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El llanto de un hijo

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: El llanto de un hijo

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Génesis 21:8-21

INTRODUCCIÓN:

He oído muchos mensajes de Sara, como madre, pero muy pocos de Agar y su maternidad. Para la primera, la llegada de Isaac fue un motivo de mucha alegría. Pero en el caso de Agar, la llegada de su hijo, pese a haber alegrado al principio a Abraham y su mujer, no fue siempre fue un motivo de gozo. Observe que la forma como vino fue por un encargo.

Es como una madre moderna que no puede tener un hijo y entonces busca un vientre en en alquiler y de esta manera logra su propósito. Agar era esclava y lo único que tenía que hacer era obedecer la orden de su ama Sara. Así que Agar no tuvo opciones. Usted puede ver que ella no se casó. No tuvo una boda anticipada.

No hubo alguna fiesta que anunciaba su unión matrimonial con un hombre escogido por Dios. Ella fue un simple objeto que se usó para procrear un hijo por el capricho de otra. Y de esta manera ella trajo un hijo al mundo por la decisión de Sara y por adelantarse a lo planes del cielo.

No sabemos si ella estaba preparada para la maternidad, pero lo cierto es que fue madre sin que se planificara su embarazo. De esta manera, cuando su hijo nació, y en la forma cómo vino, fue motivo de gozo para el padre, pero de rechazo por parte de la ama.

El hijo creció en un hogar donde fue amado por el padre, pero rechazado por quien después de todo ya no lo necesitaba para sus propósitos. Ahora Agar le tocó que enfrentar un amargo dolor pues tuvo que salir del lugar donde vivió, ser echada por su ama y aunque fue duro para Abraham, él tuvo que despedirla junto con su hijo. La escena no podía ser más conmovedora.

Ahora ella está en el desierto con su hijo Ismael, símbolo de soledad, tristeza y de escasez. Y esta historia llega a su cumbre cuando vemos a un hijo llorando. Mis amados, a nadie le importa más el llanto de un hijo que a la madre que lo parió. Abordemos este tema en el día de las madres. ¿Qué hay detrás del llanto de un hijo? ¿Por qué una madre es la que más interpreta el dolor del lloro de su hijo?

I. EL LLANTO DE UN HIJO PUEDE SER EL RESULTADO DE UN RECHAZO

1. El conflicto familiar (vers. 9)

Como era de esperarse, lo que mal comienza mal termina. Sara, en vista de su esterilidad, y en un momento de desesperación por tener descendencia, le propuso a su marido que se llegara a su esclava Agar para que le diera un hijo. Abraham “atendió el ruego de Sarai” y como resultado nació Ismael (Génesis 16:2).

Pero cuando la esclava quedó embarazada miraba con menosprecio a su ama de modo que esta situación creó un conflicto mayor, poniendo pronto a Agar fuera de la casa. Al final Dios cumplió la promesa hecha a Abraham que sería un hijo suyo y no Ismael el que le daría la descendencia.

Sara tuvo a su hijo Isaac, pero cuando este creció, Ismael se burlaba de él. De modo, pues, que las peleas en la tienda de Abraham tenían que ser muy grandes. Había una guerra civil entre dos mujeres, dos hijos y Abraham de por medio. Pero Sara le puso fin al conflicto enviando fuera de la casa a la esclava con su hijo para siempre.

Algunas pruebas llegan a ser el producto de nuestras propias actuaciones. Las burlas de Ismael no eran gratis. Él ya sentía un rechazo. Hay madres e hijos que sufren hoy el rechazo de quienes fueron sus protectores. Hay hijos que no tuvieron una infancia alegre por un conflicto familiar.

2. Despedido por su propio padre (verss. 10-11, 14)

Si hay alguien que estaba sufriendo en esta historia era Abraham. Uno puede imaginarse aquel anciano de cien años mediando y lidiando con aquel conflicto familiar. Y la situación llegó al extremo, pues Sara le ha pedido que saque de su casa a la esclava y al hijo. ¿Cómo reaccionaría usted ante esta situación?

¿Cómo se pondría su corazón al saber que el hijo que ama no lo volverá a ver más? Ahora vea todo el cuadro. Dios le dijo a Abraham que estaba de acuerdo con la decisión de Sara, por lo tanto llegó el momento de la despedida.

Esta va a ser la noche más corta y triste de Abraham. Pero la humillación más grande sería para Agar e Ismael. Así, pues, Abraham tomó un poco de comida y un odre con agua y despidió a la madre y al muchacho. ¿Cuál iba a ser su habitación? ¿Qué dirección iban a tomar? Nadie sabía.

El calor familiar está a punto de perderse. Ninguna sensación debe ser más dolorosa que después de haberlo tenido todo, ahora quedar en una condición de indigencia y en un desierto donde no hay ningún tipo de esperanza. Agar representa a la madre de aquellos que lo han perdido todo. Que llevan sobre sus hombros un “odre” que quedará pronto vacío.

3. El lloro de la juventud (vers. 16)

Este versículo desgarra el alma cuando uno lo lee. La situación de Agar y su hijo Ismael simplemente era dramática. La prueba estaba llegando a dimensiones imponderables e insoportables.

El lloro a cualquier edad por falta de sed o de hambre debe ser desesperante, pero oírlo en un joven a los diecisiete tuvo que ser muy duro. El cuadro simplemente era conmovedor. Como era de esperarse, el odre con el agua pronto se acabó en el desafiante desierto.

Ahora la madre y el hijo están en total abandono. Y la angustia del momento era tal que la madre del muchacho prefirió estar lejos, pues suponía que pronto moría de deshidratación. Ismael llora en la distancia la suerte que ahora le ha tocado vivir. En la casa de su padre no le faltó cosa alguna por ser el primogénito.

Pero ahora su lloro, por la edad misma, es muy doloroso. Hay hijos de madres solteras que lloran su condición. Que lloran su soledad, sus necesidades, sus propias penas y tristezas. Así que esta es la experiencia cotidiana.

En cualquier desierto de la vida oímos un llanto de un hijo que se muere de “sed”. Pero ¿de qué tipo de sed? Sed de amor, de protección, de ser valorado… de ser amado. Solo la madre conoce ese lloro.

II. EL LLANTO DE UN HIJO DEMANDA UNA RESPUESTA

1. Por qué Isaac y no yo (vers. 10)

No sabemos si Sara cuando se llamaba Sarai tenía las reacciones que reveló después que tuvo a Isaac. El asunto es que los hijos siempre traen cambios a la vida, incluyendo el carácter en algunos casos. El cambio de Sara tuvo que ser previsible, pues llegó a tener a Isaac a los 90; eso significaba 25 años después de la promesa dada a Abraham.

Pero no solamente lo era por su edad, sino también porque Sara había entendido que no sería Ismael, sino Isaac el heredero de la promesa. Así Sara puso en orden todas las cosas en la casa. Abraham no lo entendía. Las palabras de su esposa, defendiendo la promesa que incluía la herencia y la llegada de una gran nación a través de su hijo legítimo fueron muy duras para él.

Pero cuando oyó que Dios mismo estaba de acuerdo con Sara, Abraham cambió de parecer y obedeció. Por cierto, en esta historia vemos a Abraham en una de sus más grandes virtudes que lo hizo el padre de la fe: su obediencia absoluta a Dios sin poner ninguna queja. Pero Ismael no entendía nada. Él no sabía por qué no era él el heredero de la promesa. Él no sabía que era Isaac y vivió creyendo otra cosa.

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