La verdadera espiritualidad

La espiritualidad está representada en un estilo de vida trasformado, cambiado. “Ya no vivo yo, más vive Cristo en mí.”

III. La verdadera espiritualidad se logra a través de un proceso

Es un proceso constante que requiere la sumisión del creyente al Espíritu Santo (Efesios 5:18).  La verdadera espiritualidad se alcanza dejándose guiar y controlar por el Espíritu Santo.

Cuando Pablo dice “sed llenos del Espíritu Santo”, lo hace a manera de imperativo, no es una sugerencia, es un mandato

Ser lleno del Espíritu Santo no es algo que uno haga por sí mismo sin la intervención de Dios.  Más bien consiste en dejarse llenar por El.  Él es el agente que realiza la acción y el creyente en Cristo quien la recibe.

Dejarse llenar por el Espíritu Santo no es otra cosa más que dejarse “controlar” y “guiar” por Él.  Además, el tiempo presente continuo indica que es una orden que no sólo debe hacerse una vez y ya, como  haber alcanzado el tope máximo de espiritualidad, sino dejarse controlar y guiar constante y continuamente,  éste es un proceso que dura toda la vida del creyente.

Es un permanente dejarse controlar por el Espíritu Santo de Dios.

Esto se reflejará en el ambiente del hogar, del trabajo, de los estudios y en toda relación que tengamos.  Si estamos dejando que el Espíritu Santo nos guíe y controle, los efectos se evidenciarán en nuestra manera de vivir.

El Espíritu Santo es quien santifica el carácter y la vida entera del creyente.

Sin embargo, Pablo le confiere bastante responsabilidad al creyente.  Cuando Pablo escribe su primera carta pastoral a Timoteo, le dice “Ejercítate a ti mismo para la piedad”.

Piedad, espiritualidad y santidad es algo que se alcanza sólo con un profundo esfuerzo de parte del creyente y con una continua dependencia del Espíritu Santo.

La verdadera espiritualidad no es tener dones espectaculares ni experimentar éxtasis, sino tener un estilo de vida santa y piadosa que sólo alcanzaremos a través de un proceso disciplinado en toda nuestra vida.

Conclusión

Concluyendo diremos que: La verdadera espiritualidad es un estilo de vida moral, piadosa e irreprensible que refleja el fruto del Espíritu Santo, es decir, el carácter de Cristo.

La verdadera espiritualidad no se alcanza instantáneamente ni por experiencias extáticas, sino por un proceso diligente y disciplinado de practicar los hábitos cristianos.

¡No aceptemos una espiritualidad instantánea falsa! ¡Esforcémonos por ser “verdaderamente” espirituales!

© Jose Duanys Gutierrez. Todos los derechos reservados.

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