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Árboles que caminan

Predicas Cristianas

Predicas cristianas predica de hoy: ¿Das frutos de justicia? .. Árboles que caminan

Predica cristiana lectura bíblica de hoy: Marcos 8:23-25

Introducción

La Escritura a menudo compara a los hombres con los árboles. Esta comparación es muy acertada por las razones que en los siguientes párrafos se detallarán.

El  texto áureo de inicio describe con exactitud lo que es cada hombre que viene a esta tierra. Cada uno de nosotros somos arboles que andamos de un lado a otro. Es sorprendente que aquel que otrora fuese ciego pudiera hacer una descripción tan exacta espiritualmente  hablando. El salvador generalmente daba la sanidad de una manera total he inmediata, sin embargo, este no fue el caso. Esto demuestra que solo con un poco de luz se puede percibir la lanaturaleza del hombre. Los hombres son “como árboles que caminan”.

Mar 8:23  Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Mar 8:24  El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Mar 8:25  Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.

Isa 61:1  El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; Isa 61:2  a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; Isa 61:3  a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.

El hombre al igual que los arboles debe producir fruto así como de manera semejante las hojas de muchos de los árboles son de carácter medicinal, por ejemplo el eucalipto. Las Sagradas Escrituras dicen que las palabras de los sabios son medicina.

Eze 47:12  Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.

La flor aunque efímera provee belleza a los arboles de igual modo la vida en el Señor imparte belleza a la vida del creyente.

El hombre al igual que el árbol es plantado en esta tierra para llevar fruto. El árbol requiere estar cerca a una fuente de agua para poder crecer. Nuestro redentor dijo a la Samaritana que el es la fuente de aguas de vida. Juan 4. El fruto de los arboles provee alimento y vida a los demás como las buenas obras del creyente son provisión de vida a los que nos rodean.

BIENAVENTURADO el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Antes en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Y será como el árbol plantado junto á arroyos de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. (Salmos 1:1-3)

El fruto es precisamente la forma de reconocer a los árboles, el manzano da manzanas, el durazno da duraznos etc. Análogamente el creyente produce frutos que le identifican como tal.

Porque no es buen árbol el que da malos frutos; ni árbol malo el que da buen fruto.

Porque cada árbol por su fruto es conocido: que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.  (Lucas 6:43-44)

El fruto del creyente es uno en esencia pero plural en nutrientes:

Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.  (Gálatas 5:22-23)

Muchos hermanos equivocadamente dicen:”los frutos del Espíritu” mas la Escritura es clara en decir “el fruto”, en singular, porque si bien se mencionan muchos elementos del fruto, el tal es solo uno.

Las raíces de los árboles buscan el agua así el espíritu del creyente busca las aguas de vida del Salvador. Además las raíces contribuyen a evitar la erosión de la tierra. El creyente, árbol alegórico, evita la erosión de este mundo de manera que no se convierta en un desierto o a lo menos forman un hermoso oasis en medio de la sequedad de este mundo.

El viento difunde y esparce las semillas a otros lugares para proveer de árboles fruto y vida a otros lugares. La palabra viento tanto en griego como hebreo usa la palabra que se refiere tanto al viento como al Espíritu (gr. Neuma. Heb. Ruaj) De esta manera vemos que la difusión de la Palabra del Creador es el Espíritu del Altísimo.

Los árboles son importantes a la hora de producir oxígeno, aire puro, y reducir el dióxido de carbono en la atmósfera. El creyente trae la frescura del viento del Altísimo a su entorno y reduce los niveles de maldad en el ambiente.

¿Cuántos árboles hay en un fruto?¿Dos, tres, cuatro?

Les digo que millares de millares. Si usted siembra un árbol y  frutal, cada fruto es portador de al menos una semilla que también potencialmente producirán otros árboles si se les siembra y así sucesivamente hasta el infinito. Vemos entonces que el fruto de los árboles siguen un proceso multiplicativo se usa el principio de muerte sepultura resurrección.

