La flor de harina no era diezmo por que no dice una décimo de efa de flor de harina, era entonces un voto, ofenda de paz, o voto para el bienestar y la buena salud. Pero también, era una primicia, por que la ofreció al entregar a su primer hijo.
Este tipo de ofrendas, según Lev 23:13, debía ser amasada con aceite, pero donde estaba el aceite de la ofrenda de Ana?
El aceite lo colocó Dios.
La Biblia no me habla de ceremonia de unción de Samuel o de consagración, pero yo veo en este pasaje un cuadro donde Ana viene con su pacto, con su ofrenda a comer una vez mas delante de Dios, y mientras la familia sentada compartía el voto con Dios, Dios sonreía y decía, este es mi ungido.
Ana no llevo aceite para su ofrenda, por que el aceite para ungir sacerdotes, santo es, y ese día el aceite lo proveyó Dios, con su Santo Espíritu que reposo sobre Samuel desde ese día, y en adelante camino delante de su presencia.
Ni siquiera hizo pataleta por que su mamá lo dejaba en el templo por que había sido ungido.
Una ofrenda abundante, no le bastó 1 becerro ella trajo tres, no le bastó dos décimas de efas ella trajo un kilo.
CONCLUSIÓN
Una vez hacemos sacrificio para apartarnos del pecado, es necesario cambiar nuestra conducta. Debemos desaprender y permitir ser re-educados e instruidos para poder desarrollarnos como verdaderos ministros que caminan en santidad.
El hecho de estar llamados por Dios para desarrollarnos ministerialmente, nos insta a hacer un mayor esfuerzo para entrar en procesos de discipulado y formación de liderazgo, donde al ritmo y bajo la cobertura del padre de la casa, sujetos y en obediencia, podemos esperar la unción del Espíritu Santo que nos aparta para andar delante de Él, y hacer su voluntad.
© Alejandra Borda. Todos los derechos reservados.