Las disensiones y divisiones existen porque las personas son diferentes, tienen necesidades diferentes, carácter diferente, problemas diferentes, y realidades diferentes, por eso dijo el Señor:
“Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado” Isaías 40:1-5.
Existirán personas que tienen muchos valles, otros que tiene muchos montes, otros con muchos caminos torcidos, y otros con un carácter o pasado complicado, como también existirán aquellos que combinarán dos, tres, cuatro defectos.
Igualmente existen valles y valles, pues no todos son iguales; existen montes y montes, collados y collados; no todos tendrán el mismo tamaño ni la misma altura, ya que existen personas que crecieron con padres, cuyo carácter y ética eran muy rectos, pero también en la misma iglesia puede haber personas que crecieron solos, que provienen de padres separados, o que crecieron en la calle, y todos por igual, un día conocieron a Jesús y recibieron el perdón.
La palabra de Dios dice:
“Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados” (1 Corintios 11:19)
Y esto porque somos hombres, y aún no fuimos perfeccionados en toda la Palabra, y por causa de nuestra fe y conocimiento de la Palabra, la reacción de cada persona, la respuesta a los pecados, su cambio de vida puede ser lento o rápido, y esto causará disensiones y divisiones.
Pero también debe existir la manifestación de los que son aprobados, que es lo que realmente importa, pues:
“Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te enojares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos a tierra de enemigos, lejos o cerca, y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos hecho; Si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que he edificado a tu nombre; tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti. Ahora pues, oh Dios mío, te ruego estén abiertos tus ojos, y atentos tus oídos a la oración en este lugar” 2 Crónicas 6:36-40.
Por esto, lo importante es que tengamos una misma actitud hacia el pecado, que sepamos que la paga del pecado es muerte, y que por causa del pecado, nuestro Señor Jesucristo tuvo que morir en la cruz, derramando su sangre.
De manera que tenemos que ser muy firmes respecto al pecado, hay que luchar para no cometer pecado, y cuando se comete, hay que esforzarse para obtener el perdón de Dios y restituir como dice la Biblia.
Esta es la manifestación de los aprobados, que ante el pecado, reconozcamos los nuestros, que reconozcamos nuestros errores delante de Dios para confesarlos y arrepentirnos, cambiando, alejándonos del pecado, luchando para no pecar más, pero también restituir lo que el pecado causó.
Esta es la manifestación de los aprobados, no hay hombre que no peque, y ningún pecado es más liviano o más pesado, aunque algunos dejan huellas más grandes o algunos son fáciles de restituir, y otros muy difíciles y costosos, pero es necesario mostrar los signos de ser un aprobado de Dios a través del verdadero arrepentimiento y restitución.
Por eso debemos saber qué es la Santa Cena, que participemos con discernimiento sabiendo las implicancias, sabiendo discernir el bien y el mal, por qué se hace y si tenemos realmente que participar, pues muchos escuchan la palabra de Dios, muchos hablan de Dios, de Jesucristo, del Espíritu Santo, pero pocos conocen o disciernen las implicancias.
Hablan de misericordia, de amor de Dios, de perdón, pero no hay discernimiento, pues escuchan o leen la Biblia, pero no tiene ninguna reacción, ni su vida muestran signos de que entendieron las Palabras de Dios mediante cambios concretos, y por eso dice hoy el Señor: “Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo” 1 Corintios 11:31-32.
Así que las disensiones y divisiones son causadas por causadas por las concupiscencias de los hombres cuyos pecados no han sido curados:
“Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios” Romanos 15:5-7
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