El principio de muerte-sepultura- resurrección opera en cada semilla. Esto lo dijo nuestro Redentor:

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva. (Juan 12:24)

El creyente debe morir al viejo hombre, debe sepultar a su viejo yo para así poder germinar hacia un nuevo hombre. Este es el principio clave de la nueva vida en el Salvador.

La maldición del Creador reposa sobre el árbol que no da fruto. Porque los arboles son creados para dar fruto, esto es inherente a ellos. El ser humano ha sido creado para dar fruto por esa razón todo aquel que no lleve buen fruto esta próximo a ser maldecido.

Jud 1:12  Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;

Luc 13:6  Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Luc 13:7  Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Luc 13:8  El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Luc 13:9  Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

Algunas personas encalan los tallos de los árboles para protegerlos de las plagas dañinas.

Sin embargo el Señor tiene mejores métodos. Aún los contratiempos de la vida son de beneficio para el árbol bueno. Por ejemplo las duras heladas del invierno, si bien, son una prueba difícil de pasar para los árboles ellas eliminan las plagas propias de los árboles. Así que lo que pareciera ser una contrariedad se convierten en una bendición. Como cuando el creyente afronta diversas pruebas que en vez de secarlo le proveen de nueva vida.

Despedregar el lugar donde los árboles son plantados les ayuda a aprovechar la tierra al máximo. Nuestro Padre celestial también va despedregando nuestra vida quita por medio de su providencia aquellas piedras que obstaculizan que nuestras raíces se afiancen y nos den firmeza.

El hombre no se afirmará por medio de la impiedad: Mas la raíz de los justos no será movida. (Proverbios 12:3)

El crecimiento es algo inherente a los árboles es anormal que un árbol no crezca. Solo algunas rarezas como los bonsái no crecen. El crecimiento nos habla de extenderse hacia los arriba hacia la patria celestial. En la vida del creyente es normal crecer y desarrollarse, por el contrario, no crecer es señal de anomalía.

Mat 13:31-32  Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

Sal 92:12  El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Sal 92:13  Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Sal 92:14  Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes,

La madera que es un producto del árbol tipifica la humanidad. Si consideramos los tipos del Salvador tales como el arca de Noé, la vara de Aarón que reverdeció, el arca del Pacto, la escalera de Jacob, todas ellas fueron hechas de madera y nos hablan de la humanidad del Salvador. Los árboles pues nos hablan del carácter humano de los descendientes de Adán.

El árbol necesita de la luz del sol para vivir, crecer, y producir fruto. Este proceso se llama fotosíntesis. El creyente necesita la Luz del Salvador para vivir crecer , dar fruto y multiplicarse.

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida..  (Juan 8:12)

Los árboles que no dan fruto son cortados no de tallo sino de raíz para que no usen inútilmente el generoso suelo que otros árboles fructíferos podrían usar con beneficio para los demás.

Mat 3:7-10  Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.

El árbol da sombra al cansado, es decir, provee refrigerio y alivio al alma fatigada. El árbol es también nido para las aves como el creyente es resguardo al indigente.

Nuestro Creador en su misericordia dio oportunidad a un terrible pecador de dar buen fruto. No lo cortó de raíz. Sino dejó  una cepa para que volviese a crecer dándole así una invaluable oportunidad de llevar buen fruto. (Daniel 4:18-28)

El dueño de la higuera dio tiempo y oportunidad para que ella diera fruto. Se le prodigó con abono. Los creyentes somos prodigados con las bendiciones del Santo Espíritu para llevar fruto si no hiciésemos así solo mostraríamos ingratitud ante las bendiciones del creador.

Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después. (Lucas 13:6-9)

De alguna manera los creyentes somos como árboles al revés, Tenemos afianzada nuestras raíces en el cielo y nuestros frutos en la tierra.

Conclusión:

Y tú hermano: ¿Das frutos de justicia? ¿Das sombra al cansado? ¿Das refugio a las aves? ¿Tus hojas son medicina al alma enferma? ¿Tus raíces están afianzadas y nutridas por las aguas de vida? ¿Das alimento alcanzado? ¿Qué árbol eres?

@ Pablo Ortega. Todos los derechos reservados.

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