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Consejos para una vida victoriosa

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: La humildad, consejo para una vida victoriosa

Introducción

Pedro inserta una sección de consejos prácticos para una vida cristiana victoriosa.

1. LA HUMILDAD DELANTE DE DIOS

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;” (1 Pedro 5:6).

a. La humildad es una virtud cristiana

La humildad es una virtud moral contraria a la soberbia. La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable.

Pedro aconseja que el cristiano debe mantenerse humilde bajo la poderosa mano de Dios. Esto significa estar sujetos a Dios de tal manera que pongamos toda nuestra confianza solamente en el Señor. [1] Esta actitud es más que una resignación muerta o meramente pasiva; significa obediencia gozosa al trato de Dios. [2]

Jesucristo les dice a sus discípulos “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” (Mateo 11:29). El Señor ilustró la humildad al lavarle los pies a sus discípulos (Juan 13:1-20). El Señor oró en el Getsemaní sujetándose a la voluntad del Padre (Lucas 22:42). En el Padre nuestro enseña a pedir que sea hecha la voluntad de Dios (Lucas 11:2). Jesucristo dijo: el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Mateo 23:12; Lucas 9:48; 22:26). Pablo resalta que Jesucristo se humilló así mismo y Dios le exaltó hasta lo sumo (Filipenses 2:5-11).

David dice que el Señor se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos. (Salmo 138:6). Y Santiago nos recuerda que Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes (Santiago 4:6, 10).

b. La mano de Dios guía, protege, provee y disciplina

La frase la poderosa mano de Dios se usa muy a menudo en el AT en relación con la liberación que Dios obró con su pueblo Israel cuando lo sacó de Egipto. «Con mano poderosa —dijo Moisés— el Señor os sacó de Egipto» (Éxodo 13:9; Deuteronomio 3:24; 5:15; 9:26-29; 26:8). Pedro aplica esta expresión a la iglesia; recordando que siempre que aceptemos la dirección de Dios humildemente, su mano poderosa estará sobre el destino de SU pueblo, sea Israel o la Iglesia.

Después de todas las diversas experiencias de su vida, José pudo decirles a sus hermanos que una vez habían tratado de eliminarle: “Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien” (Génesis 50:20).

El cristiano nunca debe resistir la mano soberana de Dios así les haga pasar por pruebas difíciles o permita que estas vengan a su vida. [3] El cristiano nunca debe resentirse por las experiencias de la vida, ni revelarse contra ellas, porque sabe que la poderosa mano de Dios está al timón de su vida. Dios nunca nos prueba más allá de lo que podamos soportar, y junto con la prueba el dará la salida (1 Corintios 10:13).

c. El premio de la humildad: la exaltación

Pedro no quiere que sus lectores se desenfoquen de los propósitos que Dios tiene con ellos a pesar de sus aflicciones; deben perseverar con valor en medio de la persecución. Dios responderá a su humildad con la exaltación. “para que ÉL os exalte cuando fuere tiempo”.

Pedro no está promoviendo un sistema de méritos, que motive al creyente a una falsa humildad. Es decir, que el creyente se humille a propósito para obligar a Dios a que lo exalte.

Lo que Pedro les dice a los cristianos es que deben confiar completamente en el Señor, y Dios en su momento oportuno los levantará con honor. Aunque esta expresión es una referencia a la segunda venida de Cristo (2 Pedro 3:9,13), es un mensaje que trae consuelo y esperanza, al saber que la ayuda de Dios vendrá en el momento preciso.

2. LA CONFIANZA EN LA FIDELIDAD DE DIOS

echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1 Pedro 5:7). [Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.] (NTV).

a. Descansando en el Señor

Si nos mantenemos humillados bajo la poderosa mano de Dios, entonces aprenderemos de una vez y por todas a depositar en las manos del Señor todas nuestras preocupaciones pasadas, presentes y futuras. Ya sean preocupaciones personales, familiares, por otras personas o por la iglesia.

Pedro anima a sus lectores a depositar en el Señor todo su descontento, desánimo, desesperanza y sufrimiento, y confiar que Él se encargará de obrar en sus vidas como sólo Él lo sabe hacer. La oración de Ana la madre de Samuel es un ejemplo digno de imitar (1 Samuel 1:10-18) [3]

Creo que no debe haber reservas en nuestros corazones para Dios. Es peligro creer que hay preocupaciones que podemos atender y resolver nosotros mismos y que no tenemos necesidad de ocupar a Dios en esos asuntos. Cuando actuamos así, se corre el riesgo de que esas pequeñas preocupaciones, se conviertan en grandes problemas. “Confía al SEÑOR tu vida [no parte de ella]; confía en él y Dios actuará.” (Salmos 37:5 PDT).

Confiarle a Dios nuestros problemas y depositar en él nuestras ansiedades no invalida nuestra responsabilidad de actuar con sabiduría y sensatez.

David aconseja: “Echa sobre el Señor tu carga y Él te sostendrá [te mantendrá firme]” (Salmos 55:22).

El Señor Jesucristo nos dice: “No se preocupen por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día tiene bastante con sus propios problemas.” (Mateo 6:34 DHH).

b. Experimentando el cuidado de Dios

La razón por la que podemos echar todas nuestras ansiedades sobre el Señor es porque estamos seguros de que Dios cuida de nosotros. [A Dios le importa todo lo nuestro]. Pablo estaba convencido de que si Dios nos dio a Su Hijo Unigénito nos dará también con Él todas las cosas (Romanos 8:32). [4]

Si tenemos esa seguridad entonces podemos aceptar cualquier experiencia que nos venga, ya sean pruebas o tentaciones que, si amamos a Dios y nos adaptamos a sus planes, todo cuanto nos sucede ha de ser para el bien nuestro sabiendo que en todo Dios obra para el bien de los que le aman (Romanos 8:28 NTBAD).

El cuidado de Dios lo vemos en varias áreas de nuestra vida personal, familiar y ministerial.

  • Es nuestro pastor, nada nos faltará (Salmo 23:1).
  • Guarda nuestra entrada y nuestra salida (Salmo 121:8).
  • Conoce todas nuestras necesidades (Mateo 6:32; Salmo 139:4).
  • El Señor piensa en nosotros. No nos olvida (Salmo 40:17; Isaías 49:15).
  • El Señor promete estar con nosotros, ayudarnos y sustentarnos (Isaías 41:10). [5]

Reflexión Final

La confianza del cristiano descansa en el hecho de que el Señor está genuinamente preocupado por el bienestar de sus hijos amados y redimidos. [6]

Decía Pablo: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Romanos 8:18).

[1] Kistemaker, S. J. (1994). Comentario al Nuevo Testamento: 1 y 2 Pedro y Judas (p. 232). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

[2] Wickham, T.-P. (2013). LA PRIMERA EPÍSTOLA DE PEDRO. En Comentario Expositivo del Nuevo Testamento (p. 1706). Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE; Centro Evangélico de Formación Bíblica.

[3] MacArthur, J. (1997). Biblia de Estudio MacArthur (1 P 5.6). Nashville, TN: Thomas Nelson.

[4] Barclay, W. (2006). Comentario Al Nuevo Testamento (pp. 1005–1006). Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE.

[5] Wiersbe, W. W. (2013). Esperanzados en Cristo: Estudio expositivo de la Primera Epístola de Pedro (p. 139). Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente.

[6] Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. (2006). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 4: Hebreos-Apocalipsis (p. 111). Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C.

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