Extendiéndome a lo que está delante

David N. Zamora

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Extendiéndome a lo que está delante

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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Extendiéndome a lo que está delante

Introducción

Toda la epístola de Pablo a los filipenses es un llamado a avanzar y crecer en la vida cristiana. Pablo está convencido de que la riqueza que encontró en Cristo vale mucho más que toda su propia grandeza humana anterior, por lo tanto, todavía tiene mucho camino que recorrer: no ha llegado a la perfección,[1] pero está enfocado en llegar a la meta.

Para Dios el estancamiento (paralización) no es una opción. Su voluntad él la revela de forma progresiva. Así el desea que sus hijos avancen progresivamente. La biblia es clara al decir que la vida de los justos está en constante crecimiento:

  • No obstante, proseguirá el justo su camino, y el limpio de manos aumentará la fuerza.” (Job 17:9).
  • El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano.” (Salmo 92:12).
  • Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.” (Proverbios 4:18; cf. 2 Corintios 3:18).

Aunque Pablo aprendió a contentarse cualquiera fuera su situación (Filipenses 4:11), él nunca podría contentarse de sus logros espirituales porque siempre anhelaba más. No se dio por vencido ni creyó que ya todo lo que había logrado en su ministerio era suficiente.

Notemos sus palabras: “No quiere decir que yo ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante trabajando para poder alcanzar aquello para lo que Cristo Jesús me salvó a mí.” (Filipenses 3:12 NBD).

La ilustración del corredor es una de las más favoritas de Pablo (1 Corintios 9:25-27; 1 Tesalonicenses 2:19-20; 2 Timoteo 2:5). En estos versículos de Filipenses 3:12-16 se observa como Pablo tiene en mente a un corredor de campo y pista que se esfuerza por alcanzar la meta.

Y así ocurre en la carrera cristiana. A cada cristiano se le da un lugar especial en la «pista» para su propio servicio y cada uno tiene una meta establecida por Cristo que debe alcanzar.

Pero ¿Cómo alcanzamos la meta que Dios ha fijado para nosotros?

En primer lugar, debemos ser sinceros con nosotros mismos y admitir dónde estamos, como dijo Pablo «No que lo haya alcanzado ya» (Filipenses 3:12).

Pablo sabía que la iglesia estaba siendo turbada por personas que creían haber alcanzado la perfección. Él rechaza rotundamente las pretensiones de ellos diciendo, por decirlo así: “Esa no ha sido mi experiencia”.[2]

En la vida cristiana hasta que no alcancemos la meta final para la cual Dios nos salvó en Cristo Jesús, estamos creciendo y madurando espiritualmente, santificándonos día a día, corriendo la carrera sin detenernos. (Efesios 4:11-16).

En segundo lugar, debemos empeñarnos en terminar la carrera y no permitir que nada nos distraiga. (Filipenses 3:13)

Una cosa hago

Las cartas de Pablo descubren que era un hombre que tenía objetivos, metas y ambiciones en su vida y ministerio.

Una cosa hago, es la expresión que usa Pablo para revelar que era un hombre de propósitos. Él renunció a todo lo demás que pudiera tener relevancia en su vida, y se enfocó en un solo objetivo: ser como Jesucristo. [3] Y no se creía haber alcanzado su mayor propósito que era la semejanza a Cristo la cual procuraba con todas sus fuerzas, y por quien todo lo tenía por basura para ganar a Cristo (Filipenses 3:8).

Pero esta expresión me dice, además, que Pablo era un hombre de iniciativa y compromiso con Dios y consigo mismo. Él no esperó que otros hicieran para él hacer; él no esperó que otros se movieran para él moverse; él no esperó que otros corrieran para él correr. “Una cosa hago” Lo que tengo que hacer lo hago, aunque otros no lo hagan.

Sólo las personas que están dispuestas a hacer lo que todas las demás no quieren hacer, tendrán resultados diferentes y serán gente de éxito en la vida. La cuestión no es tener suerte, sino pagar el precio y avanzar en la dirección que apunta el dedo de Dios,

Pablo no era un hombre pasivo.

Su pasión por Cristo lo llevó a asumir retos difíciles y peligrosos para su vida porque su mayor anhelo era alcanzar la semejanza a Cristo y llenar la tierra con el conocimiento del evangelio de Cristo.

¿Qué prefieres? ¿buscar un escape en vez de asumir un desafío? ¿conformarte con lo bueno cuando hay algo mejor? ¿dejarte cautivar por un estatus quo que no te permite explotar el potencial que Dios puso en ti? ¿dejarte cautivar por el consumismo de este tiempo que solo piensa en vivir cómodo y no invertir para Dios?

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David N. Zamora
Autor

David N. Zamora

Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios y Pastor Principal de la Iglesia Misionera de Tampa. Con títulos en Teología y Biblia de EDISUB e ISUM. Casado con Raquel Gonzalez

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