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Cuando el Señor nos habla

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Texto Biblico: Éxodo 35:4-10Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel y les dijo: Esto es lo que Jehová ha mandado: Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce, azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, y piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. Todo sabio de corazón de entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que Jehová ha mandado”.

Introducción

Cuando el Señor nos habla, no es solo para mostrarnos su amor y que está junto a nosotros. Sino que debemos entender que nos esta dando una orden. Una orden que debemos cumplir con diligencia y alegría, a pesar del costo que pudiera tener para nosotros. Debemos ser sabios de corazón y cumplir con las cosas que Él nos manda para así lograr todos sus beneficios.

Moisés había convocado a toda la congregación de los hijos de Israel para decirles las cosas que Jehová había mandado que sean hechas. (vers.1). Ahora Moisés traslada al pueblo lo que Dios manda.

De igual manera el Señor en la actualidad da su mensaje para que a través de sus siervos sea trasladado al pueblo. Debemos entender que la palabra de Dios o que cuando el Señor nos habla, no es un pedido.

Cuando Dios nos habla, no es algo que debemos cumplir si nos place, si tenemos tiempo o si tenemos ganas. La palabra de Dios es una orden que emana de nuestro Padre celestial. Es algo que no podemos cuestionar, sino que debemos cumplirla con diligencia.

Como hijos de Dios

Como hijos de Dios, debe existir dentro nuestro una inquietud permanente y que bulle dentro nuestro por dar respuesta a los mandatos del Señor. ¿Cuantos cristianos se pierden las bendiciones, pierden o retrasan sus ministerios por dudar si es realmente la voluntad del Señor o si es el tiempo del Señor, en lugar de cumplir rápidamente con aquello que inquieta su corazón?

Si tu corazón esta inquieto porque sientes un ministerio fluyendo dentro tuyo. Si tu crees que el Señor te ha llamado o te está llamando a cumplir una tarea, prepárate para obedecer esa orden que el Señor te esta haciendo sentir.

Deja de dudar o cuestionar y simplemente obedece, deja ya la tibieza espiritual para convertirte en un cristiano de fuego. Un cristiano lleno del fuego del Espíritu Santo. Un cristiano que irradia de ese calor a cuanta persona esté cerca para que le alcance el fuego del Señor también.

Las dudas

Tu conoces cuán sutilmente se infiltra el enemigo, y cuantas estratagemas puede emplear para llevar adelante su tarea destructiva. Sabemos que la duda o los cuestionamientos a una orden del Señor son estrategias que el diablo emplea. Las emplea  para evitar que los cristianos tibios cumplan los propósitos de Dios. El Señor nos dice. “Por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. (Apocalipsis 3:16).

Si eres tibio te alejas del Señor. A través de la dudas el enemigo logra que tu entres a tomar parte de su plan. Que tú sirvas para para retrasar la obra del evangelio. Es allí donde te conviertes en un cristiano tibio. Un creyente al que solo le interesa asistir a las reuniones. Un cristiano que deja de hacer la obra, y no avanza en la dirección que el Señor le está marcando. 

Cuando el Señor nos da una orden

Debemos entender que cuando el Señor nos da una orden es para que la cumplamos. No se trata de una inquietud que Dios tiene y nos las presenta, o pone a nuestra consideración para que nosotros la estudiemos y decidamos por nosotros mismos si es conveniente llevarla a cabo o no. Además, la palabra nos exhorta. “¡Ay del que pleitea con su hacedor!” (Isaías 45:9).

Es el Señor quien te esta diciendo: Deja ya de cuestionarme y ponte a trabajar. Entiende que Dios es Dios, Él es el rey y en Él descansa la sabiduría. Por ello es Él quién sabe qué es lo más conveniente para cada uno de nosotros. “Salió toda la congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés” (vers. 20). Ninguno se quedó a discutir la orden, o si era conveniente aquello que se les estaba ordenando.  Simplemente acataron el mandato, y partieron a buscar lo que se les había pedido, no había tibieza en ellos.

Quien se precie de ser un buen hijo de Dios debe saber acatar las órdenes de su Padre. Y con un corazón humilde, cumplirlas sin discusión o duda. La escritura nos manda: “Honra a tu Padre” (Deuteronomio 5:16). Y a nuestro Padre celestial debemos honrarlo cumpliendo diligentemente sus órdenes.

Si sientes un fuego quemándote por dentro, si es que verdaderamente estás sintiendo un ministerio dentro tuyo. Solamente te cabe prepararte para dejarlo fluir, y adornar de esta forma la casa del Señor. Piensa que si así no lo hiciéramos, nos convertiríamos en unos hijos rebeldes que no honran a su Padre. Y por ello nos estaríamos distanciando de Él.

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