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Un mal negocio

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: Un mal negocio

Predicas Cristianas Texto Bíblico: Eclesiastés 5:13-14

INTRODUCCIÓN

La Biblia enseña que el campo de batalla donde Satanás pelea contra Dios es en la mente, es ideológico, la guerra en la que cada cristiano está involucrado es un conflicto entre la verdad y el error, no es una competencia entre obras buenas y malas.

El principal objetivo de Satanás es confundir, negar y corromper la verdad con tanta mentira como sea posible, y eso significa que la batalla por la verdad es muy seria; ser capaz de distinguir entre doctrina sana y el error, debería ser una de las prioridades de todo cristiano como lo es el defender la verdad contra las falsas enseñanzas.

Las cosas más importantes en la vida no llegan sin esfuerzo, aunque hay batallas en la vida que no valen la pena lucharla, como son las batallas por los placeres del mundo, o quizás un despido en el trabajo ya que puede ser lo mejor que podría suceder para decidirnos a buscar otro mejor.

Pero cuando vemos que las bendiciones se escurren de nuestras manos, debemos entrar en lucha para proteger y preservar lo que nos pertenece, una amenaza para nuestro ministerio significa una lucha; una amenaza para nuestro hogar significa una lucha; una amenaza para nuestro matrimonio o nuestra salud significa que es el momento de luchar, y la disposición para luchar contra una amenaza es necesario tenerla, aunque por algunas situaciones no vale la pena que luchemos si el Señor nos muestra que es el camino a una bendición mayor.

Leamos la Palabra de Dios

Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano”.

Un mal negocio

¿Alguna vez se vio involucrado en una lucha y después se dio cuenta de que todo se trataba del ego? Las luchas del ego son irracionales porque el ego nos dice que lo único importante somos nosotros, pero cuando la lucha es por una buena causa, uno toma decisiones razonadas pues no se trata realmente de uno, sino que se trata de nuestro llamado para servir a Dios.

Declararse a favor de la verdad fue siempre impopular, pero eso Dios no detuvo a los apóstoles para confrontar de frente los errores, Pablo fue justo con sus oponentes en el sentido que nunca modificó lo que ellos enseñaban ni dijo mentiras de ellos, pero Pablo reconocía sus errores; Pablo hablaba la verdad con la paciencia de un padre, pero cuando las circunstancias justificaban una franqueza más fuerte, Pablo podía hablar muy directamente.

Es así que ni siquiera una vez le vemos invitando a dialogar a falsos maestros o aficionados equivocados en la religión, ni tampoco que aprobara esa estrategia aun cuando alguien de la estatura de Pedro cayó ante el temor de lo que otros pudieran pensar, sino que mostró una deferencia de los falsos maestros, fue así que:

cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?Gálatas 2:11-14

Pablo comprendió que vale la pena pelear por la verdad, y sin dudar se levantó en defensa de la verdad a pesar de que no era popular hacerlo.

La fe no es negociable

La fe no se cambia por nada ni por nadie, muchas veces cuando hablamos de miserable, lo primero que nos viene a la mente es una persona sin dinero, o simplemente una persona sin nada, pero si vemos a historia donde:

había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentadoLucas 16:19-25

Podemos ver que Lázaro era un miserable mendigo que no tenía nada en esta tierra y  lo que comía eran las migajas que caían de la mesa del rico, pero llega la hora en que ambos mueren y podemos ver cómo cambia la historia, ahora es el rico quien mendiga desde el infierno y Lázaro está disfrutando de los tesoros y riquezas celestiales que son para siempre.

La fe no se cambia por nada

La fe no es negociable, y si lo haces es un mal negocio pues la fe no tiene precio, tal vez podemos decir: Yo tengo fe, voy a la iglesia todos los domingos, creo en Dios y veo que Dios me ayuda cada día de mi vida; y eso es cierto, pero no nos ponemos a pensar todas nuestras faltas y cuantos pecados cometemos a diario, cuantas veces le fallamos a Dios en nuestro día a día.

No pensamos que cada vez que adulteramos negociamos nuestra fe por un momento de pasión, cada vez que mentimos negociamos nuestra fe por salir de un apuro a través de una mentira, cada vez que robamos negociamos nuestra fe por lo que robamos, cada vez que cometemos un pecado estamos negociando nuestra fe por un pecado, cada vez que ofendemos a Dios negociamos nuestra fe; y lo más triste es que estamos negociando con satanás y sus demonios, y el precio de tu fe es el valor del pecado que cometes.

Si alguien te preguntara cuando vale tu fe, seguramente dirías: Yo creo en Dios con todo mi corazón, y mi fe no tiene precio, pero ¿sabes lo que te diría Dios que conoce todos tus pasos, todos tus pensamientos y todos tus caminos?, tal vez te diría mentiroso, engañador, hipócrita; o tal vez te diría: Varón esforzado y justo, fiel y firme, porque la realidad es que solo tú y Dios saben cuál de estas dos respuestas te daría.

A Dios no lo podemos engañar

Tengamos en cuenta que a Dios no lo podemos engañar, como tampoco al hombre o la mujer de Dios podemos engañarlos, recuerdan cuando:

cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a DiosHechos 5:1-4

Ananías y Safira su mujer cayeron muertos cuándo quisieron esconder su pecado, y el pecado fue que negociaron su fe a cambio de dinero.

En la Biblia hay muchas personas que tenían más fe en cosas de la tierra que en las cosas que de verdad importan y que son las cosas de arriba; Dalila a Sansón:

le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombresJueces 16:15-17

Vemos que Sansón que cambio su fe por las mujeres, es que satanás sabe los que nos gusta, sabe nuestros puntos débiles y los usa para destruir nuestra fe, pero esto ocurre solamente si estamos dispuesto a negociar la fe a cambio de los placeres del mundo.

Hay muchas historias similares en la Biblia donde lo que todas tienen en común es que la mayoría de los personajes perdieron por querer ganar dinero, bienes, y placeres del mundo negociando la fe, no pensaron que cuando realmente se ama a Dios, la fe no se negocia por grande que sea la oferta.

Conclusión

Dios es amor, pero también es fuego consumidor, nos da muchas oportunidad de levantarnos cuando caemos, nos perdona muchas veces, pero cada uno de nosotros tenemos una cantidad de perdón y esa cantidad es diferente en cada uno, no sabemos cuál es la gota de pecado que rebosará el vaso pues solo lo sabe Dios, pero cuando agotamos estas oportunidades y llenamos la copa, el juicio de Dios cae sobre nosotros.

Solo puedo aconsejar que no juguemos con Dios, que no negociemos nuestra comunión con Dios, que no negociemos nuestra fe ya que no se puede cambiar ni negociar por nada de este mundo; pongamos nuestros ojos en Cristo, no hagamos negocio con nuestra fe, y si alguno esta en pecado, si alguno está negociando su fe, el mejor negocio sería romper ese contrato con el enemigo e ir a Jesús quien te perdonará tus pecados.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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