dice es que para puedan ser testigos en “Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” tenían que estar equipados con el poder del Espíritu Santo. Allí estaba el secreto del asunto.

Note cómo en este capítulo ellos, llenos del poder del Espíritu Santo, testificaron con poder a tal punto que esto fue lo que dijeron las autoridades: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (vers. 13).

Si usted no había visto un texto extraordinario en la Biblia lea este una y otra vez. Cuando buscamos el poder de Dios en nuestras vidas y lo manifestamos en el testimonio personal, la gente sabrá que hemos estado con Jesús. ¿Sabe la gente con quien te relacionas que has estado con Jesús? El poder de Dios nos hace valientes.

III. EL TEXTO NOS MUESTRA EL GOZO DE BUSCARLE

a. Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová (1 Cr. 16:10b).

Todos sabemos que nuestro mundo es un escenario mezclado de sentimientos que van desde la desesperación y el abatimiento por las tragedias diarias, léase ahora los huracanes que golpean la tierra, tristezas, enfermedades, desencanto… y ponga eso al lado de lo que le da al corazón del hombre algún tipo de gozo y notará que todo es temporal, limitado y en la carne.

El gozo del corazón espiritual no es común en este mundo. Observe qué es lo que produce gozo al corazón del hombre hoy: Un buen partido de futbol o béisbol, una invitación a un asado en la casa de un vecino, una fiesta de un fin de sema, un viaje a la playa donde puede recrear su vista, un logro de alguna carrera finalizada de sus hijos… y después que todo esto termine, el corazón vuelve a desear otra cosa para alegrarse.

Así es el hombre en su interior. Pero la alegría que llena, que satisface, que ennoblece y embellece el alma, es cuando nuestro corazón se goza en buscar a Dios. ¿Por qué cuando usted entona una alabanza al Señor su corazón se goza? “No puede estar triste un corazón que tenga a Cristo” dice un canto.

b. “El corazón alegre embellece el rostro…” (Pr. 15:13).

Sabía que la risa y el buen humor rejuvenecen. La sonrisa hace que el rostro se vea más bello. La risa ayuda a reducir las tensiones, levanta un espíritu cansado, es un excelente medio de relajación. Algunos expertos en este tema han dicho que la risa estimula la creatividad.

Dicen que si reímos aunque sea quince segundos al día o en el trabajo, se obtiene más oxígeno para el cerebro, lo que nos hace pensar más claramente. Siguen diciendo que la alegría aumenta nuestra resistencia física y actúa como un inhibidor natural del dolor. Nuestro estómago, hígado, corazón y todos los órganos funcionan mejor cuando nos sentimos felices.

Bueno mis amados, si esto es la conclusión de la ciencia misma, el creyente debiera ser la persona más feliz porque él posee el gran secreto para tener ese corazón alegre. Note lo que dice el sabio cuando nos habla que el corazón alegre embellece el rostro…

Otro proverbio nos dice los mismo (Pr. 17:22). Un creyente que no se ríe, que su rostro no brille, es una mala propaganda para el evangelio. Por alguna razón el gozo es la segunda característica del fruto del Espíritu. ¿Refleja ese gozo?

c. En tu presencia hay plenitud de gozo (Sal. 16:11).

El rostro de cada creyente nos dice cuánto tiempo pasa con el Señor en comunión. Me pregunto con mucha frecuencia, ¿por qué hay creyentes cuyos rostros reflejan amargura, tristeza, dolor y hasta vergüenza? Bueno, tengo que concluir que ese creyente no vive en el gozo que trae estar en su presencia.

El salmista nos ha dejado este precioso texto y al final lo refuerza, diciendo: Delicias a tu diestra para siempre. Ningún placer puede superar que el estar delante del Señor contemplando su rostro.

Un pastor anciano y consejero me decía esta semana “tengo 85 años de los cuales 65 los he dedicado al Señor y ahora estoy disfrutando como nunca de estar en su presencia”, eso me hizo pensar tanto en lo que dice el salmista. Cuánto nos falta este texto.

El único que puede tener gozo de poder estar en su presencia es un hijo de Dios, salvado por la sangre de Cristo. Los hombres y mujeres que caminan con el Señor buscando siempre su rostro no pueden encontrar mejor deleite que en esto. Por el contrario cuando un creyente encuentra más deleite en las cosas del mundo ya se sabe que el gozo del Señor no es su deleite.

CONCLUSIÓN:

El salmo 34 es el resultado de uno de los tiempos más difíciles que vivió David cuando fue sometido a una tenaz persecución de parte de Saúl, el depuesto rey.

De una manera sorprendente el salmo comienza diciéndonos que bendigamos a Jehová en todo tiempo y que su alabanza esté continua en nuestra boca (vers. 1). Y este es el salmo donde David más busca a Dios y pone en él toda su confianza. Uno de sus grandes versículos nos deja esta declaración: “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores” (vers. 4).

Mis amados esta es la promesa más consoladora cuando escogemos a Dios para hablarle. El salmista nos ha dicho que la búsqueda de Dios debe ser continua, que al hacerlo desatamos el más grande poder y que buscar su rostro trae el más grande gozo al corazón. Si la Biblia nos dice que busquemos a Dios es porque este es el asunto más importante para atender.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA

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