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¿Qué tienes a disposición?

Oración: Padre Celestial, Dios de Abraham, Isaac y Jacob; Reconociendo nuestra condición de barro y con el grato placer por el tesoro tan especial que has depositado dentro del mismo, estamos delante de tu presencia para rendirnos a tu perfecta voluntad y rogamos que envíes sobre nosotros una unción fresca que por medio de tu santa Palabra ilumine nuestros corazones y entendimiento para que comprendamos cuales son tus santos propósitos y entendamos una vez mas que la excelencia del poder en todas tus obras  es tuya y no nuestra. A ti sea la gloria, la honra y la alabanza por los siglos de los siglos, Amen.

Introducción:

En el nombre poderoso del trino Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo Quisiera explayar a través de un pasaje bíblico que vemos reflejado en el antiguo testamento en el libro de Éxodo el capitulo 4 y versículos 1 al 4 un tema de mucha trascendencia en la actualidad.

“Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: no te ha aparecido Jehová.

Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y el respondió una Vara.

El le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra, y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y el extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano.

Encontramos aquí un contexto de extremo sufrimiento, donde podemos contemplar al pueblo de Israel sufriendo una gran y cruel servidumbre en la tierra de Egipto.

En Génesis desde el capitulo 41 notamos que hubo un tiempo donde se sintió gran hambre en toda la tierra. Dios había usado la vida de un hombre llamado José y lo había puesto en la tierra de Egipto alado del faraón como gobernador para almacenar alimento. José estando en ese lugar, decidió traer a su padre Jacob (Israel) ubicándole juntamente con todos sus hermanos en extensas tierras. Los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron en gran manera en la tierra de Egipto. Pasados algunos años, ya muerto José, se levanto un nuevo Faraón y viendo que los Hijos de Israel eran muchos sobre la tierra de Egipto, tuvo gran temor, preparo a su ejército y sometió al pueblo de Israel en severa esclavitud. Y dijo también a sus generales, “para que no sigan en crecimiento este pueblo, mataremos a todo hijo varón que nazca entre ellos arrojándole en el agua”. Ese gran sufrimiento estaba viviendo el pueblo de Israel, pero en ese sufrimiento Dios había preparado a un hombre a quien usaría con gran poder para contrarrestar al Faraón y sus generales y sacar en victoria a su pueblo.

Hermanos hoy vemos cuantas cosas dentro de las iglesias. Cosas que repudiamos. Tanta frialdad, egoísmo, hipocresía, entre otras muchas cosas. El Diablo con toda su furia esta sometiendo a servidumbre a muchos porque cuando el pueblo de Dios crece, el Diablo tiembla; cuando hablo de “Pueblo de Dios” hablo de un pueblo apartado del mal, un pueblo Santo, limpio y purificado por la sangre del cordero de Dios; Cuando este pueblo crece, el Diablo tiembla. Y allí es cuando busca frenar este crecimiento. Busca alguien débil, la Biblia dice en el libro de 1º Pedro cap. 5 Vers. 8 “Sed Sobrios y Velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”

Muchas veces se entrona o se introduce en las vidas de distintas formas con distintos tipos de espíritus, incluso en diversas personas que asisten años en las iglesias pero se han descuidado en la oración, se han inclinado al costumbrismo y llevan una vida de religiosidad, los cuales influenciados por Satanás comienzan a dar muerte través de heterogéneas manifestaciones a los que se comienzan a levantar, a los que están creciendo, a los que están naciendo espiritualmente. Así y de muchas otras formas el diablo procura detener el crecimiento del “Pueblo de Dios”, pero en medio de esta atrocidad espiritual, Dios siempre tiene un Moisés que quiere usar con gran poder y dar victorias a su pueblo. Satanás y los suyos siempre se levantara y hará guerra para frenar al pueblo de Dios, pero este pueblo seguirá creciendo porque el poder de Dios es mayor que el poder del mal y no ha cambiado, es el mismo de ayer, de hoy y seguirá siendo el mismo por lo siglos de los siglos. Aleluya.

Cuando la persona comienza a vivir una vida de religiosidad olvidándose del verdadero y esencial propósito de asistir al templo, ya asiste por mera costumbre. El tiempo de la reunión ocupa en buscar y encontrar los errores de los demás aun mínimos sean, empieza a realizar estadísticas del mejor o peor cantor o predicador. El diablo es sabio y sutilmente entra en las vidas descuidadas en la oración y consagración de esta manera.

Consecuentemente aparece también el creerse mejor que otro y todo lo que hace ya no es para impartir bendición para la gloria de Dios sino para ser visto, mostrar lo que puede hacer y crear así un estado competitivo dentro de la casa de Dios.

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